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Economia Social


Enviado por   •  6 de Abril de 2014  •  2.631 Palabras (11 Páginas)  •  183 Visitas

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CONCEPTUALIZACIÓN:

a) La Economía es el proceso por el que una Comunidad específica resuelve sus necesidades básicas, garantizándolas a futuro.

b) El Ser Humano es Social, Dialógico, interdependiente, tiende a la libertad, puede ser consciente y es histórico, evoluciona.

c) El Ser Humano se relaciona consigo mismo, con otros seres humanos, con el Medio Natural y con lo Trascendente.

d) Al ser Social, se ve en la necesidad de aprender a convivir y colaborar con otros seres humanos. Esta convivencia le lleva a plantear reglas y acuerdos para todos los procesos que involucran a otros seres humanos. Para garantizar su existencia, el ser humano se ve en la necesidad de organizarse…..

ECONOMÍA SOCIAL O EL TERCER SECTOR UNA POLÉMICA NECESARIA.

La sociedad civil está adquiriendo una creciente relevancia como interlocutor sociopolítico ante la opinión pública y ante las instituciones políticas y económicas. Identificadas las organizaciones integrantes de la sociedad civil como Tercer Sector, por situarse entre el Estado y el mercado como un «tercer» productor de bienestar social, su peso en la prestación de servicios sociales es creciente. Sobre todo ante las transformaciones que está sufriendo el Estado de Bienestar. En este contexto, existen diferentes posiciones ideológicas sobre el papel que debe jugar el Tercer Sector y son variadas las estrategias seguidas en su seno por los diferentes actores sociales que lo integran.

Normalmente al Tercer Sector se le define más por lo que le diferencia o le asemeja a los otros dos sectores, el Estado y el mercado, que por sus atributos específicos.

Si bien las entidades englobadas en el Tercer Sector comparten con las empresas la condición de organizaciones privadas y con el Estado el interés por cuestiones públicas relacionadas con el bienestar social, su característica de organizaciones no lucrativas les distancia de las empresas y su condición de no gubernamentales les separa del Estado. Además, deben tenerse en cuenta otra serie de consideraciones de tipo valorativo tales como deberse a finalidades y motivaciones de carácter altruista y de búsqueda del bien común. Aunque no siempre la misión o las prácticas de las entidades del tercer sector están encaminadas hacia el interés general, pueden defender intereses particulares de colectivos o grupos, lo cierto es que la percepción social predominante les atribuye estar orientadas hacia el bien común y portar una significativa carga ideológica en sus acciones.

Otros rasgos definitorios del Tercer Sector son: estar organizado, ser autogobernado (independiente) y de libre afiliación o adhesión voluntaria. Sin embargo, no resulta tan sencillo separar al Tercer Sector del mercado y del Estado, como si fuera una esfera independiente, pues en incontables ocasiones entra en competición con las empresas en la provisión de bienes y servicios a la sociedad y en no menos ocasiones es un actor fundamental en el desarrollo de muchas políticas sociales impulsadas por el Estado. Amén de su excesiva dependencia de la financiación pública. El principal problema que comporta el término Tercer Sector es su tremenda heterogeneidad, pues hace las veces de cajón de sastre incluyéndose en él todas aquellas organizaciones no consideradas como empresas o como entidades públicas. De tal suerte que algunos estudios ubican dentro del Tercer Sector la siguiente variedad de entidades: asociaciones, fundaciones, entidades singulares, cooperativas, sociedades laborales, mutualidades y cajas de ahorros. A los efectos del presente artículo nos centraremos principalmente en las entidades que realizan actividades de interés general, prestan servicios sociales y están orientadas hacia el bien común, y que comúnmente son denominadas por la opinión pública como ONG.

Otro problema relacionado con el Tercer Sector consiste en que se tiende a cobijar bajo un mismo paraguas a organizaciones que no comparten ni objetivos ni prácticas comunes. Una tendencia generalizada consiste en atribuirles como propios a su naturaleza valores como la democracia, la equidad, el pluralismo, la transparencia, la solidaridad o el interés por lo público, así como proyectos sociales compartidos y funciones similares. Si bien este conjunto de valores son promovidos por un amplío número de organizaciones, no son necesariamente compartidos por el conjunto, ni todas las que se proclaman defensoras de estos valores los llevan a la práctica en la realidad.

El propio término Tercer Sector es polémico tanto en su génesis como en su uso por parte de los diferentes actores sociales. Concepto acuñado en Estados Unidos para describir la división entre los tres productores de servicios sociales que existen en una economía capitalista, país que tradicionalmente ha mostrado grandes resistencias a la extensión de las competencias del Estado en materia social, se insertó en su origen dentro de la estrategia del revitalizado conservadurismo norteamericano que representaba el gobierno de Ronald Reagan para desprestigiar la acción del Estado e idealizar como alternativa a la sociedad civil. De tal suerte, que es utilizado como un elemento más del pensamiento neoliberal en su tendencia a privatizar la acción del Estado sobre la base del argumento de la «mayor eficacia y eficiencia de la sociedad civil» (Roitter, 2004: 22).

Tanto el concepto de Tercer Sector como las demandas de mayor protagonismo de la sociedad civil se han universalizado y sin embargo no significan lo mismo en todas las latitudes ni para los diferentes actores sociales. De hecho se puede afirmar que asistimos a la convergencia perversa de dos tendencias antagónicas. De un lado, el citado proyecto neoliberal que aboga por un repliegue del Estado en cuanto a proveedor de derechos sociales y su transferencia a la sociedad civil. De otro lado, un proceso de ensanchamiento de la democracia y de creación de nuevos espacios de participación de la sociedad civil. Una sociedad civil que reclama un mayor protagonismo en la toma de decisiones respecto de las políticas públicas y de corresponsabilidad en la gestión del bienestar colectivo, pero que apuesta por un Estado fuerte que garantice los derechos sociales y actúe como muro de contención frente a las crecientes desigualdades y los desmanes del mercado. Asistiendo, por tanto, a dos proyectos políticos distintos que, sin embargo, se disputan el significado de palabras como democracia, sociedad civil, participación y ciudadanía (Roitter, 2004).

La creciente identificación entre sociedad civil, Tercer Sector y ONG es percibida con temor por sus efectos «despolarizadores». Desde los poderes públicos y los medios de comunicación se transmite y promueve una imagen asistencialista, bonachona y acrítica de las ONG que desvirtúa el potencial que posee

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