Biologia.
Enviado por juanmr99 • 13 de Febrero de 2013 • Tesis • 453 Palabras (2 Páginas) • 329 Visitas
La creencia es el resultado de una oscilación individual que ha sido aceptada, creída por el entorno del creador, por lo que la supervivencia de esa creencia depende de razones sociales y estas razones tienen en cuenta la relación que tenga esta nueva creencia con las anteriores ya aceptadas y que forman parte de la herencia social, es decir, obedeciendo al principio de la coherencia, de la afinidad o atracción. La nueva creencia puede ser virtualmente digerida por las anteriores, puede ser añadida totalmente o en parte o puede entrar en conflicto con alguna otra creencia.
Pero como la tendencia natural del cerebro es permutar y permutar y volver a permutar las relaciones de su información creando un hambre de novedad, una necesidad de cambiar la creencia, los seres humanos se ven siempre envueltos en una danza social encarnando, acorazados o bajo la máscara de las creencias. En las sociedades rígidas que van camino a la muerte o que están ya muertas en vida, la danza siempre es la misma y no hay máscaras nuevas. Y cuando éstas surgen a pesar del inmovilismo se crean las grandes escisiones. En las sociedades que progresan con mayor rapidez este baile es siempre incesante y cambiante y resulta difícil seguir la continua transformación de los disfraces y se vive en la locura de un carnaval que, en efecto, puede desembocar en la desintegración social.
Aquí juega también la ley piramidal. El animal con mente que oscila tiende a comunicar su oscilación y la base mística del receptor tiende a convertirla en una creencia social, en una oscilación compartida. Lo que se cree no puede quedar intacto porque todos los que escuchan son osciladores naturales y cada cual trata de agregarle algo, se establece una atracción hacia los elementos compatibles y una repulsión hacia los incompatibles, pero la tendencia piramidal trata de establecer un dueño o centro de la creencia dentro del grupo de los creyentes que tratará de sustituir la relación de todos los creyentes con el exterior, pues es la única manera de que el dueño de la creencia superviva como tal. (El ente constituido existe como tal en tanto suprima o minimiza las relaciones de los constituyentes con el exterior.) Dicho en otros términos la creencia tiende a materializarse, a personalizarse.
El verdadero motor de la historia, Carlitos Marx, no es la lucha de clases, sino la incesante generación de ruido interno en las cabezas individuales en contra de las creencias establecidas, que son no sólo la imaginación socializada, sino también la materializada.
Si las creencias establecidas son exitosas al ejercer su censura social se establece el inmovilismo que sólo puede ser roto desde la cúspide. Si se permite la afluencia creadora de los individuos, la sociedad cambia,
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