A QUÉ SE DENOMINA SISTEMA DE RECARGA ARTIFICIAL DE ACUÍFEROS?
Enviado por Ivonshitaz • 22 de Julio de 2016 • Informe • 1.094 Palabras (5 Páginas) • 255 Visitas
¿A QUÉ SE DENOMINA SISTEMA DE RECARGA ARTIFICIAL DE ACUÍFEROS?
Se denomina sistema de recarga artificial de acuíferos a toda acción humana tendiente a retener agua dentro de la cuenca mediante la inyección de agua en el subsuelo, vale decir dentro de los acuíferos en roca o suelo que tienen la propiedad de almacenar, transmitir y descargar en forma de manantiales, ojos de agua, humedales, etc. Estos pueden ser de flujo concentrado o disperso, que suministran agua a los pueblos para los diversos usos: consumo humano, agropecuario, industrial y recreativo durante todo el año. A esta acción de retener agua al interior de la cuenca, ya sea de forma superficial, mediante los embalses o en forma subterránea con acciones de recarga artificial, se denomina “manejo del ciclo hidrológico”. Es una forma de aprovisionarse de agua para los períodos de años secos cuando se tienen meses y años de mayor precitación pluvial.
Combinan sistemas de regulación superficial y subterráneos. En los años húmedos, se recargan los acuíferos y se utilizan al máximo los embalses y en años secos o de poca precipitación se puede sobre-explotar los acuíferos, de manera que es posible hacer un7 uso consuntivo de las aguas superficiales y subterráneas.
Existen diversas formas de recarga artificial de acuíferos, entre las más conocidas podemos clasificarlas en métodos superficiales y los de profundidad y sus variantes, como se muestra a continuación.
1.2. LAS AMUNAS DENTRO DE LA RECARGA ARTIFICIAL DE ACUÍFEROS.
Las culturas ancestrales de nuestro país, practicaban sistemas de recarga muy conocidos y aplicados actualmente en los países desarrollados. Se conocían algunos de los métodos denominados recarga de superficie. Los construidos en las zonas de sierra de Huarochirí se les da el nombre de “amunas” Estos podemos tipificarlos como sistemas de recarga superficial localizados fuera de los cauces de los ríos, mediante sistemas de canales asociados a campos de extensión, cuyo principio es captar las aguas del río, llevarlo fuera del cauce mediante canales y extenderlos en una superficie permeable que puede ser un desierto, áreas de bajo valor agrícola, zonas pedregosas de gran extensión, que se asemejan a la metodología de las amunas practicadas por nuestros antepasados que se explicará más adelante. Las amunas se habrían constituido en eficaces sistemas de recarga artificial utilizados en los Andes peruanos, en lugares donde la escasez de agua era aguda, y se disponía de rocas acuíferas que permitían su almacenamiento subterráneo, para usarlas aguas abajo en las épocas de mayor demanda y ausencia de lluvias. En los Andes, casi no existen suelos de arena y grava, la mayor parte de la superficie se encuentra recubierta por rocas. Entre estas se tienen rocas arcillosas que generan los delgados y frágiles suelos de cultivo que sustentan la actividad agropecuaria de la población andina y las rocas granulares, que constituyen los macizos rocosos de las montañas que proveen de agua. Entonces, se puede decir que una roca compacta con escasa porosidad y fracturas abiertas puede permitir el almacenamiento de las aguas y descargarlas en forma de manantiales. Esta constituye, en la mayoría de las cuencas, la única fuente de suministro de agua de manera permanente, por ello su importancia e interés.
1.3. FUNCIÓN Y OBJETIVOS DE LAS AMUNAS
Las amunas constituyen un medio intencional por el cual los comuneros manejan la trilogía andina: las aguas, el suelo-subsuelo y la plantas; estos tres elementos forman la base material de la organización socio-cultural y política de muchas comunidades altoandinas. Esta estrategia de manejo integral del territorio, comienza con la captura de las precipitaciones en las temporadas lluviosas en la parte alta de la cuenca mediante bocatomas de piedras y “champas” en los cauces de las quebradas, para luego continuar con la recarga de los acuíferos a través de una red de acequias y/o canales construidos y mantenidos organizadamente por los comuneros cuando se desencadenan las lluvias. Luego prosigue la infiltración de las aguas sobre las superficies pedregosas y rocosas tanto dentro de los canales y laderas de forma gradual pero ininterrumpida, los que van alimentando los dispersos y numerosos manantiales existentes aguas abajo de la zona. De ese modo las familias campesinas disponen de una mayor cantidad de agua de la que si solo recibieran por infiltración8 natural. En el ámbito del estudio, las actividades agrícolas son de secano, es decir que dependen de la precipitación de las temporadas de lluvias. Por esa razón, los manantiales y puquios9, que son producto del almacenamiento del agua de las lluvias desde las partes altas, cobran una importancia estratégica para abastecer de agua de riego por medio de sistemas de acequias y canales que sostienen a la agricultura y la horticultura, en mayor medida que a la crianza de animales. Una porción del agua de los manantiales almacenada en los reservorios se destina al consumo doméstico y a otros servicios en los centros poblados. Entonces, el objetivo principal de esta práctica fue y es: Aumentar y alargar el caudal de los manantiales que abastecen a los pequeños sistemas de riego y a los asentamientos urbanos y rurales de las comunidades. Con los “aumentos” se prolongan los turnos de riego que les corresponden a los comuneros que han participado del mantenimiento y reactivación de las amunas a la par que obtienen y ratifican el derecho del acceso al agua. Otro efecto de esta infiltración y retención subterránea del agua, contribuye al mantenimiento de una densa vegetación en las zonas aledañas a los canales de infiltración y en las laderas por la gran humedad superficial que se logra. Entre otros beneficios ambientales, se tienen, por ejemplo, la reducción de la erosión en las laderas, presencia de humedad en el medio, microclimas, y la mantención de la biodiversidad. Otro beneficio de las amunas es la disminución de los efectos destructivos de las avenidas del agua, provocadas por las tormentas en las partes elevadas con altas intensidades de lluvia; en la medida que las captaciones y la distribución de estas aguas por la superficie de las laderas de las montañas amplía el tiempo de concentración de las aguas en las partes bajas, disminuyendo el volumen del agua en las quebradas en momentos de las crecidas y así se atenúan los peligros y riesgos de daños a los cultivos a causa de una eventual inundación.
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