Anatomia.
Enviado por miguelangelpilco • 29 de Septiembre de 2013 • Informe • 859 Palabras (4 Páginas) • 271 Visitas
Uno de los tratados anatómicos más importantes de cuantos se escribieron durante el Renacimiento fue sin duda la Historia de la composición del cuerpo humano cuyo autor fue el español Juan Valverde de Amusco.
Nacido en la localidad palentina de Amusco hacia 1526 viajó a Italia en 1542, al igual que otros médicos hispanos, movidos sin duda por el deseo de aprender al lado de los grandes maestros anatomistas, los cuales practicaban igualmente la medicina práctica, fue el caso de Miguel Servet, Andres Laguna y Pedro Collado.
Asiste poco después en la ciudad de Pisa a las lecciones de Anatomía impartidas por Realdo Colombo quien había sustituido en la Cátedra de Anatomía al conocidísimo Andrés Vesalio, autor a su vez de otra importante obra anatómica, nos referimos a Humanis Corporis Fabrica.
Juan Valverde reside en Roma a partir de 1548 siendo médico de importantes figuras de la Corte Pontificia, entre ellos el todo poderoso cardenal español Juan Álvarez de Toledo.
Enseñó también medicina en el Hospital del Espíritu Santo de la Ciudad Eterna, diseccionando allí cadáveres, primero al lado de su maestro Realdo y posteriormente de modo independiente.
Nuestro protagonista redactó también otro texto de contenido higienista, dedicado al Cardenal Verallo quien por entonces era nuncio en Francia.
Existe un retrato auténtico de Valverde actualmente depositado en la Art Gallery de Baltimore.
Sabemos que la obra a la que nos referíamos antes, se redactó en castellano el año 1556. Dos años después su autor viajó a su país de origen siendo portador de una bula Papal de Paulo IV concedida a la iglesia de Amusco.
Regresa a Roma y debe de fallecer alrrededor de 1588.
La obra que nos proponemos comentar fue juntamente con la de Vesalio una de las más leídas por los médicos renacentistas, traduciéndose pronto al latín y al griego desde el castellano en que estaba primitivamente redactada.
Los contenidos se dividen en siete grandes apartados (Libros), cada uno de ellos a su vez abarca un numero variable de capítulos.
Encontramos al menos seis referencias al ojo humano, de ellas cuatro corresponden a textos escritos y las otras dos a grabados que ilustran la obra.
Antes de iniciar el comentario debemos hacer notar que se trata de un texto impreso durante el Renacimiento y aunque está escrito en castellano su lectura resulta en ocasiones algo dificultosa, aparte claro está de la diversa terminología que iremos aclarando.
La primera referencia nos aparece en el primero de los libros, que trata de la anatomía osea, describe allí algunos aspectos de la cavidad orbitaria, en este mismo libro y en concreto en su capítulo veinticinco se hace referencia a los párpados de los ojos («Ternillas») y a su estructura.
Ya
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