Apologia De Socrates

LA APOLOGÍA DE SÓCRATES

La apología de Sócrates es la defensa que él mismo hace frente al tribunal de los Heliastas.

Sus acusadores son Meleto, un oscuro poeta, que presenta los cargos, Anito y Licón que era un pobre orador. Lo acusaban de impiedad, de no reconocer a los dioses del Estado creer en otros y de corromper a la juventud. Pedían por eso la pena de muerte.

Comienza diciendo al jurado que sus mentes han sido envenenadas por sus enemigos mientras eran jóvenes y que su reputación de filósofos ha sido negada por sus enemigos, los cuales son maliciosos y le tienen envidia.

Primero acusa a Meleto, y se defiende de la acusación de ateísmo poniendo una trampa hasta que éste se contradice diciendo que Sócrates es un ateo y que cree en semidioses y espíritus. Sócrates humilla a Meleto preguntando a la corte si éste ha pasado algún test que muestre si sabe identificar contradicciones lógicas.

“No me parece justo rogar y hacerse absolver mediante súplicas, pues el juez no está aquí para hacer de la justicia un favor, sino para decidir lo que es justo, y juzgar según las leyes".

En la segunda parte Sócrates pregunta:

¿"Qué pena o qué multa merezco porque en vez de llevar una vida tranquila, he descuidado lo que la mayoría de los hombres tienen de corazón, fortuna, carrera política, cargos de cualquier clase.....y porque no he querido otra ocupación que el perfeccionamiento moral e intelectual...".

Cuando se le dicta condena, es invitado a escoger su pena y pide ser alimentar en el Pritaneo. Ofrece pagar una multa, que no es aceptada, y se lo condena a muerte.

En la tercera parte dice:

"Me gusta mucho más morir después de haberme defendido como lo he hecho que vivir gracias a bajezas. No es evitar la muerte lo que es difícil, lo es mucho más evitar el mal, pues corre mucho más de prisa que la muerte."

"Yo voy a salir condenado de aquí por vosotros y ellos condenados por la Verdad como malvados y criminales, yo me atengo a mi pena y ellos a la suya. Quizá era necesario que así fuera y creo que las cosas son como deben ser."

Sócrates, prefiere morir siguiendo la ley que vivir en contra de ella.

El vivió conforme a sus enseñanzas a sus virtudes, y el hecho de evadirse habría entrado en contradicción con la práctica de sus virtudes y con la Justicia que siempre había observado.

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