ENSAYO SOBRE SALUD SEXUAL
Enviado por Esther Salguero • 5 de Octubre de 2022 • Ensayo • 2.114 Palabras (9 Páginas) • 80 Visitas
MARIA ESTHER SALGUERO GARNICA
N.C. 319173071
INTRODUCCIÓN
La salud sexual y reproductiva es un derecho humano que se define como “… un estado general de confort físico y de la mente en todos los puntos involucrados con el sistema reproductivo y sus funcionalidades y procesos. Por lo cual, este enfoque entraña la función de gozar de una vida sexual exitosa y sin peligros, así como la independencia para dictaminar sobre la procreación, el instante más correcto para ésta y el número de veces que habrá de suceder". El grado de ingreso a la salud sexual y reproductiva (SSR) refleja de forma sinérgica ciertos de los primordiales indicadores del grado de desarrollo de un territorio; ejemplificando, el grado educativo poblacional, las desigualdades entre regiones urbanas y rurales, pobreza y marginación, u otros componentes que sitúan a ciertos conjuntos en condiciones desfavorables y de vulnerabilidad, como los equipos nativos, las enraizadas inequidades de género, o las propias propiedades de la edad como la adolescencia o la vejez, que condicionan de manera directa la entrada a los servicios de SSR. Asegurar el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos es de importante trascendencia, debido a que se consolidan como derechos humanos en tanto salvaguardan la vida y la totalidad de los individuos. Asimismo, integran el derecho de todos los individuos a entrar libres de coerción, discriminación y maltrato, al máximo grado viable de salud sexual, integrado la entrada a procedimientos anticonceptivos seguros, eficaces, asequibles y oportunos; a pedir, recibir y dar a conocer información relacionada con la sexualidad; incluye además el derecho a la enseñanza sexual integral; el respeto a la totalidad del cuerpo; la votación independiente de pareja; derecho a dictaminar ser sexualmente activo o no; a las interrelaciones coitales consensuadas; al matrimonio independiente de coerción; el derecho a dictaminar si tener hijos o no, y en qué momento; y ejercer una vida sexual exitosa, segura y placentera. De manera especial, las damas deben tener ingreso a servicios que las apoyen a tener un embarazo sano, un parto seguro e hijos saludables. Para hacer respetar los derechos sexuales y reproductivos se necesita disponer de información fidedigna y actualizada sobre el asunto, que posibilite focalizar y evaluar los programas gubernamentales que tengan más grande efecto sobre la población. Aunque es fundamental de mostrarlas brechas persistentes en medio de las entidades federativas, así como en los conjuntos más vulnerables de damas (adolescentes, hablantes de lengua indígena y residentes en superficies rurales) con en relación con las que viven en condiciones sociales más favorables. México es un territorio profundamente desigual; las prácticas sexuales y reproductivas de sus habitantes responden a un extenso y bastante diferenciado abanico de condiciones de vida, a medida que sus niveles de pobreza, lo mismo que el rezago en temas de ingesta de alimentos, enseñanza, derechos sociales, prevención y atención a la salud inciden de forma directa sobre el estado que guarda su salud sexual y reproductiva (SSR).
DESARROLLO
En las regiones rurales de México hay más necesidades insatisfechas que las célebres en las encuestas, las cuales han dejado de lado varios inconvenientes involucrados con la SR. La estrechez y parcialidad de los programas de PF y salud materno materno-infantil han quedado en prueba en fechas actuales. Con un criterio ampliado que ahora toma presente las necesidades definidas por las propias féminas, se ha encontrado que persiste una notable segmentación y exclusión de ciertos conjuntos de población: las féminas nativas, quienes poseen menos enseñanza y los individuos de entornos más precarios. En los programas, la información se difunde casi exclusivamente a damas unidas y casadas, a medida que el razonamiento sobre anticoncepción es menor entre las solteras (25% no ha oído dialogar de ningún procedimiento, ante 11% de las que viven en pareja). El caso se agrava en medio de las féminas nativos, las menos educadas y las solteras; 2 de cada 3 de estas últimas que carecen de escolaridad, y poco menos de 3 de cada 5 nativos, no conocen procedimiento alguno. La utilización de anticonceptivos en medio de las damas nativos y sin escolaridad no alcanza 40 por ciento, a medida que en lo demás supera a 60 por ciento. En medio de las féminas sin hijos, 9 por ciento los usa, y hace lo propio únicamente 5 por ciento de las solteras, viudas, divorciadas y separadas. Existe una alta incidencia de esterilizaciones: 54 por ciento de las usuarias sin escolaridad. Y a medida que 18 por ciento de las féminas operadas tuvieron menos hijos de los deseados, 23 por ciento tiene menos hijos sobrevivientes de los que hubiera preciado; otro 1 por ciento quisiera tener otro hijo. Prevalecen elevados índices de mortalidad infantil, así como la práctica de cesáreas (cerca de 30 % del total de partos del país) y abortos (17% de damas tuvieron por lo menos un aborto); varios de ellos fueron inducidos, y reflejan una cifra subestimada. No ha recibido la atención prenatal mínima de 5 consultas (que instituye la Regla Oficial Mexicana) 75 por ciento de las damas sin escolaridad, 67 por ciento de las nativas, 