Un caso real Como tantas veces, cada vez que viajaba desde la capital hacia el Sur, por motivos de mi trabajo, me gustaba detenerme a tomar un exquisito

Un caso  real

(No todo lo que brilla es Oro)

Como tantas veces, cada vez que viajaba desde la capital hacia el Sur, por motivos de mi trabajo, me gustaba detenerme a tomar un exquisito  y reponedor café en la Gran Hostería de Curicó. Un negocio limpio y agradable que siempre estaba rebosante de público, familias enteras disfrutaban de sus delicias culinarias. Ciertamente en un trayecto de 800 kms. entre la capital y mi destino final, no había hasta entonces un lugar más concurrido en la ruta.

Siempre quise llegar a tener un negocio como ese, donde la calidad se respira en cada uno de los espacios que este abarca. Todo parece estar en su sitio, como si una mano cuidadosa e invisible  estuviera encima.

Una tarde estuve conversando con mi jefe acerca de la situación de algunos negocios que debía supervisar en la zona sur y luego de un viaje que hicimos juntos, pude  conocer al AFORTUNADO propietario de mi Hostería soñada, el cual se deshizo en muchas atenciones ofreciéndonos su hospitalidad, lo que yo  ignoraba, era la gran amistad que él tenía con mi jefe.

Semanas más tarde recibí en la oficina una llamada del Sur y era de Jaime, el propietario de mi Hostería favorita, quién me invitaba a pasar un fin de semana en una de sus cabañas junto a la Hostería. Accedí y conversamos largamente de muchas cosas, entre las cuales me confesó el mal que estaba aquejando a sus negocios, que sumaban cuatro. Estos eran una estación de Servicio con un pequeño restorant, La Gran Hostería y otra estación de servicio en la ciudad.

Jaime era el hijo  menor de un total de 3 hermanos, quienes vivían en el extranjero como prósperos empresarios, ya que su familia era de origen francés, sus padres que aún vivían, ya estaban retirados y de una muy avanzada edad, por lo que él había recibido el mando de los negocios de sus padres. Su esposa era matrona en el hospital local, con la que tenía 3 hijos.

Luego de recorrer junto a Jaime durante dos días sus negocios decidí ayudarlo en atención a las relaciones de amistad que lo unían a mi jefe.

Jaime era un tipo amable y pacífico de 52 años, se distinguía por su pausado caminar y su buen corazón. Bebía mucho debido a los multiples problemas por los cuales estaban atravesando sus negocios, los que trataba de ocultar a toda costa de sus ancianos padres por causa de su  delicada salud.

A esto se sumaban algunos problemas de convivencia con su esposa con la cual solo mantenía una relación formal. Siempre se había apoyado  en la confianza  que había depositado en su eficiente secretaria, que lo acompañaba en los negocios por casi 15 años, y era ella quien verdaderamente dirigía las cosas.

Mi trabajo se limitó a observar y escuchar por un período de cinco días, conocer a la gente, acompañar a Jaime a sus tareas, que normalmente se limitaban a recoger las recaudaciones de los negocios diariamente, para luego entregarle las planillas a su secretaria y depositar los valores.

Como conclusión al trabajo realizado descubrí que mi soñada Hostería estaba arrojando una perdida mensual de $ 750.000  solo en un lapso de 3 meses desde mi llegada.

En atención a estos antecedentes se trata de determinar, cuales serían las acciones a seguir para ayudar a salir a Jaime de sus problemas, que empezaban a amenazar seriamente  parte de su patrimonio por la cantidad significativa de cuentas por cobrar en el crédito otorgado para la venta de combustible diesel que se elevaba a $ 50 millones de pesos con un arrastre de dos años a la fecha de la medición.

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