EL ABORTO UNA DECISIÓN TAN FACIL PERO CRUEL

“EL ABORTO UNA DECISIÓN TAN FACIL PERO CRUEL”

La cultura da al hombre capacidad de encontrarse a sí mismo y facilita caminos de superación. El ser humano, siempre que se trata de la vida humana, está en la más íntima conexión con la naturaleza y la cultura. Hay muchos argumentos que se han difundido insistentemente, especialmente cuando, intentan buscar la legalización del aborto en nuestro País, condenando aun más a nuestros jóvenes a tener sexo desenfrenado, y sin ninguna responsabilidad y prevención. Para muchos jóvenes la adolescencia es un período de incertidumbre e inclusive de desesperación; para otros, es una etapa de amistades internas, de aflojamiento de ligaduras con los padres, y de sueños acerca del futuro. En algunos casos los chicos con sus novias en casa de alguno de los padres aprovechan de las circunstancias, y gran parte de los chicos y chicas inician una vida sexual cuando está promediando los 13- 15 años. La actividad sexual de los adolescentes va en aumento en todo el mundo, incrementando la incidencia de partos en mujeres menores de 20 años.

Se dice ¿En qué momento los y las adolescentes están en capacidad biológica para dar origen a un nuevo ser?

Una adolescente, tiene la capacidad potencial de embarazarse a partir de que experimente su primera menstruación (menarquía), aunque existen reportes de adolescentes que se han embarazado sin haber tenido previamente una menstruación, en cuanto a los varones, esto es algo más complejo, pues está comprobado que las primeras eyaculaciones casi nunca contienen espermatozoides con capacidad real de fecundar, y no existe un parámetro capaz de definir con certeza esta potencialidad. Uno de los factores que influye sustancialmente por la inmadurez, tanto la psicosocial como la del aparato reproductor, de la adolescente al no haber completado su madurez biológica, aumenta el riesgo de tener complicaciones durante su embarazo; entre otras, bajo peso al nacer, incremento de la enfermedad hipertensiva de la gestación, anemia materna, mayor índice de trastornos en el parto, y lo peor aún los abortos provocados.

Tenemos la idea de que el instinto maternal crece en todas las mujeres, pero al llegar a una edad fértil, nos damos cuenta que son menos las mujeres que aceptan ésta concepción, pues en algunos casos por ser muy jóvenes, en otros por no estar preparadas para darles a ese ser el cariño y el amor necesario de un hogar, muchas veces por consecuencia de la promiscuidad de nuestras jóvenes o mujeres. Las mujeres tenemos la virtud de dar vida dentro de nuestro ser, pero ¿está en nuestras manos la decisión de interrumpir esta dicha? ¿Tenemos derecho sobre algo que nosotras mismas concebimos? ¿Quién entonces, tiene derecho a decidir sobre la vida de los demás o de un ser? Entonces quien no haya sentido un ser en su vientre no puede opinar al respecto, y es que la maravilla de dar vida tiene como la misma palabra lo dice, un cúmulo de sensaciones y sentimientos inexplicables, que lejos de rechazar, debemos corresponder en que ese proceso se vea consumado completamente y de la mejor manera posible.

Se ha podido comprobar que en los países donde el aborto está legalizado, se incrementa la violencia de los padres sobre los niños, especialmente la de la madre sobre sus hijos aun cuando sean planificados y esperados. La respuesta a ésto es que cuando la mujer violenta su naturaleza y aborta, aumenta su potencialidad de violencia y contagia ésta a la sociedad, la cual se va haciendo insensible al amor, al dolor y a la ternura.

A lo largo de nueve meses, ese nuevo ser debe contar con ciertos cuidados, no es nada fácil crear una obra de esa naturaleza, no es una pintura, que se borra con agua; no es una melodía, que con cada ensayo sale mejor; es un ser humano,

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