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El Estado Global Del Aborto - Nicolás Juve


Enviado por   •  11 de Enero de 2013  •  1.707 Palabras (7 Páginas)  •  476 Visitas

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Nicolás Jouvé

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El estado global del aborto

Congreso Mundial de las Familias – Sesión Plenaria del Sábado 26 de mayo - Cultura de la Vida vs. Cultura de la Muerte

Prof. Nicolás Jouve (Catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá, Presidente de CíViCa, Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida)

Trataré brevemente de señalar la tendencia general a la implantación de leyes del aborto en el mundo y a esbozar las ideologías que la sustentan. De hecho, hoy constatamos que lamentablemente en las tres últimas décadas el aborto ha alcanzado a las legislaciones de casi todos los países, con una tendencia general cada vez menos restrictiva y más favorable. Actualmente casi dos tercios de la población mundial vive en países cuya legislación permite el aborto por diversas causas, habiendo llegado incluso a convertirlo en un derecho de la mujer, como ha ocurrido recientemente en España. Por contraste, solo un pequeño grupo de países que apenas abarcan un 3% de la población mundial prohíben el aborto sin excepción1 .

¿Qué es lo que ha inducido a esta corriente mundial?, ¿Qué es lo que mueve a los legisladores a darle la espalda a la defensa de la vida en la etapa embrionaria y fetal, que eran principios básicos de la humanidad hasta hace solo unas décadas?, ¿Por qué la Organización de las Naciones Unidas, un organismo que hace tan solo 50 años estableció la Declaración Universal de los Derechos Humanos en cuyo Artículo 3 se proclama que «todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona», hoy promueve el aborto?

Las razones que se esgrimen y por las que se pretende promover y favorecer el aborto en el mundo son básicamente dos: una de orden socio-económico y otra de carácter ideológico. Por un lado, se recurre al control del crecimiento de la población para paliar las dificultades de abastecimiento de los recursos necesarios para la alimentación y el bienestar de una población en continuo crecimiento. Por otro lado se difunden las corrientes ideológicas de la liberación de la mujer y de la ideología de género, que se traducen en la concesión de un derecho a la maternidad libremente decidida, lo que implica, entre otras cosas, que las mujeres puedan tomar la decisión inicial sobre su embarazo y que esa decisión, consciente y responsable, sea respetada2, incluso anteponiéndola al derecho a la vida del concebido no nacido.

Como veremos a continuación, ambas razones son falsas y lo peor es que en nombre de una pretendida sociedad del bienestar se imponen a la verdad científica, al valor de una vida humana singular, distinta e independiente de la madre desde la fecundación y en definitiva a la defensa de la dignidad humana de los seres más indefensos.

El primero de los argumentos, tiene su base ideológica en Thomas Robert Malthus (1766-1834) un economista inglés, considerado el «padre de la demografía», que en su «Ensayo sobre los principios de la población» publicado a finales del siglo XVIII, establecía que la disponibilidad de alimentos y espacio para satisfacer las necesidades humanas son limitados, por lo que inevitablemente llegaría un momento en que se produciría una catástrofe demográfica. Esta forma de pensar, se extendió a lo largo delsiglo XIX y se conoce como «maltusianismo». Para impedir sus consecuencias, Malthus planteó el control de los nacimientos y recomendó que empezara por las capas inferiores de la sociedad, los pobres y los obreros. Sin embargo, las previsiones de Malthus no prosperaron en su aplicación a las poblaciones humanas, debido a un factor que no había tenido en cuenta, la capacidad de superación de las dificultades con las mejoras en agricultura, ganadería, industria y comercio desarrolladas desde principios del siglo XIX. De cualquier forma, los augurios de Malthus han flotado en la mente de muchos filósofos y sociólogos que creen que únicamente se ha retrasado en su realización, por lo que aún hoy, superada una población mundial de 7.000 millones de personas sin que haya tenido lugar la anunciada catástrofe, se sigue propugnando la necesidad del control del crecimiento demográfico. Las ideas maltusianas afloraron con fuerza a finales de los años 60 a partir de un grupo de burócratas, directivos de corporaciones y políticos, unidos en el llamado Club de Roma.

La realidad es bien distinta y si la población humana se ha triplicado en el siglo pasado, la producción de alimentos ha crecido a un ritmo aún mayor, incluso sin aumento del suelo dedicado a la agricultura o a la ganadería. Es decir, lo contrario de lo predicho por Malthus. A este respecto, la FAO, el órgano de las Naciones Unidas para la alimentación en el mundo, emitió un informe de previsión de recursos alimenticios para los próximos años del siglo XXI en el que proclamaba que no hay escasez de alimentos en el mundo y que la producción global per capita nunca fue superior a la actual3. El problema no parece ser tampoco el de la falta de espacio. Es curioso verificar la falta de sentido de la pretendida limitación del crecimiento cuando uno constata que no hay correlación entre países ricos y densidad poblacional. De este modo, aunque

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