Desperté muy temprano como casi todos los domingos para ir a trotar, cosa que difícilmente quitare de mis fines de semana
Enviado por Mikel Abarca • 7 de Septiembre de 2017 • Informe • 1.230 Palabras (5 Páginas) • 201 Visitas
Desperté muy temprano como casi todos los domingos para ir a trotar, cosa que difícilmente quitare de mis fines de semana. Antes de cambiarme a mi ropa deportiva, bajé a prepárame una enorme taza de café negro sin azúcar. Aun en pijamas y con el cabello revuelto, abrí la puerta principal, en ese momento recordé algo que por completo casi se me olvidaba. Encontré ante mis pies la conmemoración de un evento que aún me inquieta y me llena de curiosidad. Me agaché lentamente para recoger el diario “calientito” que estaba en el tapete de entrada. El encabezado me golpeaba como una bofetada que no me esperaba y dolía mucho. Un reportaje acerca del quinto aniversario del asesinato sin resolver de Timmy. Mi mejor amigo, con el cual compartí sus últimos momentos.
Leer el detallado trabajo de investigación redactado por la señorita Jeni, me trajo de vuelta a casa. Deje mis zapatillas en el closet y me cambie devuelta a ropa normal para escribir algo en mi diario sobre los recuerdos que tenia de mi amigo. Se han dicho tantas cosas acerca de su muerte, pero nunca se han acercado un poco a los hechos. El expediente fue congelado ante la falta de evidencias. Como nadie lograba resolverlo, se tuvo que pasar a otro caso.
Timmy fue un hombre que conocí hace más de quince años cuando trabajábamos juntos en una oficina de una empresa, nosotros éramos muy parecidos, con personalidades muy introvertidas y esto nos unió cada vez más, rajábamos así de algunas personas, contábamos nuestras historias y nos divertíamos juntos.
Nosotros conversábamos y lo que más nos hacia juntar eran nuestros típicos fracasos amorosos, ninguno de los dos alguna vez tuvo suerte en eso. A veces nuestra amistad se ausentaba un momento cuando alguien encontraba una cita. Nos alejábamos, pero jamás nos ausentábamos. Sabíamos que el fin de cualquier aventura amorosa era un triste final. Y ahí estaba cualquiera de los dos, esperando con los brazos abiertos y su caja de cervezas, listos para olvidar lo que paso.
Adam, sin embargo, había tenido una experiencia más cercana a lo que podría llamarse matrimonio, compartió departamento durante año y medio con Marcia, periodista del diario local, mujer obsesivamente trabajadora y talentosa pero poco atractiva. El inesperado rompimiento afectó muchísimo a los dos, siendo mi amigo quien quiso no continuar con la relación por diversos problemas personales. El estaba seguro que la quería, así em dijo, pero no la amaba como antes y sentía falta de deseo sexual hacia ella.
Los años pasaban y nos iban inevitablemente consumiendo, parecía que aceptábamos nuestro cruel destino en la fría soledad. Yo estaba conforme y feliz con mi propio espacio personal y encontraba un poco difícil de compartir este con alguien más, pensaba que nunca encontraría a una persona que sería capaz de comprender esto. Por lo que encontré conveniente renunciar a la búsqueda de pareja, teniendo solo aventuras amorosas sin compromiso. Dediqué más tiempo a mis proyectos y al disfrute de mi persona, realizaba actividades que antes solo eran sueños que carecían de valor para llevarlos a cabo. Por el otro lado, Timmy parecía más afectado por esto. Se acercaba a los cuarenta y mostraba necesidad de una mujer. Me hablaba de su gusto por una mujer que trabajaba en un restaurante de la calle Cascadas, una mesera que le atendía cada mañana antes de ir a trabajar a la universidad en donde enseñaba clases de ciencias.
Cuando más necesitaba confianza en sí mismo, esta suerte rara parecía jugarle bromas, empezaba a perder cabello y a aumentar de peso, esto lo ponía cada vez más nervioso y triste. Pronto con pena me confiaba que alguien más se había adelantado en sus intenciones. Un nuevo fracaso, un lugar menos para ir a tomar el desayuno.
Timmy no supo manejar la frustración de la derrota y comenzó a fastidiarla con raras invitaciones, realmente me sorprendió su comportamiento y lo invité a alejarse de esta mala y tonta conducta. Le tomó algunas semanas darse cuenta de lo sucedido, pero estuve ahí para él, como un buen amigo.
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