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El Estado Actual De La Criminología: Un Breve Ensayo


Enviado por   •  8 de Febrero de 2015  •  5.744 Palabras (23 Páginas)  •  267 Visitas

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El Estado Actual de la Criminología: Un Breve Ensayo

(Tomado de Chris Eskridge, El Estado Actual de la Criminología, Revista Capitulo Criminológico, Vol. 32(4), Octubre-Diciembre 2004, pp. 415-432. Traducción de Verónica Lizbeth Martínez Moncada; revisada por Christopher Birkbeck)

RESUMEN

Aunque la evolución de la delincuencia y la desviación responde a la dinámica de los acontecimientos sociales, económicos y políticos a nivel global, es posible que la criminología tenga un impacto positivo en este campo. Para lograr esta meta, será necesario desarrollar los cursos interdisciplinarios en criminología y justicia penal alrededor del mundo, adoptar programas y políticas basados en la recopilación y evaluación sistemática de evidencias, y convertirnos en criminólogos efectivos – no solamente en el ámbito científico, sino también en el mundo político. Actualmente, la criminología no es una disciplina madura y no estamos seguros sobre cómo responder al problema de la delincuencia. Carecemos de instrumentos de diagnóstico preciso, de un cuerpo de conocimientos definitivos, de una comprensión de causas y efectos, y de una serie de modalidades de tratamiento generalmente consistentes. En este sentido, los criminólogos se parecen en algo a los médicos del Siglo XVIII.

PRÓLOGO

Aunque creo que la delincuencia y la desviación son materias importantes de estudio, es imposible separarlas de los eventos sociales y políticos contemporáneos. Visto desde esta perspectiva, francamente nuestro campo de estudio raya en lo insustancial. “Los acontecimientos se han ensillado y conducen a la humanidad”, dijo Abraham Lincoln. Aterradoras alarmas de posibles detonaciones de armas de destrucción masiva en grandes centros urbanos, la invasión de Estados Unidos a otros países, la interrupción significativa de los suministros mundiales de petróleo, entre otros posibles eventos catastróficos, tendrán una mayor influencia sobre la delincuencia y la desviación global que cualquier modelo preventivo que yo, o cualquier otro criminólogo, pueda proponer.

En la actualidad, la evidente preocupación global es que parecemos deslizarnos hacia un choque de civilizaciones. Mientras que la actual administración presidencial estadounidense parece haber atenuado sus acciones últimamente, las actitudes básicas están claramente inalteradas, y con toda seguridad no son atípicas de las opiniones de fanáticos religiosos en todo el mundo; Islámico, Cristiano, Judío y Hindú, cada uno convencido de su legitimidad única. Muchos creen que tienen un mandato divino, y enfrentan al mundo en términos maniqueos – los buenos contra los malos. Muchos se han proyectado como figuras mesiánicas en la guerra contra el mal, con poco o ninguna comprensión de, ni preocupación por, los hechos y la retroalimentación, la complejidad y la negociación. Por supuesto, en tal batalla, el hecho y la razón no tienen ningún lugar – solamente necesitamos consultar la historia de la Europa Medieval para visualizar el resultado de esta clase de pensamiento.

Hay voces clamorosas surgiendo por todos lados, y mientras muchas de ellas tratan de abordar el asunto de modo religioso, yo propondría una perspectiva diferente. Creo que la lucha no es enfrentar a una religión contra otra por sí mismas, sino que más bien es preferible poner mayor peso a la razón que al fanatismo, a la condescendencia contra la consideración, y a la tolerancia contra la insensibilidad. Los vientos políticos, de hecho, son más fáciles de sentirse que de pronosticarse, y obviamente la batalla final de esta contienda esta por librarse. En esta coyuntura, sin embargo, hay una perspectiva algo espantosa sobre el futuro, a menos que se oigan las voces de la moderación por encima de la batalla. Está en los mejores intereses de la civilización contemporánea ver que tales voces de moderación verdaderamente se amplifiquen. En la medida en que esto ocurra, y en la medida en que el cóctel cáustico de fundamentalismo y fanatismo de paso a la tolerancia y a la estabilidad, la criminología y los criminólogos podrán otra vez "desempeñar su trabajo.”

INTRODUCCIÓN

Ocasionalmente es útil detenerse brevemente y examinar las cosas para determinar dónde estamos y considerar a dónde necesitamos ir. La criminología académica tiene, quizás, una mayor necesidad que las demás disciplinas para entregarse a tal introspección, dada su historia algo complicada. Remontamos nuestras raíces intelectuales a aquellos que se clasificarían como filósofos (Beccaria), médicos (Lombroso), abogados (Blackstone), sociólogos (Durkheim), psicólogos (Garófalo), y politólogos (Vollmer). Y como en el mito del elefante proverbial de Aesop, el criminólogo es una combinación de todos éstos, pero ninguno de ellos en su totalidad. En los albores del Siglo 21, la criminología se ha transformado en algo diferente, algo absolutamente único que tiende a incorporar a casi todo el resto de las disciplinas de alguna u otra manera. La criminología es también una dosis de la realidad política y social contemporánea, y de este manantial las nuevas ideas y nociones fluyen sin cesar. El propósito de este ensayo es examinar el estado en el que actualmente se encuentra la criminología, y proponer un modelo para el crecimiento y el desarrollo futuros.

REDUCCIÓN DE LA DELINCUENCIA

De inicio, declaro que me adscribo a los principios formulados por Emile Durkheim hace un siglo (Durkheim, 1971). Me adhiero específicamente a su regla sobre la constancia de la delincuencia – habrá siempre comportamiento que la sociedad define como irregular, inaceptable, o criminal. Además, en el contexto general y longitudinal, no podemos reducir el alcance del delito. Es omnipresente. De vez en cuando, oigo a políticos hablar de la necesidad de emprender una política u otra para "eliminar" la delincuencia. Empero, no podemos erradicar el delito tanto como un médico no puede eliminar la muerte. Como un médico, sin embargo, los criminólogos pueden desarrollar las respuestas preventivas y curativas que pueden afectar positivamente los problemas actuales.

Déjenme hacer otra analogía. Un planificador financiero, toma los portafolios o cuentas económicos, identifica varios instrumentos de inversión que resuelvan situaciones y necesidades individuales, y los incorpora en cada uno de los portafolios o cuentas individuales de manera única y personal que maximice las ganancias de sus acciones. Nuestra tarea como criminólogos es muy parecida, pero a la inversa. Dentro del portafolio

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