Efectos biológicos y sociales del uso de uso de drogas
Enviado por Gonzalo Sarango Bravo • 8 de Julio de 2020 • Ensayo • 1.675 Palabras (7 Páginas) • 185 Visitas
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Ensayo
Efectos biológicos y sociales del uso de drogas
Escrito por: Gonzalo Sarango Bravo
Efectos biológicos y sociales del uso de drogas
Sobre las drogas, podemos definirlas simplemente como medicamentos, ya que esa es la definición original, sin embargo, hoy en día ha adoptado otro concepto, el de “droga de abuso”, y cuando hablamos de drogas, directamente entendemos que se trata de una droga de abuso, la cual se define como: “Toda sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de administración produce una alteración del natural funcionamiento del sistema nervioso central de la persona, y que además puede crear adicción, sea esta física, psicológica o ambas”. (Kramer & Cameron, 1975). Y partiendo de esta forma de ver a las drogas, podemos entender muchas cosas, por ejemplo, es muy común observar en las calles personas que han caído en algún vicio, ya sea este el alcohol, apuestas, o algún tipo de droga; y en muchos casos se trata de jóvenes que, por desgracia, han terminado en el último de los vicios mencionados. Se vuelven drogadictos y desperdician su vida, y aunque algunos logran superar aquella situación, otros no lo consiguen. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Qué es lo que, biológicamente hablando, vuelve dependientes de las drogas a las personas que las consumen? ¿Qué consecuencias puede tener esta situación en las personas que han optado por seguir este tipo de prácticas? Estas son las preguntas que responderemos a lo largo de este ensayo, donde analizaremos los aspectos biológicos y sociales que influyen en el consumo de drogas.
El sistema nervioso del ser humano es algo particularmente delicado, y explicaremos de manera concreta el porqué. Biológicamente el sistema nervioso humano funciona como una serie de conexiones, las cuales conocemos como nervios, estos nervios están conformados por unidades microscópicas bastante conocidas, nos referimos a las neuronas, que están interconectadas unas con otras y realizan entre ellas el llamado impulso nervioso o sinapsis (Rossi, 2008). Para entender el impulso nervioso, hay que primero entender cómo está conformada una neurona, y bien pues, una neurona se constituye de tres partes fundamentales: un cuerpo, unas ramificaciones llamadas dendritas y una prolongación denominada axón. He aquí un punto que queremos dejar muy claro, el impulso nervioso se da entre las dendritas y los axones, y ocurre en un sitio llamado espacio sináptico, el cual no es más que el espacio que existe entre el final del axón de una neurona y la punta de la dendrita de otra (Sherman, 2017). Lo que ocurre en este espacio sináptico no es el paso de solo electricidad como se podría llegar a pensar, se trata más bien del movimiento de sustancias que reciben el nombre de neurotransmisores, los protagonistas de la sinapsis.
Nuestro sistema nervioso se divide en dos partes: una es el sistema nervioso central, conformado por el encéfalo y la médula espinal; y la otra es el sistema nervioso periférico, que está conformado por todos los nervios que estén fuera del sistema nervioso central. Lo que ocurre es que las drogas afectan directamente a nuestro sistema nervioso central, específicamente a nuestro sistema límbico, ubicado en el encéfalo, o por decirlo de otra manera, en medio del cerebro (Leff & Antón, 2001). El sistema límbico es, en esencia, aquel que permite que sintamos placer o desagrado al realizar alguna acción, y existen dos mecanismos que se reflejan: el de recompensa y castigo. El sistema de recompensa permite que luego de realizar cosas como descansar, comer, reír, ir al baño, entre otras cosas, nos sintamos bien. Esto es gracias a la descarga de dopamina (un neurotransmisor) que se lleva a cabo luego de realizar alguna de estas acciones. El sistema de castigo hace todo lo contrario. Las drogas influyen en esta parte en específico, en nuestro sistema de recompensa, liberando grandes cantidades de dopamina o haciendo que se acumulen en ciertas zonas, dependiendo del tipo de droga que se utilice (Carbonell, 2018).
Las drogas pueden ser de tres tipos, y cada uno tiene un efecto diferente en nuestro sistema nervioso central. En primer lugar, están las drogas estimulantes, que aceleran al organismo. Luego están las drogas depresoras, que hacen que nuestro organismo funcione más lentamente, y por último están las alucinógenas o psicodélicas cuya función principal es la de alterar la forma de percibir el mundo que hay fuera de nosotros. (Educativo, 2016). El mecanismo fisiológico que tiene lugar cuando una persona consume drogas es el siguiente: En el caso de las drogas estimulantes, la droga hace que los receptores de neurotransmisores, ubicados en las dendritas, se mantengan abiertos y den paso libre a la dopamina, sin haber retención alguna y esto causa una sobreexcitación en nuestro sistema nervioso central, haciendo que la persona que consume la droga estimulante tenga la necesidad de estar activo, y debido a la gran cantidad de dopamina que recorre los nervios, siente gran placer (Sherman, 2017). Por otro lado, están las drogas depresoras, como el alcohol que, a diferencia de las drogas estimulantes, no permiten el flujo poco limitado de dopamina, más bien todo lo contrario, lo que ocurre con este tipo de drogas es que se bloquean los receptores de neurotransmisores, haciendo que nuestras conexiones neuronales en tanto a la sinapsis nerviosa sean mucho más lentas (OMS, 2004). Al no fluir los neurotransmisores, estos se quedan atrapados en los espacios sinápticos, los cuales mencioné anteriormente, y esta acumulación de dopamina en los espacios sinápticos son los que causan una intensa sensación de placer y la ausencia de dolor. Y, por último, en cuanto a las drogas alucinógenas, estas liberan neurotransmisores que van a afectar a nuestro sistema nervioso central en su funcionamiento normal, y como ejemplo más común para este tipo de drogas se tiene a la marihuana o cannabis, que, al ser fumada, ingresa a nuestro organismo un neurotransmisor denominado THC o tetrahidrocanabinol, que es responsable de producir relajación, alteración de los sentidos visuales, auditivos, olfativos, fatiga y estimulación del apetito, además de estimular el sistema de recompensa con el cual se libera dopamina a niveles más altos en relación a los que son normalmente liberados como respuesta a estímulos naturales, y esto también produce placer (NIDA, 2015).
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