Ejemplo de la Ciencias sociales 2 integradora E1
Enviado por kenec • 19 de Febrero de 2018 • Documentos de Investigación • 1.912 Palabras (8 Páginas) • 221 Visitas
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Actividad Integradora
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Ciencias Sociales II
Introducción.
Como introducción, nuestro equipo presentará en este ensayo el tema y lo relevante a la industrialización en la época del porfiriato. Aquí, con toda la información que se recabe se generará un ensayo con una compostura informativa de lo sucedido, obtenido o perdido durante esa época. Es bien sabido que se presentó en ese tramo de historia en nuestro país una larga serie de sucesos y uno fundamental es sin duda el hecho de la industrialización que trajo consigo muchos cambios en torno a la economía, y repercutía directamente en la sociedad. Dentro de esta parte de nuestro pasado se encuentra, como ya fue mencionado, pero más concisamente la expansión económica, en la que, por supuesto se basa en la construcción de ferrocarriles financiado por las inversiones extranjeras que también facilitaron el acondicionamiento de los puertos, la explotación de minas, las operaciones de establecimientos bancarios, transporte y grandes casas de comercio en nuestra nación.
Durante el Porfiriato el establecimiento de relaciones comerciales con Estados Unidos y la industrialización del país hicieron impredecible el sistema de transporte rápido y eficaz; el ferrocarril era la solución ideal en esa época. Son los anteriores factores que de principio comenzaban a ayudar al comercio interno de nuestro país pero conforme llegaban inversiones extranjeras podía notarse que el gobierno tenía cada vez más intenciones de aumentar estos trato externos, esto se verá dentro de nuestro proyecto, aunque sin duda, durante este periodo en nuestro país las cosas no iban nada fácil para nosotros los mexicanos, pero dentro de este ensayo se va a identificar puntos de modernización abarcados como buenos por parte de nuestro gobierno. Así que, sin más por anticipar, adentrémonos a nuestro ensayo.
La Industrialización.
Cambios políticos internos e inversión extranjera como factores para el desarrollo industrial.
Profundas transformaciones en la industria de México resultan del balance económico del período porfirista; el rasgo más notable en la economía mexicana fue la tendencia a crecer que la producción mostró en sus diferentes ramas -primaria, manufacturera y de servicios- tanto en términos generales como en específicos. En la octava década del siglo XIX la economía mexicana parecía reposar en estructuras económicas pasadas. Se sabe que las manufacturas en muy pocos casos rebasan las dimensiones artesanales y la agricultura seguía siendo de subsistencia o se orientaba a abastecer los mercados más inmediatos.
Lo mismo se puede afirmar de la red interna de comunicación, que dependía de animales de carga y normalmente se limitaba a ciudades que habían logrado generar cierta actividad comercial a su alrededor.
El gran salto industrial logrado por el porfiriato se explica en el análisis de dos variables en la vida nacional. Por una parte, tienen lugar una serie de importantes cambios políticos y, por la otra, la inversión extranjera alcanza características relevantes.
Los gobiernos de Díaz y González mueven los obstáculos que se oponían a las inversiones extranjeras.
Un obstáculo importante es el de las relaciones diplomáticas entre México con Inglaterra, Francia y Alemania. Relaciones que estaban suspendidas ya sea por los resentimientos políticos resultantes de las invasiones o bien por el no reconocimiento, por parte de los gobiernos republicanos, de las deudas contraídas por el gobierno. Situación que había congelado la opción de préstamos del país. Sin embargo, a partir de 1880 se reestablecieron las relaciones con Francia. Con Gran Bretaña, entre tanto, existía una vieja deuda pendiente; pero el panorama mejoró y el gobierno pudo negociar dos años después la deuda en condiciones favorables para México.
Los capitales pese a su importancia como factor no podían haber trascendido sin importantes cambios estructurales internos previos. La política de centralización en la toma de decisiones, aparejada a cambios en la legalidad, significó, sin lugar a duda, un paso adelante en la consolidación de un proyecto nacional que subordinó e integró proyectos locales y permitió modificaciones relevantes en relación con un nuevo sistema hacendario; el reconocimiento de la deuda pública que era una condición necesaria para obtener capitales y la toma de decisiones en relación con el sistema de transporte.
El nacimiento de nuevas empresas en la industrialización se dio principal mente por el crecimiento de la industria gracias a la expansión de los ferrocarriles gracias a esto se lograron exportar algunos productos nacionales a los mercados extranjeros, en las últimas décadas del siglo XIX la industria se diversifico y la mayoría de las nuevas fábricas florecieron, sobre todo en las grandes ciudades mercados, como las de México, Guadalajara, Puebla, Monterrey y Orizaba.
Algunas de las más grandes industrias en estos tiempos fueron las productoras de azúcar, la textil, el tabaco y la metalúrgica.
La metalúrgica desarrollada intensamente en Monterrey, se abastecía de materia prima desde el cerro del mercado (Durango) y gracias a la expansión de los ferrocarriles se logró abastecer con facilidad y mayor rapidez.
De acuerdo con su historia, la reducida demanda interna era insuficiente para utilizar plenamente la tecnología disponible en el ámbito internacional, diseñada para mercados de mayor tamaño. Dada la disparidad existente entre la escala de producción óptima que dictaba la tecnología y la escala a la que permitía producir la limitada demanda interna, resultaba imposible para las empresas utilizar eficientemente los recursos y por lo tanto, estaban estructuralmente condenadas a producir con costos mayores que la competencia extranjera. Además, la industria porfiriana no podía contrarrestar sus desventajas competitivas gracias a los menores salarios que se pagaban en México debido a una muy reducida productividad de los trabajadores. De esta forma, la industria requería forzosamente, para sobrevivir, no sólo de protección arancelaria, sino de una serie de privilegios gubernamentales que los empresarios porfirianos consiguieron con éxito. Una de las principales estrategias seguidas por los industriales fue la de conformar sus empresas en estructuras monopólicas u oligopólicas, como lo muestra la tendencia observada de una creciente concentración industrial. En algunos casos, como el de la Fundidora Monterrey, esto tenía razones estructurales: la escasa demanda no daba lugar a más de una empresa. Sin embargo, en otros, como el de la Compañía Nacional de Dinamita, era producto de la política gubernamental que ponía barreras a la competencia. Más aún, el escaso (y viciado) desarrollo de las instituciones financieras en el país, limitaba el acceso de empresarios potenciales a la producción industrial, contribuyendo a generar una industria concentrada en unas cuantas empresas. No obstante, si bien la protección comercial y la concentración industrial ayudaron a la industria a sobrevivir, no eran suficientes para compensar los altos costos que generaba la asimetría entre tecnología y mercado y la baja productividad de los trabajadores. Es así que explica las sorprendentemente bajas tasas de ganancia que se encuentra en los cálculos para el periodo porfiriano.
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