Bioarqueología

Azcona Meléndez Yazmín

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BIOARQUEOLOGÍA

La relación entre la biología y la arqueología es que esta última es complementada y ayudada por la biología y viceversa, al momento de realizar una excavación, además de que también usan los mismos procesos y metodologías de investigación. Juntas colaboran en el estudio de la forma de vida de la civilizaciones antiguas para conocer y estudiar la adaptación y evolución del ser humano así como los procesos biológicos de la adaptación del hombre al medio.

En el artículo Bioarqueología. Reconstruyendo la vida a través de la muerte. Escrito por Ximena Chávez Balderas se hace referencia a que Jane Buikstra llamó “bioarqueología” a la disciplina encargada del análisis de los restos óseos humanos procedentes de contextos arqueológicos, haciendo uso de la metodología de la antropología para el estudio de las sociedades pretéritas; es decir el estudio de civilizaciones antiguas.

Mientras que Ernest Hooton durante la década de 1930, realizó un análisis paleo-epidemiológico, tomando en cuenta la información biológica de más de dos mil entierros y se ocupó de describir la morfología craneana y dental. De acuerdo con Buikstra los temas que estudia la bioarqueología son los rituales funerarios, el sacrificio humano, la dieta , enfermedades de la antigüedad, la paleodemografía, movimientos poblacionales, relaciones genéticas y actividades cotidianas. En resumen hace mención que la biología se relaciona con la arqueología en que ambas contribuyen al estudio de nuestro ancestros y en general su forma de vida, costumbres, dinámica social, procedencia, posibles enfermedades que estuvieron activas en ese momento, características físicas, edad, lugares en los que estuvieron dichos personas, así como los ritos funerarios que tenían lugar en dicha época y en que consistían; todo esto en base a los estudios óseos de los restos arqueológicos. Un claro ejemplo de esto es Teotihuacan dónde se encontraron restos en el Templo de Quetzalcóatl y la Pirámide de la Luna que al analizarlos se desmintió el que esta sociedad no era tan pacífica como se creía.

Por parte de Grégory Pereira autor de Bioarqueología de las Prácticas Funerarias propone que los ritos funerarios tenían como objetivo primordial y común asegurar el destino de los componentes materiales e inmateriales del difunto por medio de protocolos. La bioarqueología también conocida como arqueotanatología, estudia los tratamientos que se le daba a los difuntos. Así mismo procura reconstruir la secuencia a seguir mediante el análisis de los restos humanos donde fueron encontrados. Por su parte los ritos funerarios obedecen una lógica propia de la sociedad que los elaboró y de sus circunstancias históricas al igual que la ideología social lo hace en las diferentes etapas durante el “funeral”. Como anteriormente se mencionó los ritos fúnebres tienen como objetivo asegurar el destino de los componentes materiales, esto se refiere a la disposición del cadáver, e inmateriales referentes a el o las almas del muerto. Mediante el mismo también se busca manejar las relaciones entre este y la sociedad de los vivos, es decir, decidir si se mantendrá su recuerdo o si será olvidado y reivindicar los lazos entre él y sus familiares o futuros descendientes en caso de que todavía no llegasen a este mundo. Arnold Van Gennep designó “rito de paso” a la secuencia a seguir para disponer correctamente del cuerpo de acuerdo con las tradiciones. Por otro lado Robert Hertz insiste en que la “transición simbólica” que se lleva a cabo es una metáfora de las transformaciones físicas tan drásticas que sufre el cuerpo muerto durante la descomposición. Según Louis Vincent Thomas las prácticas funerarias no son más que una respuesta al cambio de apariencia que tiene lugar durante l putrefacción. Los trabajos de Henry Duday sostienen que las descomposición del cuerpo depende de más que solo las disposición del mismo, también influyen las alteraciones naturales, culturales, factores ambientales, el lugar donde se coloca el cuerpo y los tratamientos ya sea para la conservación o destrucción que recibe el cuerpo. En conjunto se busca reunir toda evidencia para poder registrar y reconstruir tanto la secuencia funeraria como sus condiciones, es decir el entorno que lo rodea. El objetivo de estudio de la arqueología por si sola representa una parte mínima de todo el ritual. Dentro de los protocolos que se seguían durante los ritos están: la retención (de manera simbólica), el arreglo (el lavado, cuidado y vestimenta) para la posterior presentación a la familia. Durante todo el proceso de transición del mundo de los vivos a el de los muertos, el cuerpo comienza su descomposición. Y dependerá más tarde de su disposición como se encontrará (momificación, cremación o el entierro), es imperativo el hallazgo de las “marcas” que va dejando esta proceso para el conocimiento de la secuencia funeraria.

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