El Descubrimiento De Los Antibióticos: Historia Y Evolución
Enviado por mfloresw24 • 29 de Septiembre de 2014 • 1.270 Palabras (6 Páginas) • 674 Visitas
El descubrimiento de los antibióticos: historia y evolución
El origen de la palabra antibiótico proviene del griego: anti significa contra, y bios, vida. Los antibacterianos son sustancias naturales, semisintéticas o sintéticas, que a concentraciones bajas, inhiben el crecimiento o provocan la muerte de las bacterias. Pero popularmente se les conoce a todos como antibióticos, aunque en realidad, estos son únicamente las sustancias producidas de forma natural por algunos microorganismos. Desde la antigüedad el ser humano ha utilizado compuestos orgánicos para el tratamiento de enfermedades infecciosas, como el extracto de algunas plantas y hongos de algunos quesos. En el siglo XIX, el prestigioso francés Louis Pasteur descubrió que algunas bacterias saprofitas podían destruir la bacteria del ántrax. En 1900, el bacteriólogo alemán Rudolf von Emmerich aisló una sustancia que podía destruir los microbios causantes del cólera y la difteria en un tubo de ensayo, pero no pudo aplicarlo en el tratamiento de las enfermedades. Se puede decir que la historia de los antibióticos como tal comienza en 1928, cuando un científico británico llamado Alexander Fleming, descubrió la penicilina. Sin embargo, no hay que olvidar la aportación de Paul Ehrlich a comienzos del siglo XX con el salvarsán para el tratamiento de la sífilis (1909).
Ehrlich estudió la relación entre composición química de los fármacos y su modo de acción sobre el organismo, así como sobre las células diana a la que iban dirigidos. Entre sus objetivos estaba el de encontrar productos específicos que tuvieran afinidad por los organismos patógenos y por ello, habló de “balas mágicas”, es decir, actuar sobre el agente causante de la enfermedad sin dañar al huésped. La idea de matar los microorganismos mediante el uso de agentes químicos era anterior a Ehrlich. Unna, en 1886, utilizó el ictiol y la resorcina en dermatología; Koch, por su parte, empleó el cloruro mercúrico; Biebrich (1882), el rojo escarlata; Laveran, Koch y Shiga utilizaron el atoxil –obtenido en 1860 por Béchamp, para tratar las tripanosomiasis [2,3].
Tras muchos estudios, con decenas de sustancias químicas y el uso riguroso del método científico, Ehrlich comenzó la labor de convertir el atoxil en un tóxico para el microorganismo patógeno que tuviese escasa o nula repercusión sobre el organismo huésped (enfermo). De este trabajo surgió el compuesto 606, al que puso el nombre de salvarsán o “arsénico que salva”, que se utilizó para el tratamiento de la sífilis. Se observó, que el compuesto producía ciertos efectos secundarios, por lo que Ehrich fue muy criticado por algunos adversarios. A pesar de que se trató de retener el producto hasta que se hubiera probado en centenares de pacientes, Ehrlich no pudo evitar la demanda creciente del nuevo fármaco. El salvarsán también tuvo otros de enemigos: la iglesia ortodoxa rusa, por ejemplo, consideraba que las enfermedades venéreas no debían tratarse, porque eran un castigo de Dios a la inmoralidad. Por otro lado, la policía alemana tampoco apoyaba la comercialización del salvarsán, para evitar la prostitución. Pasaron cuatro años para que Ehrlich sustituyera el 606 por el 914 o neosalvarsán, un producto más soluble, fácil de usar y que no perdía eficacia.
Años más tarde, en septiembre de 1928, un científico británico, Alexander Fleming estaba realizando varios experimentos en su laboratorio cuando al vigesimosegundo día, tras inspeccionar sus cultivos antes de destruirlos observó fortuitamente que la colonia de un hongo había crecido espontáneamente, como un contaminante, en una de las placa de Petri sembradas con Staphylococcus aureus. Fleming observó más tarde las placas y comprobó que las colonias bacterianas que se encontraban alrededor del hongo (Penicillium notatum) eran transparentes debido a que se había producido muerte bacteriana. Concretamente, el género Penicillium produce una sustancia natural con efectos antibacterianos a la que se le denominó penicilina. En un principio, sus colegas científicos subestimaron el descubrimiento de Fleming, pero durante la Segunda Guerra Mundial el antibiótico adquirió mayor interés. Los químicos Ernst Boris Chain y Howard Walter Florey desarrollaron un método de purificación de la penicilina que permitió su síntesis y su comercialización. También
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