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Enviado por   •  10 de Mayo de 2014  •  2.685 Palabras (11 Páginas)  •  189 Visitas

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Desde que el término apareció en 1962, "globalización" ha cambiado de jerga a cliché. El Economista la ha llamado "la palabra más abusada del siglo veintiuno." De hecho, no hay ninguna otra palabra que signifique tantas cosas diferentes y que haya evocado tanta emoción. Algunas personas lo consideran como nirvana – un estado de paz universal y de prosperidad – mientras que otras la condenan como una nueva forma de caos.

Si la palabra se define y se aplica correctamente, la globalización puede tener utilidad. Se le entiende mejor como un leitmotiv de la historia humana. Es una tendencia que se ha intensificado en las últimas décadas mostrando sus beneficios, así como su poder destructivo. Tal y como el clima ha influido sobre el medio ambiente a través de los milenios, la interacción entre culturas y sociedades en los milenios pasados ha resultado en más integración de la comunidad global.

Globalización, definido por el diccionario Webster como un proceso que convierte varias actividades y aspiraciones en cosas "globales en alcance o aplicación" – ha estado ocurriendo por mucho tiempo. Miles de años antes de que la raíz de esta palabra – globo – se usara, nuestros antepasados ya se habían esparcido por todo el mundo. De hecho, el proceso de la migración humana a todos los continentes (excepto a la Antártica) fue un tipo de proto-globalización. Hace unos 50.000 años, los Homo sapiens premodernos se dispersaron por el mundo y algunos llegaron hasta las Américas. Cuando el nivel del mar subió a consecuencia del fin de la última era de hielo, América y Eurasia quedaron separadas y crearon dos mundos que no volvieron a conectarse hasta que Cristóbal Colón llegó a una isla del Caribe en 1492. Ese mismo año el geógrafo Martín Behaim construyó el primer mapamundi como una representación de la Tierra.

La reconexión fue llamada el 'intercambio colombino,' y se celebra como punto decisivo en la historia de la globalización. El descubrimiento del Nuevo Mundo ocasionó el reencuentro de grupos de personas que estuvieron separadas por 10.000 años. No menos importante ha sido el intercambio de plantas y animales. Éstos son solamente unos ejemplos: un tubérculo Peruano, la patata, es un alimento básico en el mundo; el chile mexicano es muy popular en Asia, y un producto etíope, el café, encontró ahogares nuevos en Brasil y Vietnam. En el ínterim, las sociedades no solamente han evolucionado en maneras diferentes y desarrollado estructuras económicas y políticas diferentes, sino también han inventado tecnologías diferentes, cultivado nuevas cosechas, y, lo más importante, han desarrollado idiomas y maneras de pensar diferentes. Reconectar civilizaciones con tanta diversidad va a ser muy difícil pero muy gratificante.

Históricamente, hubo cuatro razones que llevaron a la gente a dejar el santuario de sus familias y de sus pueblos oriundos: la conquista (el deseo de garantizar seguridad y extender el poder político), la prosperidad (la búsqueda de una vida mejor), la conversión (la difusión de creencias acerca de dioses locales para convertir a otros a esa misma fe) y una fuerza aún más poderosa aunque banal – la curiosidad de ver y conocer que parece ser básica de la naturaleza humana. Por eso, los principales agentes de la globalización fueron soldados y marineros, comerciantes, predicadores y aventureros. Señales de comercio desde el alba de la civilización se pueden ver todavía en las antiguas conchas de mar recogidas en el interior de África. Hace miles de años, los comerciantes empezaron a llevar mercancías de una parte del mundo a otra, cruzando mares y océanos. Los misioneros cruzaron desiertos, escalaron montañas y navegaron océanos. La difusión del budismo de la India a Indonesia llevó a la creación del templo Borobudur, que es uno de los primeros monumentos de la globalización. Desde los viajes del monje budista Faxian a India en el siglo cuatro a los del explorador árabe Ibn Batuta a Europa, Asia, y Africa mil años más tarde, los aventureros han seguido encontrando nuevas fronteras y estableciendo conexiones con sociedades, culturas y economías aisladas. A pesar de que los viajes fueron lentos y peligrosos, líderes ambiciosos y codiciosos – como Alejandro Magno y Genghis Khan – exploraron y conquistaron lugares lejanos y nuevos. Conquistar significaba una globalización en ambas direcciones, ya que no pocas veces los líderes fueron influenciados por los sujetos, tanto como los sujetos fueron influenciados por los líderes.

El reparto de personajes, cuyo ímpetu y cuya determinación han establecido vínculos de dominación y cooperación, ha cambiado con el tiempo. Pequeñas bandas de comerciantes, cargando sus productos a la espalda o en barcos, han sido reemplazadas por empresas gigantes, empezando por la Compañía Holandesa y la de la India Oriental inglesa en el siglo XVII. Los peregrinos y sacerdotes solitarios del principio fueron reemplazados por grandes instituciones religiosas para difundir sus creencias, sus lenguajes, literaturas y arquitectura. Los pocos aventureros y viajantes intrépidos que unieron sociedades distantes en siglos pasados, dejaron su lugar a miles—hasta millones—de refugiados e inmigrantes que huyeron a otros países, así como a cientos de millones de turistas que viajan constantemente por el mundo. Todas estas idas y venidas de gente profundizan y ensanchan las conexiones entre partes distantes del mundo y facilitan la transmisión de mercancías, ideas y culturas.

La historia comercial de los últimos quinientos años está marcada por otras tendencias y transacciones que fortalecieron los lazos de la interconexión. Las plantas que fueron extirpadas en la jungla del Brasil y transplantadas a Malasia por los colonizadores ingleses en los primeros años del siglo veinte proveyeron la materia prima para las ruedas del modelo T de Henry Ford; los indios y malayos contratados para trabajar en las fincas de hule cambiaron la composición étnica de Malasia para siempre. La introducción de nuevos cultivos del Nuevo Mundo, como el maíz y la patata, tuvo un impacto dramático en la demografía. Por ejemplo, la población de la China, limitada por la escasez de campos irrigables de arroz, aumentó con la llegada de los nuevos cultivos que se podían sembrar en tierras marginales. De igual modo, la población de Chechenia ha crecido a un ritmo estable desde que el maíz del Nuevo Mundo fue introducido.

Desde el Imperio Romano, hasta la Pax Britannica desde hace dos siglos, hasta la Pax Americana de hoy, el poder del super estado ha sido una fuerza que ha cambiado el carácter de la interdependencia. En la emergente cadena de oferta que ahora suministra la producción del consumidor, las corporaciones

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