EL VOTO Y LA DEMOCRACIA.

EL VOTO Y LA DEMOCRACIA.

Nicolas Muñoz 1101

        En la actualidad se asocia el término de democracia con libertad, igualdad, posibilidad de autogobernarse en un plano totalmente funcional, que en parte es lograda a partir del esfuerzo de una considerable cantidad de individuos aptos para la toma de decisiones colectivas. Sin embargo, es “posible” que se haya transmutado la doctrina desde el siglo 500 a.c; Aunque es cierto que el pueblo es la clave para la política, y que este siendo líder de sí mismo pueden lograr mucho. Pero no todos han de conocer cómo controlarse, ni menos considerar de forma adecuada sus intereses sociales, ¿Es acaso la democracia la mejor forma para que un gobierno adquiera un sostenimiento y progreso? La historia nos ha dado muchas manifestaciones de las falencias de esta.

        En el “correr” de  la historia, se ha comprobado que una votación errónea ha permitido que un pueblo sucumba ante una deplorable administración social; tal como: Venezuela; La democracia logra el acceso de toda persona, que en teoría política, es una participación ciudadana igualitaria, el inconveniente de lo anterior, es: la poca capacidad de algunos hombres para lidiar con el poder y la administración pública; sea por una deficiente experiencia o un básico conocimiento que no satisface los requerimientos de la comunidad, así como el bajo índice de personas calificadas para acceder a la votación. En otras palabras: poder elegir correctamente. Desde el surgimiento de este sistema político, Sócrates sostenía que los hombres comunes no eran capaces de decidir por ellos mismos, ni por su alrededor a causa de la carecían de habilidad jerárquica.

Para el goce de una elección bien ejecutada, hace falta la cavilación de humanos conocedores de lo restante en la ciudadanía, y como suplirlo; Siendo consiente de cómo se beneficia el común con el mandato de cada candidato. En cuyo caso, personas que objetivamente aplican y otorgan la hegemonía de una región a alguien con la facultad de hacerlo. El disponerle el mandato a una persona es obsoleto e infructífero si aquellos que lo avalan, no son capaces de discernir una percepción global de una específica. Parece ser que la meritocracia abarca este pilar; sin embargo, todo sistema sufre de fisuras, y es que cada hombre es subyugado por sus deseos, algo que niega una decisión deliberada, sin importar la condición profesional; no obstante, este obstáculo es solucionado con un comportamiento objetivo e incorruptible depositado por una educación a fin global y no individual.

En resumen, la democracia tiene el potencial de ser la mejor forma de gobierno que podríamos poseer, siempre y cuando los que carezcan de sentido social, global, político, objetivo y reflexivo no dispongan del voto por derecho, por lo tanto mejorar la educación y las virtudes de cada ente deben encaminarse a un voto introspeccionado, proveniente de hombres calificados para ello; en otro sentido, el ciclo de incompetencia o deficit gubernamental que por ejemplo es la corrupción, continua; por lo tanto, evoca la pérdida de un potencial desarrollo económico, político y cultural de la “sociedad”. Citando a Aristóteles: “No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea practico”.

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