Bebidas Energéticas

¿Las bebidas energéticas son inocuas?

Primero debemos comenzar aclarando que las bebidas energéticas se diferencian de las bebidas hidratantes, en que estas últimas contienen sodio que acelera el proceso de absorción del azúcar y potasio, reponiendo lo perdido a través del sudor; son isotónicas mientras que las Bebidas energéticas son hipertónicas, por ende, su función y efectos son distintos. Lamentablemente, las Bebidas energéticas han aumentado popularidad al tomarse equívocamente como simples refrescos. Pero, cabe señalar, las bebidas hidratantes nacieron como tal, son para deportistas (tienen sólo 24 cal/100 mL, equivalente a la mitad de calorías de un jugo de fruta o un refresco); concebidas para beberse durante la actividad deportiva, no contienen gas ni cafeína, ni tienen contraindicaciones. En tanto las bebidas energéticas podrían ser tomadas antes o después del entrenamiento, pero no durante él, ya que su alta dosis de cafeína además de como estimulante, actúa como diurético que contribuye a la fatiga y deficiente función física.

Opiniones autorizadas afirman que las bebidas energéticas no son perjudiciales en sí mismas, ello depende de la interacción agente, huésped y ambiente. Fueron hechas, según sus productores, “para incrementar la resistencia física, proveer reacciones más veloces, mayor concentración, aumentar el estado de alerta mental, evitar el sueño, proporcionar sensación de bienestar, estimular el metabolismo e incluso para ayudar a eliminar sustancias nocivas del cuerpo”. Y como tal, provocan una euforia que hace permanecer activa por varias horas a quien la ingiere y “enmascarar” sin neutralizar, el efecto etílico, alterando la homeostasis. A menudo se utilizan en forma equívoca, lejos del “propósito original”

Aunque las investigaciones muestran que cada uno de sus ingredientes, en módicas cantidades no representa riesgo a la salud, tampoco se ha documentado beneficio extra alguno que justifique su participación en la dieta diaria, ante de lo preocupante de la mezcla de todos ellos, en altas concentraciones, a la par de la utilización. De hecho, tal combinación anima a beber más, sin percatación del riesgo adictivo. Estas bebidas requieren de una clasificación más apropiada, como el término de bebidas estimulantes, debido a que aunque la composición de ellas tiene preferente e inequívocamente una acción simpaticomimética, no tiene justificación nutricional su uso y menos aún, como reemplazo de líquidos y electrólitos. Por el contrario, su concentración altera el comportamiento y prohíja situaciones difíciles o peligrosas, desde el punto de vista de la salud neuropsiquiátrica, tanto como del manejo de problemas adictivos asociados.

Estas bebidas energizantes en la mayoría de sus presentaciones son promocionadas centrándose en solo dos ingredientes principales que dicen son la base de sus cualidades “energizantes”: Hablamos de la taurina y la cafeína. Algunas de éstas bebidas cuentan con diferentes ingredientes adicionales que varían según su presentación y marca pero el riesgo asociado con los altos niveles de cafeína parece ser el problema más común de estas bebidas, en comparación a las otras sustancias que la componen.

El Programa de Farmacología Molecular y Clínica del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, considera que el desencadenamiento de problemas cardiovasculares

...