Cryptosporidiosis

UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO.[pic 1][pic 2]

FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTECNIA.

UAI: PROCESO SALUD ENFERMEDAD.

SECCIÓN: 07.

CRIPTOSPORIDIOSIS.

ALUMNO: CESAR AUGUSTO AMBRIZ FRIAS.

MORELIA, MICHOACÁN. A 12 DE DICIEMBRE DEL 2018.

ÍNDICE DE CONTENIDO.

I.        INTRODUCCIÓN.        3

II.        MARCO TEÓRICO.        4

2.1 Agente etiológico.        4

2.2 Ciclo biológico.        5

2.3 Patogenia.        6

2.4 Lesiones.        6

2.5 Signos.        6

2.6 Diagnóstico.        7

2.7 Diagnóstico diferencial.        7

2.8 Tratamiento.        7

2.9 Control, prevención y erradicación.        7

2.10 Zoonosis.        7

III.        CONCLUSIÓN.        8

IV.        BIBLIOGRAFÍA.        9

ÍNDICE DE FIGURAS.

Figura 1. Ooquistes de Cryptosporidium parvum en flotación con una solución de sacarosa a partir de las heces de terneros…………..…………………………4

Figura 2 Ciclo biológico de Cryptosporidium parvum .……………………………5

Figura 3 Estadios de desarrollo de C. parvum en la mucosa de un ternero con infección natural ……………………………………………………………………….6

1. INTRODUCCIÓN.

Fue Tyzzer el primero en proponer el nombre del género, enumerar algunas de sus principales características morfológicas, describir Cryptosporidium parvum única especie considerada actualmente como responsable de procesos diarreicos en mamíferos e investigar su ciclo biológico.

CRIPTOSPORIDIOSIS es una enfermedad muy común en rumiantes neonatos difícil de diagnosticar y representa un gran riesgo en la renta de animales porque se puede propagar y además no se debe olvidar que es de carácter zoonósico y que el ser humano también se pueda contagiar a través de los alimentos y el agua.

1. MARCO TEÓRICO.

2.1 Agente etiológico.

El género Cryptosporidium es un protozoo de la familia Cryptosporidiidae.

Hay distintas especies dentro del género Cryptosporidium las cuales se mencionan a continuación (Bowman, 2011):

• C. parvum (intestino de mamíferos).
• C. nasorum (peces).
• C. serpentis (reptiles).
• C. meleagridis (intestino de aves).
• C. baileyi (tráquea, bolsa de Fabrizio y cloaca de aves).
• C. muris (estómago de mamíferos).
• C. suis (cerdos).
• C. canis (perros).
• C. felis (gatos).
• C. wrairi (cobayas).
• C. andersoni (abomaso de bovinos).
• C. hominis (ser humano).

Los ooquistes de C. parvum tienen forma esférica, son incoloros o transparentes y pequeños miden 5,0 X 4,5 µm, figura 1, aproximadamente se excretan entre 106 y 107 ooquistes por gramo de heces (Bowman, 2011).

C. parvum se localiza en el intestino delgado con especial preferencia por las partes finales de yeyuno y el íleon, aunque también puede afectar al intestino grueso, principalmente ciego y colon (Cordero del Campillo et al., 2002).

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Figura 1. Ooquistes de Cryptosporidium parvum en flotación con una solución de sacarosa a partir de las heces de terneros (Bowman, 2011).

2.2 Ciclo biológico.

Los ooquistes son la forma infectante de transmisión, contienen cuatro esporozoítos en su interior que se excretan con las heces, diseminándose la infección (Bowman, 2011). El ciclo es monoxeno y todas sus fases asexuadas y sexuadas Fig. 2 (Cordero del Campillo et al., 2002).

El ciclo comienza con la ingestión del ooquiste seguida por el desenquistamiento en el tracto gastrointestinal del hospedador por efecto de los ácidos estomacales y sales biliares en el intestino, liberándose del ooquiste los cuatro esporozoítos, los cuales se invaginan en los enterocitos siendo englobados por la membrana de la célula hospedadora Fig. 3 (Cordero del Campillo et al., 2002).

En el curso de la merogonia, se forman 8 o 4 merozoítos dependiendo de que se trate de una esquizogonia de I o II generación. Se reconoce la existencia de dos tipos de esquizontes: el tipo I es el primero en aparecer en el ciclo biológico y tiene 8 merozoítos; el de tipo II tiene 4 merozoítos. Los merozoítos pueden generar nuevas merogonia o formar merontes de tipo II que a partir de estos se desarrollan los macro y microgametos. La mayoría de los merozoítos de tipo II que entran en la célula hospedadora van a formar macrogametos, mientras que solo unos pocos forman microgamontes, que contienen 16 microgametos en su interior. Los microgametos fertilizan al macrogameto penetrando la vacuola parasitófora y la membrana del macrogameto (Cordero del Campillo et al., 2002).

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