Ahorro Energetico
Enviado por denisse88 • 13 de Marzo de 2013 • 423 Palabras (2 Páginas) • 465 Visitas
Un Brillante Ahorro
Había una vez un bosque con muchos árboles grandes y muy frondosos; eso hacía que fuera muy espeso, es decir, tenía poca luz aun en pleno día. Casualmente, en medio de este denso bosque se encontraba un castillo habitado por un hada a quien le chocaba la oscuridad. Al atardecer, encendía todos los focos de su palacio; y en verdad había muchos.
Los animalitos del bosque iban a ver ese gran castillo iluminado, pero lo que más les gustaba era contemplar al hada, pues volaba por los aires empuñando su chispeante varita mágica. Pasaba cerca de la fuente y el brillo de la varita hacía resplandecer los peces de colores en las aguas. Aquello era un espectáculo muy lindo.
Un día llegó la factura de luz.
—¡Recórcholis! —Exclamó el hadita, rascándose la cabeza—. Es mucho dinero lo que tengo que pagar… Eso me pasa por no calcular el gasto de luz eléctrica en mi castillo….
Como era un hada de ideas claras, decidió arreglar el asunto de una vez. Tomó su varita (esta vez no prendió los foquitos que hacían chispas) y partió a saldar su cuenta. Después visitó un supermercado. En la sección de focos le explicó su problema al vendedor, quien respondió:
—Señora hada, su asunto es sencillo de solucionar. Le sugiero cambiar sus focos incandescentes por éstos, que son fluorescentes.
—Mmm… No entiendo nada —dijo el hadita, preocupada.
—Verá —contestó paciente el vendedor—, el foco fluorescente tiene mayores beneficios: a pesar de ser un poco más caro, gasta menos electricidad y eso hace que usted ahorre en el consumo eléctrico. Además, irradia la misma cantidad de luz y tiene mayor durabilidad. Definitivamente le recomiendo que haga el cambio de focos esta misma noche.
El hadita, ya más animada, preguntó:
—¿Eso significa que ahorraré mucho con estos focos mágicos?
—Fluorescentes, no mágicos. Así es, su gasto será mucho menor —dijo el vendedor, mientras bajaba los focos del estante—. ¿Cuántos quiere?
El hadita salió del supermercado cargada de focos fluorescentes (también compró baterías recargables para su varita mágica).
Tiempo después, cuando llegó nuevamente la factura de luz, se puso contenta pues la verdad, sí se redujo mucho el pago. Esa noche, para festejar tan buena noticia, en vez de encender todos los focos de su castillo, sólo fue encendiendo aquellos de cada habitación por donde iba pasando. Alegre, salió volando por la ventana y saludó a los animalitos del bosque con su varita mágica, la cual echaba grandes chispas gracias a sus
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