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. El explosivo y sus características.

El término explosión (del latín “explosio”, derivado de “explosum”, a su vez una forma nominal del verbo “explodere”; echar con ruido, arrojar), en su sentido más amplio, corresponde a la acción y los efectos de una producción o una expansión repentina y violenta, de uno o más gases, con estruendo, casi siempre con desarrollo de calor y con secuelas mecánicas más o menos ostensibles. Decimos que ocurre una explosión siempre que una o más sustancias experimentan instantánea o casi instantáneamente una transformación química gaseosa (en el caso de que fueran sólidas o líquidas), o una muy brusca expansión acompañada o no de un cambio químico, en el caso de tratarse originalmente de un gas.

En efecto admitimos que ocurre una explosión cuando estalla fortuitamente un recipiente por la acción de un vapor o de un gas que ha sido comprimido en su interior, más allá del límite de resistencia de las paredes; como también al fenómeno que tiene lugar cuando se descompone químicamente una sustancia, como el clorato de potasio o el picrato de amonio, para originar muy bruscamente un incremento de volumen, debido a una gran producción gaseosa. Como se lo menciona anteriormente, los fenómenos pueden ser de naturaleza esencialmente física, como también sería de índole física y química a la vez.

Sentado el criterio de explosión, cabe adjudicar la denominación de explosivo a todo lo que es capaz de producir o determinar una explosión. Este nombre de explosivo, se restringe, corrientemente, y sobre todo en el lenguaje militar, para que los cuerpos que, fuera cual fuera su estado físico, sean capaces de producir explosiones con gran producción repentina de gases ligada a una transformación química, con tránsito de la presión nula o muy pequeña a otro muy considerable. Se cuentan, pues, tan sólo entre los explosivos aquellas sustancias cuya explosión traduce un fenómeno químico. Así entenderemos en fin, como explosivo, toda sustancia o mezcla de sustancias en cualquier estado físico, cuyos elementos sean capaces de reaccionar químicamente en forma súbita o en lapso de tiempo muy breve, con notable liberación de energía, sobre todo en forma de calor, para originar instantánea o casi instantáneamente otra u otras sustancias cuyo volumen total resulte muchísimo mayor que el sistema original. Tal variación volumétrica, subordinada al desarrollo de una gran cantidad de gas, nos explica los efectos mecánicos de proyección o destrucción, que característicamente pueden producir los explosivos.

Es de advertir que el explosivo sufra una transformación total en gases, no es necesario para que exista una explosión, bastando que la conversión sea parcial. Resulta suficiente que la diferencia volumétrica entre los estados inicial y final alcance un valor extraordinario, de modo que aparezca despreciable el residuo, sólido o líquido,

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