Antecedentes De Biosensores

Antecedente de biosensores

El primer experimento que marcó el origen de los biosensores fue realizado por Leland C. Clark y Champ Lyon en 1962. Para su experimento usaron un electrodo de platino (Pt) para detectar oxígeno, el cual colocaron con la enzima glucosa oxidasa (GOD) inmovilizada con una membrana de diálisis. La glucosa funciona como sustrato de la reacción enzimática con glucosa oxidasa (GOD) para formar ácido glucónico, produciéndose dos electrones, dos protones y reduciendo la glucosa oxidasa. Para volver a su forma original, ésta reacciona con oxígeno para formar peróxido de hidrógeno. La conversión de éste en oxígeno es lo que intercambia electrones con el electrodo, produciéndose una corriente medible y que depende de la cantidad de glucosa presente en la sangre. Posteriormente, Guilbault y Montalvo (1969) detallaron el primer electrodo enzimático potenciométrico basado en la inmovilización de la enzima ureasa sobre un electrodo selectivo de amonio para detectar la urea. En 1975 Yellow Spring Instruments Company comercializó el primer biosensor para detección de glucosa basado en la detección amperométrica de peróxido de hidrógeno. Posteriormente se empezaron a usar transductores térmicos y los termistores enzimáticos. Después aparecieron los biosensores basados en fibra óptica, que son los «optados»., Éstos se usaron para la determinación de CO2 y O2. Alrededor de 1976 Roche una empresa Suiza construyó un biosensor que utilizaba la lactato deshidrogenasa; éste fue muy útil para mejorar los análisis en clínica y en deportes. En 1977, se desarrolló el primer dispositivo utilizando microorganismos vivos inmovilizados en la superficie de un electrodo sensible a amonio usado para detectar arginina, fue en entonces cuando se empezó a utilizar el término biosensores. Posteriormente aparecieron los biosensores optoelectrónicos, conductimétricos y los redox. Actualmente, hay una nueva generación de biosensores denominados MIPS (polímeros que contienen memoria molecular impresa) y también se ha intentado producir biosensores electroquímicos miniaturizados, utilizando dispositivos electrónicos convencionales llamados transitores de efecto de campo, que prevé tendrán importantes aplicaciones. Cabe mencionar que el uso de transductores de tipo electroquímico, óptico, piezo–eléctrico o térmico junto a la inclusión de enzimas, anticuerpos, ácidos nucleicos, receptores celulares e incluso células enteras, ha dado lugar a una gran variedad de alternativas para resolver numerosos problemas analíticos en diversos campos como: salud, industria alimentaria, control ambiental, control de procesos industriales, seguridad y defensa.

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