EL CHUYACHAKI EN LA OTRA SELVA
Enviado por index123 • 10 de Noviembre de 2017 • Apuntes • 711 Palabras (3 Páginas) • 143 Visitas
EL CHUYACHAKI
EN LA
OTRA SELVA
Mi nombre es Bruno, soy un muchacho muy alegre y feliz, yo vivo en el distrito de Barranco en Lima. Les voy a contar mi historia.
Hace unos años, yo era un niño de 14 años feliz y despreocupado. Siempre me gustaron los cuentos de terror, Mis padres me contaron las tenebrosas historias del chuyachaki, criatura que engaña a las personas para que entren a la profundidad del bosque y mueran.
Siempre que me contaban esas historias me entraba terror y de alguna manera hambre, entonces, siempre iba al mercado, a comprarme unos tacachos, exactamente en el puesto 69 de la señora Jacinta, una mujer dulce y tierna. Recuerdo que las preparaba con sus suaves y delicadas manos de las que me enamoré.
Al día siguiente volví al puesto 69 del mercado con la ilusión de comprarme mis tacachos pero… la señora Jacinta había desaparecido y en su lugar había un señor.
El señor tenía un aspecto horrible era alto, con una tez pálida amarillenta, era corpulento, con una mirada penetrante, las orejas casi puntiagudas y unas uñas larguísimas.
Me acerque y con voz temblorosa le dije: “Donde está la señora Jacinta” y el me respondió: “Volvió a la selva para ver a sus familiares, ya no regresara ¿vas a pedir algo?” yo le dije que quería un tacacho, entonces el empezó a prepararlo, cuando terminó él me dio el plato, con desconfianza procedí a probarlo, sabia exquisito incluso era más delicioso que el tacacho de la señora Jacinta, puesto que había terminado yo levante el brazo y le di un billete de 10 soles, cuando lo agarro sentí como me arañaba con sus largas uñas luego cuando me dispuse a irme, fue entonces cuando vi que tenía una pierna torcida, recordé entonces esas tenebrosas historias de terror que me contaban sobre el chuyachaki y su pierna torcida.
De regreso a casa le conté a mi mamá sobre lo que había sucedido ella me respondió: “No hay que juzgar un libro por su portada”.
Después de eso decidí darle una oportunidad a aquel tipo, fui a su puesto en el mercado, cuando lo volví a ver ya no me parecía tan horrendo y era más cortes y amable, me servía el tacacho y cada vez me parecía más delicioso el tacacho, así se fue repitiendo día tras día ese hombre ya no me parecía un monstruo más bien lo considere un amigo.
Unos días después fue cuando aparecieron esas noticias espantosas, múltiples asesinatos que se habían cometido en el distrito de Barranca.
Mi madre preocupada ya no me dejaba salir, pero yo no me resistía a dejar de probar ese tacacho, su sabor se había vuelto un vicio para mí.
Fue entonces que decidí salir sin que mi madre se diera cuenta, fui directo al mercado estaba vacío pero increíblemente el único puesto abierto era el 69.
Cuando fui a comprar el tacacho todo transcurrió con normalidad y cuando me fui él me dijo: “Gracias por ser tu última visita”
Extrañado por lo que dijo empecé a pensar sobre lo que había dicho, tal vez se iba por los asesinatos, cuando de repente me sentí muy solo, tenía frio, algo me molestaba, sentía que me observaban, que me seguían.
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