Accidente Cardiovacular

En la antigüedad denominábamos al accidente cerebrovascular como apoplejía. Con este término se diagnosticaba a todo aquel paciente que sufría de parálisis. Actualmente la medicina moderna la identifica como ACV y propone nuevas y esperanzadoras terapias para el recuperamiento y mejora de los pacientes que sufren este mal. Pero para comprender exactamente a que nos estamos refiriendo, debemos primero definir que entendemos por este concepto.

¿Qué es un accidente cerebrovascular? Entendemos este concepto como la interrupción repentina del suministro de sangre al cerebro, y/o al rompimiento de un vaso sanguíneo. Podemos definir dos tipos de ACV, siendo el isquémico el que ocupa un mayor porcentaje de frecuencia en las personas (80% contra el 20% correspondiente al hemorrágico).

Dependiendo de la zona en que se produzcan, es como va a afectarnos en la vida diaria. Por ejemplo si este sucede en el lóbulo frontal, las discapacidades que nos puede generar se ven reflejadas en nuestras emociones, ordenamiento de las palabras (afasia de broca), confusión (pensamiento desorganizado), juicio y razonamiento alterado entre otros.

Para intentar dar solución a esto, los expertos, han realizados diversas investigaciones en donde han descubierto que las células madres, provenientes de la médula ósea, podrían distribuirse a través del cuerpo mediante la circulación sanguínea para llegar al cerebro y potencialmente ayudar a reparar el daño. Si bien en algún momento se pensó que las células madre implantadas se convertirían con el tiempo en neuronas, se descartó la posibilidad de que esto fuese efectivo. Si se estableció que estas células podían establecer un “diálogo” con las neuronas, y quedan fijas en la zona del infarto varios días durante los cuales las sustancias protectoras que segregan ayudarían a una mejor recuperación. Pero por otra parte, el llevar nuevas células al cerebro trae consigo riesgos; Una posible introducción de elementos dañinos como los virus o también el desarrollo de una reacción inmune serían por el contrario de su propósito, perjudiciales para la persona afectada.

Anualmente se estima que se producen 25 mil nuevos casos de accidentes cerebrovasculares en Chile, de los cuales el 25% provoca el deceso del enfermo. Son las personas mayores de 65 años quienes se ven principalmente afectadas, lo que no implica que también los jóvenes estemos exentos de que esto nos ocurra.

Existen muchos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular y algunos de ellos pueden ser controlados. Si sufres de sobrepeso, consumes alcohol en exceso, demasiada grasa o sal, eres fumador constante o bien consumes cocaína u otras drogas ilícitas puedes comenzar a cambiar estos hábitos para que de esta manera evitar tener uno.1

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