Calentamiento Glorbal
Enviado por sraksablan • 17 de Mayo de 2013 • 2.086 Palabras (9 Páginas) • 386 Visitas
ORTEGA Y EL ESPÍRITU DEL 98.
EL PRAGMATISMO COMO TRANSFONDO:
ORTEGA, MAEZTU Y BAROJA
EDUARDO ARMENTEROS
In the background to Ortega’s controversial relationship with
some of the most prominent members of the Spanish Generation
of ‘98, there is a gradual shift in Ortega’s original idealism towards a pragmatism. This move takes him from an original confrontation with Maeztu and Baroja to a later critical —even
cryptic— acceptance of several of their philosophical theses. The
50th anniversary of the deaths of Ortega and Baroja is a good
opporunity to begin an exploration of the question.
Keywords: Ortega, Generación del 98, idealism, pragmatism.
1. INTRODUCCIÓN
En su conferencia Ortega y el espíritu del 98 V. Cacho se preguntaba por los motivos que habrían llevado a Ortega a no reivindicar la autoría del marchamo Generación del 98, y a negarse a publicar el ensayo Anatomía de un alma dispersa, el cual hubiera
clarificado el sentido proyectivo con el que había acuñado dicha
marca1. En concreto, aun a riesgo de contravenir tesis sancionadas
por la crítica literaria, Cacho proponía el reconocimiento de que:
• El término Generación del 98 fue concebido en febrero de
1913 por Ortega2 para aplicarlo a quienes eran adolescentes
cuando los fatales acontecimientos de 18983; y ello con idea
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1. Cfr. V. CACHO, “Ortega y el espíritu del 98”, Revista de Occidente 48-49
(1983), p. 44.
2. Se refiere Cacho a dos textos titulados “Competencia”, publicados en El
Imparcial el 8 y 9 de febrero de 1913 (Cfr. J. ORTEGA, Obras completas, Madrid,
Alianza Editorial, 1983, I, p. 602).
3. Cfr. V. CACHO, op. cit., p. 15. EDUARDO ARMENTEROS
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de convocar a la juventud estudiosa del país a trabajar por su
“europeización”4.
• Unos días más tarde de aquel mes de febrero Azorín, sin demasiado convencimiento5, se apoderó del citado término para convertirlo en fecha epónima de un grupo literario dado a
conocer hacia el año del Desastre6, el cual estaría integrado
por Benavente, Valle-Inclán, Baroja, Bueno, Unamuno,
Rubén, Maeztu y él mismo.
• Si Ortega no reclamó la autoría del marchamo Generación
del 98 fue porque le resultaba contraproducente pleitear con
Azorín, ya que éste y Baroja habían sido ganados para la
causa de la nueva generación que él encabezaba7, y porque
además a Ortega no le interesaba parapetarse tras ninguna
generación, dado que a título personal tenía bastante influencia intelectual en el país8.
No obstante, admite Cacho que a falta de pruebas documentales
precisas en pro de sus tesis solo cabe aducir “razones acumulativas”, que no “decisorias”9. Conforme a esto, en lo que a nosotros respecta, y a propósito del controvertido papel de Ortega en
dicha Generación, en lugar de proseguir la investigación histórica,
abordaremos la cuestión desde el ángulo específico de la reorientación antidealista de Ortega, a nuestro juicio, primordialmente producida por la influencia del pragmatismo, para analizar así en qué
medida esto pudo ser un factor fundamental de su concreta relación
con los noventayochistas10.
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4. Así lo habría dicho, entre otros lugares, en una carta de 1909 a Leopoldo
Palacios (Cfr. Ibidem, p. 10 n. p.), y en una conferencia de 1910 a la Sociedad El
Sitio (J.ORTEGA, op. cit., II, p. 102).
5. Cfr. V. CACHO, op. cit., p. 10.
6. Cfr. Ibidem, p. 9.
7. Cfr. Ibidem, p. 45.
8. Cfr. Ibidem, p. 43.
9. Cfr. Ibidem, p. 42.
10. Dado su carácter filosófico, en este trabajo obviamos la cuestión historiográfica de si realmente esta generación existió o sólo fue una invención “perturbadora” y un “latiguillo pedagógico” (Cfr. R. GULLÓN, “La invención del 98”, en ORTEGA Y EL ESPÍRITU DEL 98
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En nuestra opinión, desde 1908 Ortega está afectado por el influjo del pragmatismo, que seguramente conoció, forcejeando con
los autores de la Generación del 98, en las obras de James y
Dewey. En concreto, pensamos que por debajo de sus diatribas con
Maeztu y Baroja, lo que existe es en primer término un rechazo del
pragmatismo, seguido a continuación de una crítica y críptica aceptación de sus tesis ontológicas.
Aunque el pragmatismo de Ortega, decimos nosotros, se hace
más evidente cuanto más nos internamos en su “segunda navegación”, sostenemos que éste no irrumpió en su filosofía como si de
un tardío descubrimiento se tratara, sino que es el resultado de dé-
cadas de silente “centrifugado” de sus tesis principales, para descubrir así su verdad y su error11.
Según nuestra visión, en el periodo de la “primera navegación”,
entre otras cosas, Ortega hizo la revisión del pragmatismo, primero
en el contexto del “problema de España” y luego del “problema de
_________
F. RICO, Historia y crítica de la literatura española VI, Barcelona, Editorial
Crítica, 1980, p. 41; G.FERNÁNDEZDELAMORA,Ortega y el 98, Madrid, Rialp,
1961, p. 49). No obstante, al respecto, nos interesa hacernos cargo, aunque sea
tangencialmente, de otras posiciones más acordes con la tesis de Cacho y con
nuestra propia opinión, como es la defendida por D. SHAW (Cfr. La Generación
del 98, Madrid, Cátedra, 1982, pp. 17, 316), quien piensa, dicho muy sucintamente: A) que Azorín no inventó el nombre de Generación del 98, lo cual hace
plausible la idea de Cacho sobre la autoría orteguiana del término, ya que incluso,
concede Shaw, la primera referencia significativa a una generación surgida en
España después de 1898 sucede a cargo de Maura en una polémica con Ortega; B)
que dicho grupo generacional existe y que su demarcación queda establecida por:
1) la participación en la renovación de los ideales nacionales, pues sus miembros
eran conscientes del fracaso de los valores tradicionales, 2) la interpretación del
problema de España como un problema intelectual y no meramente político, 3) la
aceptación de la literatura como instrumento hábil para examinar tales problemas;
C) que habida cuenta de estos criterios Ortega merece ser incorporado a dicha Generación, y ello a pesar de sus diferencias con el grupo, ya que su
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