Уficaz resistencia de masas a los japoneses
Enviado por jose3434 • 1 de Junio de 2015 • Informe • 1.132 Palabras (5 Páginas) • 222 Visitas
taban los notables locales y los hombres poderosos, desde los señores de la
guerra con sus hombres armados hasta las familias notables y las reliquias de
la estructura del poder imperial, con los que el Kuomintang había llegado a
entenderse. Cuando los japoneses intentaron en serio la conquista de China
los ejércitos del Kuomintang fueron incapaces de evitar que tomaran casi
de inmediato las ciudades costeras, donde radicaba su fuerza. En el resto de
China, se convirtió en lo que siempre había sido potencialmente: otro régimen
de terratenientes y de caudillos corruptos, que resistían a los japoneses,
cuando lo hacían, con escasa eficacia. Mientras tanto, los comunistas movilizaron
una eficaz resistencia de masas a los japoneses en las zonas ocupadas.
En 1949, cuando tomaron el poder en China tras barrer sin esfuerzo a las
fuerzas del Kuomintang en una breve guerra civil, los comunistas se convirtieron
en el gobierno legítimo de China, en los verdaderos sucesores de las
dinastías imperiales después de cuarenta años de interregno. Y fueron fácil y
rápidamente aceptados como tales porque, a partir de su experiencia como
partido marxista-leninista, fueron capaces de crear una organización disciplinada
a escala nacional, apta para desarrollar una política de gobierno desde
el centro hasta las más remotas aldeas del gigantesco país, que es la forma en
que —según la mentalidad de la mayoría de los chinos— debe gobernarse
un imperio. La contribución del bolchevismo leninista al empeño de cambiar
el mundo consistió más en organización que en doctrina.
Sin embargo los comunistas eran algo más que el imperio redivivo, aunque
sin duda se beneficiaron de las continuidades de la historia china, que
establecían tanto la forma en que el chino medio esperaba relacionarse con
cualquier gobierno que disfrutara del «mandato del cielo», como la forma en
que los administradores de China esperaban realizar sus tareas. No hay otro
país en que los debates políticos dentro del sistema comunista pudieran plantearse
tomando como referencia lo que un leal mandarín dijo al emperador
Chia-ching, de la dinastía Ming, en el siglo xvi.2
Esto es lo que un viejo y
agudo observador de China —el corresponsal del Times de Londres— quiso
decir en los años cincuenta cuando afirmó, sorprendiendo a todos los que le
oyeron en aquel momento, incluyendo a este autor, que en el siglo xxi no
quedaría comunismo en ninguna parte, salvo en China, donde sobreviviría
como una ideología nacional. Para la mayoría de los chinos esta era una
revolución que significaba ante todo una restauración: de la paz y el orden,
del bienestar, de un sistema de gobierno cuyos funcionarios reivindicaban a
sus predecesores de la dinastía T'ang, de la grandeza de un gran imperio y
una civilización.
Durante los primeros años esto es lo que la mayoría de los chinos parecían
2. Véase el artículo «Ha Tui reprende al Emperador» publicado en el Diario del Pueblo
en 1959. El mismo autor (Wu Han) compuso un libreto para la ópera clásica de Pekín en 1960,
«La destitución de Hai Tui». que años más tarde proporcionó la chispa que desencadenó la
«revolución cultural» (Leys, 1977, pp. 30 y 34).
4 6 4 EL DERRUMBAMIENTO
obtener. Los campesinos aumentaron la producción de cereales en más de un
70 por 100 entre 1949 y 1956 (Estadísticas de China. 1989, p. 165), presumiblemente
porque ya no sufrían tantas interferencias. Y aunque la intervención
china en la guerra de Corea de 1950-1952 produjo un serio pánico, la
habilidad del ejército comunista chino, primero para derrotar y más tarde para
mantener a raya al poderoso ejército de los Estados Unidos, produjo una profunda
impresión. La planificación del desarrollo industrial y educativo comenzó
a principios de
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