Delincuencia Femenil
Enviado por martithaBD • 19 de Marzo de 2014 • 2.543 Palabras (11 Páginas) • 592 Visitas
Como podemos ver la violencia de género es un problema que afecta a múltiples ámbitos de la vida familiar y social, pero pocos hemos pensado en que tanto puede influir en la delincuencia femenina. El 80% de presas han sufrido violencia de género antes de ingresar a la prisión después de sufrir episodios de malos tratos, algunos casos las mujeres acaban agrediendo al maltratador. Otras por miedo o coacciones suelen pasar drogas además en muchos casos la violencia influye para que empiecen con el uso de estupefacientes para poder pasar un rato libre u olvidar. También suele suceder que muchas se van de casa escapando del agresor y es así como empiezan a delinquir no en vano hay muchas mujeres que cumplen su condena por su primer delito. Aunque no hay estudios que digan que estos motivos influyen para la delincuencia femenina como podemos ver existe una muy larga conexión entre la violencia de género y la mujer antisocial. También en la mayoría de los casos no necesariamente puede ser el marido o la pareja de ella si no el papa, la mama, o el hermano tras tener una familia disfuncional es así como vemos evidentemente que se destruye la personalidad de la mujer siendo víctima de la violencia lo que la lleva a escapar de su casa o de su agresor para tenerlo contento. Es como decir que la mujer que delinque es víctima de sus propios actos antisociales.
Hasta épocas muy recientes e incluso hoy en día los estudios de la delincuencia femenina no pasan de ser un mero apéndice cuando existe de los estudios sobre delincuencia en general masculina. Se puede alegar para justificarlo la insignificancia de las cifras de la delincuencia femenina respecto a la masculina. Pese a ello algunos autores an querido distinguir características específicas atribuibles a la criminalidad femenina. Los escasos estudios realizados en nuestro país al respecto han permitido que en la actualidad permanezcan como consagradas científicamente teorías que, en el ámbito de la criminalidad masculina, han sido hace tiempo desechadas. Así, en algunos casos se ha intentado explicar la delincuencia de la mujer desde la perspectiva de las teorías existentes acerca de la delincuencia en general es decir, sin establecer diferencias entre hombre o mujer a la hora de cometer actos delictivos. En otras ocasiones, por contra, se ha intentado enfocar el problema desde el punto de vista de las características biológicas y naturales atribuidas como propias al sexo femenino. Así, se ha intentado descubrir especificidades en la mujer delincuente a partir de estudios sobre anormalidades cromosómicas, desórdenes hormonales, síndrome premenstrual, etc.. Estos estudios generalmente trataban de analizar las específicas causas del delito o de la tipología de las delincuentes diferenciándolas no tanto de la delincuencia masculina como de las características de la mujer no delincuente. Entre estos estudios -básicamente realizados desde ámbitos más médicos que jurídicos- destaca, por ejemplo, la relación entre menstruación y crimen. Desde Hipócrates, se han observado una serie de trastornos psíquicos conductuales y neurovegetativos en relación con la menstruación. Ya Lombroso y Ferrero en 1895 percibían un comportamiento criminal específico relacionado con la menstruación hasta el punto de que se ha llegado a decir que el 80% de los crímenes femeninos se producen en el periodo premenstrual. Algunos autores, como FREUD, intentan encontrar la causa de ésto en las bases más profundas de la personalidad femenina, donde la menstruación recuerda a la mujer su status inferior. Se señala, en este sentido, cómo la pubertad, con la iniciación del ciclo catamenial y el climaterio, como fase última, pasando por la maternidad, parecen relacionarse con un incremento en su actividad delictiva, concretamente en la comisión de robos y hurtos, motivados, al parecer, por una acusada labilidad en el psiquismo femenino durante esos momentos. Quizá fuera conveniente, sin entrar a analizar en profundidad lo que ha sido objeto de estudio en la ponencia anterior, recordar cómo la mayoría de la doctrina que ha tratado el tema de la delincuencia femenina parte de estudios la mayor parte de ellos de carácter empírico, realizados en países anglosajones, que les sirven de base y cuyas premisas acoge la mayoría con escasa visión crítica. A partir de estos estudios se reiteran como características de la delincuencia femenina las siguientes: Desde LOMBROSO parte importante de la doctrina repite como rasgos de la mujer delincuente su sugestionabilidad, mayor crueldad, tendencia al suicidio, alteraciones de la agresividad consecuencia de los cambios producidos por el ciclo biológico, etc. Es decir, se olvidan las circunstancias sociales para fijar, quizá con exceso, la atención en determinadas características psicológicas de la delincuente, admitiendo implícitamente la idea de que el hombre delincuente "se hace" mientras que la mujer delincuente "nace". Sin embargo, lo cierto es que entre el perfil de la delincuencia femenina y el perfil de la mujer marginada y pobre, existe una gran coincidencia. En otro orden de cosas, mientras que las estadísticas demuestran que los índices de delincuencia femenina, tradicionalmente e incluso hoy en día, son muy inferiores a los masculinos, se enfatiza, no obstante, el carácter enmascarado de la delincuencia de la mujer, la cual cometería, sin que se descubrieran fácilmente, delitos como el abuso o maltrato de sus hijos o la utilización de métodos domésticos encubiertos como venenos. Así, algunos autores ponen en tela de juicio los resultados de las estadísticas, porque no representan la realidad, llegando incluso a afirmarse que, al contrario de lo que las estadísticas cantan, en algunos delitos la delincuencia femenina excede a la masculina. Tales serían los casos de aborto, infanticidio, abandono y crueldad con los niños, alcahuetería. No parece necesario recordar que una afirmación de este tipo puede dar lugar a conclusiones falaces: es fácil que haya más mujeres que cometan delitos de aborto o infanticidio que hombres y la razón parece no necesitar excesivas aclaraciones. Creo interesante, a este respecto, destacar la idea ya anunciada de que la mayoría de los estudios sobre delincuencia han sido realizados en países anglosajones, especialmente en Estados Unidos. La transposición automática de estas encuestas, como en bastantes ocasiones se ha hecho en nuestro país, da lugar, a mi modo de ver, a una representación falsa de lo que son los perfiles de la delincuencia femenina. Efectivamente, el fenómeno de la delincuencia, como cualquier otro fenómeno social, viene indudablemente matizado por las especiales condiciones que concurren en una determinada sociedad. En este sentido, tienen gran importancia, junto a factores socioeconómicos (marginación, racismo, bolsas de pobreza, etc.) la
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