[1 CD-ROM] Incidencia De La CICC En La Legislación Nicaragüense Respecto A La Administración Pública
Enviado por • 11 de Octubre de 2013 • 37.434 Palabras (150 Páginas) • 623 Visitas
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE NICARAGUA
UNAN-León
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
Monografía presentada previo a optar al Título de
LICENCIADO EN DERECHO.
Título:
“Análisis Jurídico sobre la incidencia de la Convención Interamericana Contra la Corrupción en la Legislación Nicaragüense respecto a la Administración Pública”.
Autores:
Br. Norlan Raúl Gómez Zapata.
Br. Ofilio Antonio Hernández Durán.
Br. Julián Antonio Moncada Maradiaga.
Tutor.
Msc. Rodolfo Pérez García.
León, Nicaragua C.A
Mayo 2008.
ii
GÓMEZ ZAPATA, Norlan Raúl, et al., Análisis Jurídico sobre la incidencia de la Convención Interamericana Contra la Corrupción en la Legislación Nicaragüense respecto a la Administración Pública. --Tutor: Rodolfo Pérez García, León, Nicaragua, Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua-León, cl 2008. 141 Págs. --
o
© Norlan Raúl Gómez Zapata.
Ofilio Antonio Hernández Durán.
Julián Antonio Moncada Maradiaga.
Se autoriza la reproducción parcial o total de esta obra, con fines académicos, por cualquier forma, medio o procedimiento, siempre y cuando se incluya la cita bibliográfica del documento.
iii
DEDICATORIA
Un ser humano no es nada sin la gente que le quiere y le acompaña, con la que celebra los triunfos y la que le ampara en las derrotas…por ello, dedico este modesto trabajo a:
Jesucristo, el socialista más grande del mundo, por enseñarme la dimensión liberadora de la fe cristiana, por su conducta intachable, por ser mi paradigma a seguir.
Mi novia, Yanine González, enamorado…por su amor y su apoyo incondicional.
Mi madre, Gregoria Canales, que me susurró al oído las ideas correctas…por su sacrificio, su fidelidad, su ejemplo de honestidad, por su amor inmortal y su apoyo invaluable.
Mis hermanos: Luvy de Yanira, Luis Carlos, y Marco Antonio, por su sacrificio en el hogar, por resistir…
Mis sobrinos: Ana Karelis y Allan Josué, “Contáis con la fuerza de mis brazos para hacer frente a cualquier peligro. Contáis conmigo a pesar del tiempo y la distancia. Contáis conmigo”. Juan Francisco Navas.
El Pueblo de Nicaragua, y cuando digo pueblo no me refiero a los sectores acomodados de la nación, sino a la gran masa rechazada, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia por haber padecido la injusticia y la burla generación tras generación, que ansía grandes y sabias transformaciones en todos los órdenes. Me refiero a los cientos de miles de nicaragüenses que están desempleados deseando ganarse el pan honradamente sin tener que emigrar de su patria en busca de su sustento;
Los obreros del campo que habitan en las chozas miserables, que trabajan cuatro meses al año y pasan hambre el resto compartiendo con sus hijos la miseria;
Los obreros industriales cuyas conquistas les están arrebatando, cuyo futuro es la rebaja en los salarios o el despido, cuya vida es el trabajo inmortal y cuyo descanso es la tumba;
Los maestros y profesores tan sacrificados, abnegados e indispensables al destino mejor de las futuras generaciones y que tan mal se les trata y se les paga;
Los miles de profesionales jóvenes: abogados, administradores, ingenieros, veterinarios, mecánicos, pedagogos, odontólogos, farmacéuticos, artesanos, pintores, escultures, médicos, etc., que salen de las aulas con sus títulos deseosos y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida… cerradas todas las puertas…
Y, por supuesto, a la memoria de los Héroes y Mártires que lucharon por una Nicaragua libre. Y son tantos…
A todos ellos para que el ejemplo de su sacrificio alumbre perennemente con luz propia...
León, 01 de mayo de 2008
Norlan Raúl Gómez Zapata.
iv
AGRADECIMIENTOS
Hace muchos años, le preguntaron al poeta Karl Shapiro para quién escribía, o en quién pensaba, cuando escribía sus versos. Sin titubear contestó que en Catulo. Le hicieron la misma pregunta a Abraham Maslow y contesto que en Spinoza. Supongo, pues, que todos los que escribimos, o que por lo menos lo intentamos, ya sea para la posteridad o sólo para mañana, tenemos en la mente algún juramento antiguo y excelso para el cual escribimos.
En cuanto a mí, mis jueces están por todos lados: a Dios por permitirme reflexionar sobre el problema social de la miseria. Por permitirme estudiar, que frente a la riqueza también hay un ejército mucho más numeroso de proletarios, que delante de esa riqueza abundan miles de desocupados. Por impulsarme en el escenario real de la vida, por hacer que experimentara en carne propia…ese destino y saborearlo moralmente. “¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salvación, e invocaré su nombre.” Sal. 116; 12-13.
A mi primer consejero de confianza, Francisco Porras, desde luego; mis maestros Octavio Martínez, Boanerge Cantillo, Róger Sánchez, Azucena Navas, Arnoldo Montiel y Rodolfo Pérez, sin duda; mi colegio invencible de gigantes intelectuales. Sus consejos, su amistad y su apoyo no tienen precio.
Y, claro, garabateo…para mis hermanos: Luvy de Yanira, Luis Carlos y Marco Antonio. Y tal vez, por un poco de vanidad, que todos los seres humanos llevamos dentro, me hago la ilusión de que algún día se sientan orgullosos de su hermano.
Hay también compañeros, verdaderos compañeros, con quienes he sostenido extensas conversaciones a lo largo de los años en la universidad, en busca de respuestas, tanto personales como profesionales; en cierto modo, he estado unido a ellos en meditaciones y cuestiones acerca del poder y del cambio, de la relación entre la teoría y la practica, de los sueños y de la realidad. Tengo una deuda intelectual para con todos ellos: Luis Cáceres, Miriam Berríos, Ricardo Balcaceres, Manuel Ruiz, Jeannette González Montenegro, Anielka Morales, Marlon Izaguirre, Ofilio Hernández y Arnoldo Montiel. Con ellos aprendí que el triunfo no está en vencer siempre, sino en nunca desanimarse. También quiero darles las gracias a unas personas que de una u otra forma contribuyeron a mi preparación: a la Lic. Luvy, Doña Martha, Horacio y a D. Mariano. Por su diligente y talentosa labor en la biblioteca, por soportarme…pero lo más importante, por su simpatía y amabilidad.
Tengo una deuda moral con mi madre, Gregoria Canales, que ha dedicado todo su amor y tiempo a enseñarnos el valor de la honestidad, la fidelidad, pero sobre todo el sacrificio por los hijos…
Y, un millón de gracias
...