Alfabetización Audiovisual

Alfabetización Audiovisual

Introducción:

En primer lugar y con la intención de delinear el campo de trabajo de nuestra investigación diremos que la problemática que nos ocupa no es exclusiva de alguno de los niveles educativos en particular, es más, somos concientes de su presencia en la mayoría de los espacios educativos, pero a fin de poder concentrarnos en uno, y analizarlo lo mejor posible, tomaremos el nivel primario y EGB, que por otra parte es donde más agudizada está (a nuestro entender) la conflictiva que describiremos.

El desarrollo y la expansión acelerada de las modernas tecnologías de la información y la comunicación (TIC)están revolucionando la manera de pensar y encarar los problemas y las soluciones de la educación y el aprendizaje.

El entorno que nos rodea está conformado por las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Y de alguna manera nuestra sociedad y nuestra época solo puede entenderse si se manejan alguno de los códigos consustanciales a las nuevas tecnologías.

Los cambios profundos que se viven año tras año en el campo tecnológico y comunicacional no están reflejados en el ámbito escolar. Cotidianamente vivimos con las más diversas formas y expresiones de la tecnología, pero en las escuelas, ¿se éstán desarrollando programas o proyectos que acerquen la realidad tecnológica a las aulas?. Es una pregunta que retomaremos más adelante.

Como resultante de lo mencionado en los párrafos anteriores creemos que la educación en este fin de siglo consta no solo de conocer las operaciones básicas de la lectoescritura y el cálculo sino también por analizar, comprender y expresarse con los lenguajes de la tecnología y de la comunicación. El proceso a través del cual los alumnos cumplirían con este objetivo es la Alfabetización Audiovisual, o la capacidad de decodificar, analizar, evaluar y comunicarse en una variedad de formas.

Desarrollo:

A continuación describiremos tres posturas en las que se manifiestan diferentes respuestas a una misma pregunta, ¿por qué incluir la educación audiovisual como un contenido de la escuela, y con qué objetivo?.

“Los medios de comunicación de masas son en realidad algo así como una especie de enfermedad contra la cual es preciso proteger a los niños. Lo que los medios infectan es la cultura en conjunto. La cultura común está contaminada por la motivaciones de los anuncios publicitarios, su manipulación y explotación de la audiencia, su corrupción del lenguaje y su oferta de atracciones y satisfacciones fáciles y bajas”

En esta declaración podemos entrever, a partir de palabras como “enfermedad”, “infectar”, “contaminada”, que el objetivo de la enseñanza audiovisual, para este enfoque, consiste en proporcionar (a los niños) protección contra los medios audiovisuales. Los mismos son presentados como algo peligroso, dañino, que es necesario combatir desde la educación en la escuela. En ningún momento plantea la posibilidad de tomar a los medios como objeto de análisis o como una herramienta para la reflexión, simplemente los rechaza. A propósito de esto nos parece pertinente citar al Pedagogo Giovanni Sartori, quien se refiere (en el libro Homo Videns, La sociedad Teledirigida) a la misma problemática, y que puede aclarar el por qué de tan extrema postura.

“Todo progreso tecnológico, en el momento de su aparición, ha sido temido e incluso rechazado. Y sabemos que cualquier innovación molesta porque cambia los órdenes constituídos”

“No debemos confundir nunca el instrumento con sus mensajes, los medios de comunicación con los contenidos que comunican”

(Giovanni Sartori, Homo Videns, La sociedad Teledirigida, Ed. Taurus)

El segundo enfoque propone capacitar a los alumnos a discriminar no en contra sino entre los medios. Es decir, propone brindar herramientas de análisis para poder diferenciar entre una película buena y una mala, un programa de televisión con un contenido útil y otro que solo persigue un sentido comercial. Vislumbramos que aquí existe una voluntad mayor por enseñar a leer críticamente esos sistemas de signos, en lugar de aceptarlos sencillamente como reflejos de la realidad. Veamos que dice Len Masterman, de la Universidad de Liverpool, al respecto:

“La

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