Docencia, Liderazgo Y Gestion Escolar

INSTITUTO PEDAGÓGICO DE POSGRADO EN SONORA

ASIGNATURA

DOCENCIA Y LIDERAZGO

ENSAYO

“LIDERAZGO, DOCENCIA Y GESTION EDUCATIVA”

ASESOR

ROBERTO RAMOS LÓPEZ

PRESENTA

MELYZZA YOLANDA FIGUEROA GÁMEZ

OBREGON, SONORA A 11 DE JULIO DE 20011

LIDERARAZGO, DOCENCIA Y GESTIÓN EDUCATIVA

Los sistemas educativos experimentan continuamente procesos de transformación de distintos niveles de profundidad y amplitud. En alguna medida, la dirección que toman dichas transformaciones, corresponde a las características de las sociedades en que los sistemas educativos están inmersos. En sociedades más abiertas, participativas y democratizadas, los sistemas educativos tenderán a ser menos centralizados y jerarquizados, con mayores capacidades de decisión de las figuras que trabajan en los niveles más cercanos a las escuelas y a las comunidades a las cuales sirven y también serán sistemas más transparentes.

En los últimos años, ha cobrado fuerza la idea de que la gestión puede contribuir a mejorar la equidad y la calidad de la educación. Los profesionales de la educación, deben estar dotados de un mayor poder de decisión sobre la gestión del sistema educativo y trabajando de forma colaborativa y articulada, den respuestas más apropiadas a las necesidades y características de los beneficiarios directos de la educación.

Las ideas vigentes sobre las formas más propicias para mejorar el logro educativo, han estado acompañadas del replanteamiento de la gestión educativa en sus distintas dimensiones y niveles. Si la gestión requiere de generar innovaciones, movilizar recursos, poner en juego capacidades y conocimientos, actitudes y acciones para generar las condiciones más propicias para la mejora de los resultados de aprendizaje, el liderazgo se constituye en una capacidad fundamental.

A medida que los docentes, los directores de las escuelas, los supervisores escolares, los asesores académicos y, en general, las figuras educativas de los niveles superiores inmediatos que ofrecen apoyos directos a las escuelas, cuentan con mayores capacidades para tomar las decisiones sobre de los asuntos educativos en sus ámbitos de trabajo (la escuela, la zona escolar, los sectores escolares, las regiones), mayores son las competencias que requieren para diseñar e implementar los cursos de acción más apropiados a las necesidades educativas correspondientes a cada nivel de gestión.

Para obtener mejores resultados en educación es necesario que los agentes educativos dominen competencias como las siguientes:

Encuentren sus propias estrategias.

Elaboren sus propios proyectos institucionales.

Contextualicen los contenidos y técnicas pedagógicas.

Generen sus propios mecanismos de participación comunitaria.

Gestionen sus recursos.

Mantengan liderazgo compartido.

Al respecto Jiménez considera que “para transformar una institución escolar las organizaciones efectivas para el aprendizaje requiere la instalación de una gestión efectiva donde compartir el liderazgo representa una condición indispensable. Entendiéndose esto como un colectivo escolar que esté constituido en un equipo de trabajo y de liderazgo compartido, lo que implica un proceso y una práctica de conversaciones frecuentemente sobre el curriculum, adecuar a la comunidad las normas de convivencia, los valores, la cultura institucional y el proceso de aprendizaje”.

Hoy en día es complicado que un director sea capaz, individualmente, de conducir una institución escolar haciendo uso de la autoridad o poder, pensando que la tarea es ordenar y controlar, pues al tomar decisiones sin la participación del colectivo no podrá mantener ambientes de aprendizaje apropiados, ni compartirá la misma visión que los compañeros de trabajo y por lo tanto las relaciones humanas serán conflictivas.

Moxley, Russ S. (2000) dice que “Existen cinco requisitos para que un modelo de liderazgo compartido funcione en la organización: El primero es el equilibrio de poder; todos sus miembros deben tenerlo y deben ser socios igualitarios en el proceso de mejoramiento institucional lo importante es el trabajo en grupo y no las agendas individuales. Lo segundo es que deben existir objetivos y propósitos compartidos comunes; sus miembros podrán tener opiniones diferentes pero deben alinearse todos en pos del objetivo común – en el caso particular de la escuela, mejorar los resultados de todos sus estudiantes. El tercer requisito es compartir la responsabilidad por el trabajo del grupo; una sociedad funciona cuando sus integrantes comparten beneficios y obligaciones del trabajo conjunto – empoderar a los profesores para trabajar en torno a un objetivo común los hace sentir más responsables y conscientes de su importante rol en lograr resultados en la sala de clases.

El liderazgo de dichas figuras se destaca como una competencia indispensable. Según Posner, Ch. (2004) “El liderazgo como competencia para la gestión en el ámbito de la educación, fue puesto de relieve a partir de la segunda mitad de los años setenta, como resultado de las investigaciones que se llevaron a cabo, destacadamente en el Reino Unido, las cuales se orientaron a examinar el papel de la educación en “el cambio social y en el mejoramiento de las oportunidades de vida de los estudiantes de grupos sociales relativamente marginados”.

En

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