Diabetes mellitus tipo 2. Azúcar en sangre
Enviado por Roxana Elizalde • 27 de Octubre de 2018 • Ensayo • 2.803 Palabras (12 Páginas) • 123 Visitas
DIABETES MELLITUS
La diabetes mellitus es un trastorno en el que la glucemia (concentración de azúcar o glucosa en sangre) es excesivamente alta porque el organismo no segrega suficiente insulina para satisfacer su propia demanda.
La micción y la sed aumentan y se adelgaza sin pretenderlo.
La diabetes causa daños neurológicos y sensibilidad alterada.
También daña los vasos sanguíneos e incrementa el riesgo de infarto de miocardio, de accidente cerebrovascular (ictus, infarto cerebral, derrame cerebral), de insuficiencia renal, y de pérdida de visión.
El diagnóstico se realiza midiendo la glucemia.
Si se padece diabetes, deben consumirse alimentos con poco contenido de carbohidratos y de grasas, practicar ejercicio y, por lo general, tomar medicamentos que reduzcan la glucemia.
La diabetes mellitus es un trastorno en el cual la cantidad de azúcar en la sangre es más elevada de lo normal. Se suele utilizar el término «diabetes mellitus», y no sencillamente «diabetes», para designar esta enfermedad con el fin de distinguirla de la diabetes insípida. La diabetes insípida es un trastorno relativamente poco frecuente que no afecta a la glucemia, pero que también origina un mayor volumen de orina (poliuria).
La Norma Oficial Mexicana NOM-015-SSA2-2010, Para la prevención, tratamiento y control de la Diabetes Mellitus, señala que el tratamiento debe considerar el establecimiento de metas, el manejo no farmacológico que incluya la educación y automonitoreo, el manejo farmacológico y la vigilancia de complicaciones.
Azúcar en sangre
Existen muchos tipos de azúcares: algunos son simples y otros más complejos. La sacarosa (azúcar de mesa) está constituida por dos azúcares más simples llamados glucosa y fructosa. La lactosa (azúcar de la leche) está formada por glucosa y por un azúcar simple llamado galactosa. Los carbohidratos del pan, de la pasta, del arroz y de otros alimentos similares consisten en cadenas largas de moléculas de azúcar simple. Antes de que el organismo pueda absorber la sacarosa, la lactosa, los carbohidratos y otros azúcares complejos, las enzimas del tubo digestivo deben descomponerlos en azúcares simples.
Por lo general, cuando el cuerpo absorbe los azúcares simples, los transforma todos en glucosa, que es el principal combustible del organismo. La glucosa es el azúcar que se desplaza por el torrente sanguíneo y que las células recogen. «Azúcar» en sangre quiere decir, en realidad, glucosa en sangre
Insulina
La insulina, la hormona producida por el páncreas, regula la cantidad de glucosa presente en la sangre. La glucosa del torrente sanguíneo estimula al páncreas para que produzca insulina. Esta insulina ayuda a que la glucosa pase de la sangre a las células. Una vez en el interior de las células, se convierte en energía de uso inmediato o se almacena como grasa o como glucógeno hasta que sea necesaria.
En condiciones normales, la glucemia varía a lo largo del día: aumenta después de cada comida y vuelve a los niveles previos a la comida durante las 2 horas siguientes. Cuando los niveles de glucosa vuelven a los anteriores a la comida, la producción de insulina disminuye. La variación en la glucemia suele encontrarse dentro de un intervalo reducido, alrededor de 70 a 110 mg/dL de sangre en condiciones normales. Si se ingiere una gran cantidad de carbohidratos, la glucemia aumenta, como también lo hace después de cumplir los 65 años de edad, sobre todo después de comer.
Si el organismo no produce la insulina necesaria para transportar la glucosa a las células o si las células dejan de reaccionar con normalidad ante la insulina, la alta concentración sanguínea de glucosa resultante (hiperglucemia) sumada a una cantidad inadecuada de glucosa en las células, da lugar a los síntomas y a las complicaciones de la diabetes.
Tipos de diabetes
Prediabetes
La prediabetes es un trastorno en el que la concentración de glucosa en sangre es demasiado alta para ser considerada normal, pero no lo suficiente para ser catalogada como diabetes. Se padece prediabetes cuando la glucemia en ayunas oscila entre 101 mg/dL y 126 mg/dL o cuando la glucemia 2 horas después de una prueba de tolerancia a la glucosa se encuentra entre 140 mg/dL y 200 mg/dL. Detectar la prediabetes es importante porque esta afección conlleva un mayor riesgo de diabetes en el futuro, así como de cardiopatías. Perder del 5% al 10% del peso corporal mediante una alimentación adecuada y ejercicio reduce de forma considerable el riesgo de padecer diabetes en el futuro.
Diabetes tipo 1
En la diabetes de tipo 1 (antes denominada diabetes insulinodependiente o diabetes de inicio juvenil), el sistema inmunitario del organismo ataca las células del páncreas productoras de insulina, y más del 90% de estas células son destruidas de forma permanente. El páncreas, por lo tanto, produce poca o ninguna insulina. Solo en torno al 10% de todas las personas con diabetes padecen la enfermedad de tipo 1. En la mayoría de ellas, la enfermedad se manifiesta antes de los 30 años, aunque también puede aparecer más tarde.
Los científicos creen que un factor ambiental (posiblemente una infección vírica o un factor nutricional en la infancia o en los primeros años de la edad adulta) provoca que el sistema inmunitario destruya las células pancreáticas productoras de insulina. Existe una predisposición genética a que algunas personas sean más vulnerables que otras a los factores ambientales.
Diabetes de tipo 2
En la diabetes de tipo 2 (antes denominada diabetes no insulinodependiente o diabetes de inicio adulto), el páncreas continúa produciendo insulina, algunas veces incluso a niveles más altos que los normales. Sin embargo, el organismo desarrolla resistencia a los efectos de la insulina, por lo que no hay suficiente insulina para satisfacer los requerimientos corporales.
a diabetes de tipo 2 solía ser poco habitual en niños y en adolescentes, pero la incidencia es cada vez mayor. Sin embargo, lo habitual es que comience a partir de los 30 años y se vuelva más frecuente con la edad. Alrededor del 27% de las personas mayores de 65 años padece diabetes de tipo 2. Ciertos grupos de ascendencias presentan un riesgo mayor de padecer diabetes de tipo 2: los afroamericanos, los americanos de origen asiático, los indios americanos y los latinoamericanos que viven en países desarrollados presentan un riesgo hasta dos y tres veces mayor que las personas de ascendencia caucásica. También existe una predisposición hereditaria a sufrir diabetes de tipo 2.
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