Ambiental
Enviado por flordemaria2 • 5 de Agosto de 2014 • 2.107 Palabras (9 Páginas) • 182 Visitas
RELACIONES ENTRE LA ECONOMIA Y EL MEDIO AMBIENTE
Relaciones Medio Ambiente-Economía
La necesidad de una nueva mirada*
Catalina Granda Carvajal
Introducción
Las relaciones entre medio ambiente, energía y economía se han puesto de presente en los últimos años como consecuencia de los procesos de desarrollo económico, las crisis energéticas y ambientales y las críticas a los presupuestos epistemológicos de las d
istintas ciencias y los cambios que éstas están efectuando.
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I. Relaciones Medio Ambiente-Economía: Principios Básicos
Las relaciones entre los entornos naturales y las actividades económicas y la forma como la Economía, en tanto disciplina científica, ha discernido estas relaciones se basan en tres pilares fundamentales, a saber: las leyes de la termodinámica y sus repercusiones sobre la noción de progreso, las funciones que desempeñan los recursos naturales en el proceso económico y la visión de este último con respecto a los fundamentos anteriores.
A. Energía y Progreso
La energía es la capacidad de efectuar cambios de cualquier índole (e.g., naturales, tecnológicos); en ese sentido, ella interviene en todo proceso de transformación material, incluyendo la producción de bienes y servicios.
La energía se almacena tanto en la materia (por ejemplo, combustibles fósiles, biomasa) como en campos de fuerza (electricidad, trabajo animal y humano) y, desde el punto de vista cualitativo, existe en dos estados:
- Energía disponible o libre, que posee una estructura ordenada y que el hombre puede transformar casi por completo, y
- Energía confinada o no disponible, que está desorganizada, dispersada caóticamente, y que el hombre jamás podrá transformar.
Teniendo en cuenta estos elementos, se pueden enunciar los dos principios fundamentales de la termodinámica, los cuales rigen todas las transformaciones energéticas y materiales que tienen lugar en el Universo.
El primer principio, o ley de la conservación de la energía, estipula que la energía y la materia no se pueden crear ni destruir a lo largo de los diferentes procesos, sino que son transformadas en sus diversas manifestaciones.
Por su parte, el segundo principio, o ley de la entropía, plantea que ésta -es decir, la cantidad de energía no disponible en un sistema aislado- acusa incrementos continuos, de modo que el orden de dicho sistema se transforma progresivamente en desorden.
Así las cosas, la energía y la materia están sujetas a una ley de conservación, pero también a una ley que contempla su degradación cualitativa e irreversible, de ahí que se diga que “nada pasa en el mundo sin transformación de energía y sin producción de entropía” (Kümmel, 2001, p. 410).
Sin embargo, desde el punto de vista epistemológico y de la praxis científica, las posibilidades ilimitadas de transformación derivadas de la primera ley de la termodinámica constituyen el principal cimiento de la noción de progreso a cuyo propósito se han encaminado los desarrollos de diversas ciencias, entre las que se incluye la Economía.
Dichas ciencias enarbolan el paradigma mecanicista, que tiene como una de sus bases la ley de la conservación de la materia y la energía, echando a un lado el principio de entropía y, en consecuencia, desconociendo las limitaciones que éste impone sobre el progreso al que pretenden coadyuvar.
B. Funciones de los Entornos Naturales
Desde una perspectiva económica, los entornos naturales tienen cuatro funciones: en primer lugar, proveen insumos al sistema productivo; en segundo lugar, actúan como sumidero para los residuos resultantes de las actividades de producción y consumo; en tercer lugar, constituyen el soporte de la vida (al facilitar fenómenos como la estabilidad ecosistémica y climática) y, por último, suministran servicios de “amenidad”, esto es, de esparcimiento y deleite.
No obstante, es importante tener en cuenta que la capacidad del ambiente natural para desempeñar ambas funciones es finita. Tal finitud se relaciona con el nivel en que las actividades humanas lo afectan de modo irremediable.
Así, por una parte, la disponibilidad de recursos naturales depende del ritmo de utilización y explotación que se haga de los mismos (excepto en el caso de los recursos no-renovables) en comparación con sus tasas de regeneramiento natural; por otra, si la generación y vertimiento de residuos es tal que se altera la capacidad del medio ambiente para asimilarlos, la absorción de residuos se deteriora (Pearce y Turner, 1995, cap. 3).
C. Visiones del Sistema Económico
La teoría económica dominante no considera de manera explícita los recursos naturales y energéticos porque no ha incorporado en su marco analítico las funciones que estos recursos desempeñan en la estructura y operación del sistema económico. Para entender esto, es pertinente contemplar la visión de las actividades económicas que subyace al análisis de la ciencia económica.
La Economía considera el proceso económico como un flujo circular aislado del medio físico (es decir, en el que no hay entradas ni salidas de materia y energía) en el que las empresas y las familias intercambian bienes/servicios y dinero, tal como se representa en el Gráfico 1.
Gráfico 1. Visión de la economía del sistema económico
Sin embargo, esta visión no considera que los bienes y servicios intercambiados en los mercados son producidos en el ámbito material obedeciendo a las leyes de la física (especialmente las leyes de la termodinámica), la química y la biología; de hecho, la mayoría de las teorías y modelos de la producción y el crecimiento económico tienden a ignorar estos principios biofísicos (Hall et al., 2001). Si tales leyes fuesen consideradas, la visión pre-analítica del sistema económico semejaría el Gráfico 2.
Gráfico 2. Visión biofísica del sistema económico
De acuerdo con esta visión, el sistema económico es un subsistema encajado dentro de un ecosistema más amplio y está sujeto al irreversible flujo entrópico de energía y materiales inherente a los procesos de absorción de recursos y excreción de residuos que caracterizan a las actividades constituyentes del proceso económico (producción y consumo).
En tal sentido, se hace un llamado de atención acerca de la necesidad de elaborar teorías que den cuenta
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