EL RESPETO A LA VIDA: EL BIOCENTRISMO
Enviado por veronicaulate • 27 de Enero de 2016 • Informe • 1.066 Palabras (5 Páginas) • 307 Visitas
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UNIVERSIDAD NACIONAL
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES
ESCUELA DE CIENCIAS BIOLOGÍCAS
LICENCIATURA EN LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS
CURSO: BIOÉTICA
CÓDIGO: BIE 503
PROFESORA: M Sc GISELLE GARCIA PEREIRA
ESTUDIANTE:
ANA VERONICA ULATE CAMPOS 262598-3
EL RESPETO A LA VIDA: EL BIOCENTRISMO
EN LA ÉTICA MEDIOAMBIENTAL
II CICLO 2010
CAMPUS OMAR DENGO
EL RESPETO A LA VIDA: EL BIOCENTRISMO EN LA ÉTICA MEDIOAMBIENTAL
- Resumen:
Es de conocimiento general que aquello que, hasta ahora, distingue al planeta Tierra de todo otro planeta es la vida. Pero es menos sabido que la vida no es meramente el contenido de este planeta, sino aquello que permitió que éste fuese un lugar para albergar más vida. Las éticas de la naturaleza que se centran exclusivamente en la consideración moral del ser vivo se agrupan bajo el nombre de biocentrismos.
Un biocentrismo se puede definir como un término aparecido en los años 1970 para designar a una teoría moral que afirma que todo ser vivo merece respeto moral. De esta forma se habla de una comunidad ética de la tierra y de los seres vivos.
La comunidad ética entre seres humanos, cuyo fin es la cooperación entre sus miembros, debe ser extendida, según él, a la comunidad de vida a la que pertenece naturalmente, porque hay una interdependencia que debe ser tenida en cuenta moralmente y no sólo de manera instrumental; esta simbiosis o cooperación natural tiene un valor moral y no sólo un valor económico.
La vida, la humanidad y la Tierra se nos muestran, entonces, como nudos de una misma cuerda. Algunos animales sienten placer y dolor, tienen capacidad sensitiva igual que nosotros, y por tanto tienen interés en evitar el dolor y aumentar el placer, en este sentido aspira a una vida buena. ¿Pero es lo mismo matar a una persona que a un animal no humano con capacidad de sufrir? La negativa se obtiene distinguiendo entre los seres autoconscientes (seres humanos) que desean seguir viviendo porque son capaces de concebirse a sí mismos con un pasado y un presente, y los seres meramente conscientes (animales no humanos) quienes no son capaces de conocer la preferencia de una vida que aspira a prolongarse.
Otros defensores de los animales ven en estos criterios utilitaristas deficiencias que dejan en un estado de mayor vulnerabilidad los intereses morales de estos seres. ¿Pero qué es lo relevante moralmente? ¿Es la facultad de razonar, el lenguaje o la libertad de un ser perteneciente a una especie determinada? ¿Pero qué sucede con aquellos seres de esta misma especie que carecen de razón, capacidad discursiva y autonomía para tomar decisiones, como son los niños, los discapacitados intelectuales o ancianos con facultades mentales deterioradas? ¿Es que estos últimos no cuentan moralmente?
El ser humano no está separado de la naturaleza, es un fruto evolutivo de la misma, que depositó en él una esfera de libertad en el actuar y en el conocer de la cual debe responder adecuadamente. La adecuación es la responsabilidad por esta libertad, libertad que tiene a cargo el mundo de la vida del que surge.
El hombre, en consecuencia, es el único ser capaz de responder a la llamada que la vida hace en la tierra, llamada que apela a la unidad del ser y del bien. Y esto implica para el ser humano asumir la responsabilidad de aquello que no le pertenece, pero que hace de su vida algo digno en la tierra, y que se resume en la responsabilidad por la pregunta de ¿por qué debe existir algo en el mundo en vez de nada? Los seres humanos presentes tenemos un deber con los seres humanos futuros, y no podemos arriesgar su existencia ya que ellos deberán continuar haciéndose esta pregunta, y respetar toda forma de vida en la tierra.
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