65 por ciento de las de más grande paridad y 61 por ciento de las de más grande edad. De las féminas de superficies rurales marginadas, 34 por ciento no se atendió el parto en una clínica gracias a deficiencias en los servicios. Las féminas con más grandes necesidades de salud reproductiva son las nativas, las que no han tenido maneras de ir al colegio y las de más grande edad. Se hicieron la prueba ginecológica del Papanicolau menos de la mitad de las damas de 25 años; a medida que tanto, poco bastante más de la mitad ha recibido información acerca de la manera de explorarse los senos. La diferencia en la entrada a las pruebas de detección de cáncer cervicouterino es alarmante: 55 por ciento de las no nativos ante 24 por ciento de las nativas; bastante más de 57por ciento de las de más grande escolaridad y menos de 30 por ciento de las que no poseen escolaridad alguna. Pese a jugar un papel importante para la satisfacción de las necesidades de SR y de que las políticas de control de la fecundidad se han dirigido a las damas más pobres, la estratificación socioeconómica de los domicilios y las interacciones de género no fueron consideradas. Los programas han excluido a un extenso sector poblacional femenil con vida sexual activa y peligro de embarazos no deseados: las solteras, viudas, divorciadas y separadas. Tampoco se ha considerado el papel de los varones en las elecciones reproductivas, o sus necesidades particulares de anticoncepción, y menos todavía se han garantizado los derechos reproductivos, como son las necesidades sentidas y la soberanía de los individuos, la insatisfacción con el procedimiento utilizado o la preferencia por cualquier otro al que aún no se tiene ingreso. La exclusión territorial y la carencia de oferta de servicios de salud institucionales en sitios aislados y dispersos tiene un impacto importante sobre la satisfacción de necesidades: en las metrópolis donde la población necesita de una hora y media por lo menos para moverse a una unidad médica de segundo grado, la insatisfacción con la utilización de anticonceptivos de las damas aumenta en 62 por ciento al compararse con las que viven en ciudades con más grandes ventajas. Si bien debería destacarse como un desarrollo que entre1987 y 1997 el porcentaje de necesidades no satisfechas haya disminuido en 13 por ciento (de25.1% a 12.1%), y que el indicador haya mejorado para todos los conjuntos de edad, se necesita señalar que el cambio más importante se vio en las damas que tenían 4 o 5 hijos nacidos vivos (grupo para el que las necesidades no satisfechas se disminuyeron casi 60%), y que las necesidades insatisfechas se mantuvieron en una de cada 5 féminas jóvenes y adolescentes, en una cuarta parte de las damas rurales y en una quinta de las pobladores de regiones urbanas. Al examinar la calidad de vida y de casa queda al descubierto la selectividad de los servicios: a menor escolaridad más grande la insatisfacción. En las zonas rurales de los estados más pobres (Chiapas, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, México, Michoacán, Oaxaca, Puebla y Veracruz), las damas del estrato más bajo muestran porcentajes de insatisfacción bastante mejores a los del estrato alto(33.6% ante 3.4%).Entre los componentes involucrados con la calidad institucional, debería señalarse que la falta de capacitación y la reducida competencia técnica de los prestadores de servicios ha resultado en un aumento de la insatisfacción. Los programas deberían tener presente, asimismo, otros componentes particulares, culturales y comunitarios: la dinámica de poder y los procesos de negociación entre hombres y damas –cuando dichos últimos por cierto existen-, expresándose en las prácticas sexuales y reproductivas. Un estudio a partir de la óptica del género deja claro que, si el varón es el líder del hogar, la insatisfacción es de 26.2 por ciento, ante 33.5 por ciento si es la dama la que ocupa aquel sitio. El peligro de insatisfacción aumenta 6 veces en las féminas cuya pareja se opone a la práctica anticonceptiva que donde el esposo la aprueba. Se observa, del mismo modo, que la predominación de crítica de la pareja desciende en el tamaño en que se incrementa el poder de elección de la dama. Otro componente fundamental en México es que hay diferencias significativas en la incidencia, tendencia y propiedades del embarazo púber según el estrato socioeconómico de pertenencia. El embarazo muchacho se centra en los estratos bajos (74%) y mayoritariamente rurales, posiblemente pues en ellos, comparativamente con otros estratos y con ambientes urbanos, sigue predominando la tendencia a la alianza y a la maternidad más tempranas. Parece haber una tendencia al aumento de los embarazos en menores de 19 años en los estratos medio y elevado, casi constantemente entre damas unidas o casadas, y únicamente pasa con más frecuencia en las solteras del estrato elevado, lo que puede ser por el poco asentimiento social de la práctica de la sexualidad previa al matrimonio y el consecuente rezago en la utilización de procedimientos anticonceptivos. Existe una marcada diferencia en las regulaciones sexuales para hombres y féminas, así como diferentes prácticas por estrato socioeconómico. Se constata un proceso de modernización desigual de las sexualidades, que en los sectores más pobres continúa bastante vinculado a los controles e instituciones sociales clásicos.
...