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DIFERENCIACION Y ESTUDIO SOBRE EL TRASTORNO LÍMITE Y EL TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMATICO DE TIPO CRONICO DE PERSONALIDAD EN RELACION CON EL MALTRATO INFANTIL


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  3.497 Palabras (14 Páginas)  •  521 Visitas

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DIFERENCIACION Y ESTUDIO SOBRE EL TRASTORNO LÍMITE Y EL TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMATICO DE TIPO CRONICO DE PERSONALIDAD EN RELACION CON EL MALTRATO INFANTIL

CAPITULO I: EL PROBLEMA

1.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Desde una perspectiva fija e investigativa se han estudiado los diversos comportamientos o rasgos que caracterizan a los trastornos de personalidad enmarcando sin lugar a duda los más relevantes de acuerdo a su clasificación dada desde sus descubrimientos o sus análisis inicialmente a partir del conocimiento normal de personalidad.

Así mismo muchos profesionales, desde la década de los ochenta, comienzan a darse cuenta de que hay elementos comunes entre el trastorno límite de la personalidad y el trastorno de estrés post traumático crónico (relacionado con hechos traumáticos en la infancia).

Esta circunstancia, llevó a 2 hipótesis distintas, la primera de las cuales defendía que el trastorno límite de la personalidad es una entidad diagnóstica independiente y la segunda que dicho trastorno es una variante diagnóstica del trastorno de estrés postraumático de tipo crónico, condicionado por experiencias traumáticas en la infancia o en la adolescencia.

Dichos hechos traumáticos habrían llevado a que los síntomas experimentados se hubieran convertido en elementos constituyentes de la personalidad del sujeto, como consecuencia de haberse experimentado el trauma en fases de la personalidad en las que la misma no ha adquirido suficiente consistencia, alterándose por ello, el desarrollo normal de la personalidad del sujeto.

La misma línea de estudio más relevante parece ser la que estudia la relación, entre el trastorno límite de la personalidad, trastorno de estrés postraumático y acontecimientos traumáticos a lo largo de la infancia. Algunos autores se preguntan, si en realidad el trastorno límite no es más que una variante del trastorno por estrés postraumático de tipo crónico, ya que existen numerosos paralelismos entre ambos trastornos, en relación con las experiencias traumáticas previas de estos pacientes, y más en concreto con las de tipo sexual. En diferentes trabajos se encuentra relación entre haber experimentado situaciones traumáticas en la infancia, en general de tipo sexual y recibir un diagnóstico de trastorno límite de la personalidad.

De forma tal que autores como Finkelhor y Browne, el trauma se produce como consecuencia de acontecimientos dolorosos, a los que la persona no encuentra significado, y que además, experimenta como algo insuperable e insufrible. Estos autores, definen el trauma como “aquello que altera el desarrollo cognitivo y emocional de la víctima, distorsionando su autoconcepto, la percepción del mundo y las habilidades afectivas”

Sin embargo la mayoría de los autores, que citaremos, no delimitan un rango de edad concreto, en el que situar, el concepto de traumas infantiles. Lo que si es cierto de manera general, es que se hacen referencias a fases del desarrollo que incluyen etapas prenatales y postnatales, y estas últimas englobarían el periodo evolutivo comprendido desde el nacimiento hasta la preadolescencia.

De tal manera que la mayoría de los traumas infantiles puede ser cualquier forma de maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono o trato negligente que derive en un daño real o potencial para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño, en situaciones en las que se da una relación de responsabilidad, confianza o poder esto es citado por la OMS (Organización Mundial de la Salud)

Esto nos da a entender que las tipologías sobre los malos tratos infantiles, separan éstos en dos categorías principales, siendo éstas: Maltrato físico y maltrato emocional. Las conductas en relación con el maltrato, pueden darse por determinadas acciones, y darían lugar a lo que se conoce como maltrato activo, o por omisiones que darían lugar a lo que se conoce como maltrato pasivo.

En el mismo orden de ideas denotamos que la afectación o maltrato infantil puede influir en el desarrollo normal de la personalidad de un individuo de manera directa o indirecta.

Según Freud, aquellos sujetos, que son incapaces de integrar las experiencias traumáticas vividas en el pasado en su memoria autobiográfica, reexperimentan en el presente una repetición constante de ese material reprimido.

De forma similar, van der Kolk, plantea la probabilidad es de que estos sujetos no sean conscientes de la conexión existente entre la reexperimentación actual y la experiencias traumáticas pasadas.

Así mismo con respecto a la severidad de los síntomas que se sufren como consecuencia de haber tenido experiencias traumáticas, algunos autores, afirman que la severidad de las experiencias traumáticas varía ampliamente, en función de diferentes variables como, tipo de abuso, frecuencia, edad de inicio, número de personas que perpetraron el abuso y si estas eran o no significativas para la víctima, y la presencia del contexto familiar que ayuda a mitigar o potencia los efectos del trauma. La severidad de la experiencia traumática, tiene correlación con la severidad de los futuros síntomas que el sujeto desarrolla como consecuencia del trauma.

Delimitando así la fluctuación de una sintomatología que puede determinar tanto un trastorno limite o un trastorno postraumático crónico de personalidad.

De modo que de forma inicial Según Millon, una de las principales características del trastorno limite de personalidad, es la presencia de inestabilidad áreas como, relaciones interpersonales, autoimagen y la afectividad, además, de una notable impulsividad.

Según la American Psychiatric Association, en la cuarta edición revisada del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el trastorno se caracteriza por la presencia de “un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos” (p.280).

Así mismo infieren manifiestan en cinco o más de los siguientes apartados:

1) Esfuerzos frenéticos por evitar un abandono real o imaginario.

2) Relaciones interpersonales inestables e intensas, con alternancia entre los extremos de idealización y devaluación.

3) Alteración de la propia identidad,

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