Diversidad Cultural Y Desarrollo Sustentable
Enviado por shabba1123 • 25 de Octubre de 2012 • 1.742 Palabras (7 Páginas) • 726 Visitas
El desarrollo sustentable y la diversidad cultural
El panorama se complejiza todavía mas cuando al término desarrollo se le adiciona el calificativo sustentable también sometido a distintos usos y variaciones de significado.
El desarrollo sustentable implica satisfacer las necesidades humanas actuales y, al mismo tiempo, conservar y proteger el medio ambiente y los recursos, sociales y naturales para las generaciones presentes y futuras. Pero este requisito no puede lograrse sin considerar a la convivencia como parte significativa de la cultura de una sociedad. Esto es; el modo en que las personas y sociedades se relacionan o conviven, las pautas de conducta y valores que las orientan; en suma la “cultura de las relaciones sociales”.(VIII)
Al respecto señala Lourdes Arispe: “Necesitamos un nuevo modelo de relaciones humanas para conseguir un desarrollo sostenible".(IX) Por esta razón la CMCD define a la cultura como forma de convivencia.
Agrega la autora: “Más del 80% de los fenómenos que generan riesgos para nuestra supervivencia como especie son antropogénicos, es decir, tienen su origen en acciones humanas. Sin embargo, la condición de sostenibilidad se ha centrado casi exclusivamente en las relaciones directas de los seres humanos con su entorno natural, mientras que las indirectas (las establecidas entre las personas) se abordan como una cuestión de gobernabilidad totalmente independiente que debe analizarse y decidirse de acuerdo con otros modelos específicos de la realidad ( …) La convivencia podría servir como principio rector de la transición cultural que debemos experimentar en la Era de la Globalización. Asimismo este concepto podría utilizarse como indicador del funcionamiento de los gobiernos y de la sociedad civil”.(X)
Según la CEPAL, en el estudio sobre las distintas formas de capital que poseen las sociedades - enfoque surgido a raíz de los análisis sobre la pobreza y las “estrategias de vida”(XI) que los pobres utilizan para sobrevivir- se destacan como activos, además del “capital natural” y el “capital producido” otros tres tipos de capital:(XII)
“Capital humano, o los activos que una persona posee como consecuencia de su condición humana (salud, conocimientos, destrezas, tiempo, etc.)
Capital cultural, recursos y símbolos que se poseen como resultado de la cultura de la que se es parte.
Capital social, los recursos o activos que se poseen como resultado de las relaciones con otros (y como consecuencia) de la participación en organizaciones. Se trata del entramado de relaciones sociales y de organización entre los ciudadanos que les permiten alcanzar distintas formas asociativas y compartir proyectos para el logro de objetivos comunes”.
Éste último remite a la noción de cultura como relaciones de convivencia en tanto supone la práctica –mayoritaria en la sociedad- de valores tales como confianza, cooperación, reciprocidad, resolución dialogada de los conflictos, capacidad de organizarse en pos de objetivos comunes, que remiten a la conciencia de pertenencia a una comunidad. La trama social que así se construye no sólo relativiza la diseminación de los valores y las prácticas que deterioran las relaciones de convivencia, entre las personas y con el medio ambiente, sino que alude a la dimensión constitutiva de la cultura con respecto al desarrollo, en el sentido que le da Sen.
La sustentabilidad, entonces, no está referida únicamente a las relaciones armónicas con la naturaleza, sino que en ella están implicadas las dimensiones social y cultural. No puede haber sustentabilidad cuando un pequeño porcentaje de la población concentra la riqueza y vastos sectores sociales son objeto de explotación económica, exclusión social o violencia.
La posibilidad del desarrollo sustentable se vincula a las instituciones sociales, tanto en su dimensión “funcional” como en la simbólica. Las injusticias, las distintas formas de violencia y discriminación, las inequidades socioeconómicas agudas, que lo son también en cuanto al acceso al capital simbólico de la sociedad, impiden u obstaculizan las prácticas y relaciones conducentes a una convivencia social de calidad. Los factores que deterioran la convivencia social implican, asimismo, un deterioro de las instituciones, tanto en su dimensión funcional como en la simbólica, (Castoriadis;) que, a su vez, daña la dimensión constitutiva y creadora de la cultura.
Cabe destacar que la cultura como forma de convivencia y la preocupación por la sustentabilidad del desarrollo, aunque no eran designados con estos términos, estaban presentes en la cosmovisión y las prácticas sociales de los pueblos originarios de América Latina. En las grandes civilizaciones precolombinas Mesoamericana y Andina existen vestigios aún vivos de las mismas. Al concebir al individuo, por un lado como parte del cosmos; la madre tierra y las fuerzas de la naturaleza y, por el otro, en tanto ser esencialmente comunitario, las relaciones sociales estaban reguladas por normas que remitían, no solo a la vinculación de la naturaleza con lo divino, sino también a los valores de reciprocidad, solidaridad y cooperación que sostienen el sentido de comunidad, confiriéndole sentido y presencia en las diferentes prácticas humanas.
Es el racionalismo, impregnado por las nociones iluministas de la cultura occidental, que introduce la idea de la naturaleza como objeto externo a ser conquistado, dominado y explotado por el hombre y mundo antinómico al de la cultura, constreñido al significado de “elevación del espíritu por el arte”. El mito del progreso indefinido que inaugura la modernidad adjudicará al desarrollo el carácter de crecimiento económico basado en la acumulación de bienes
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