El cobarde soldadito de plástico

El cobarde soldadito de plástico

Érase una vez veinticinco soldaditos de distintos materiales. Todos iguales en forma, con su uniforme sucio, la vista baja y su fusil sin balas al hombro. Todos valientes menos uno, al que le habían asignado el material más frágil porque fue el último ser creado y ya no quedaba ninguna otra materia y eso hacía que tuviera miedo . Pero precisamente porque era distinto, era el que más provocaba la burla de todos. 

Un día los soldaditos fueron regalados a un niño muy curioso, que al notar los diversos materiales con que sus juguetes estaban hechos decidió hacer diversas comparaciones entre ellos. Comenzó por numerarlos y formarlos según le agradó su material, y para su mala suerte fue escogido como el último.

Las risas del resto de los soldaditos, le hicieron echarse a llorar

- ¿Por qué lloras  soldadito de plástico? ¡No seas cobarde! 
El soldadito se echó a reír debido a su gran enojo y el trol enfadado le contestó.
- ¿Ah no? ¡Pues ya verás!

Al día siguiente el niño colocó al soldadito en la ventana y de repente vino una enorme tormenta- no se sabe si por culpa del trol o por qué- y lanzó al soldadito hasta la calle. Rápidamente el niño bajó a buscarlo pero aunque el soldadito estaba ahí mismo, no lo vio. 

El soldadito se quedó sólo y por si fuera poco empezó a tronar, él no sabía qué hacer pero de pronto Unos niños lo encontraron y no se les ocurrió otra cosa que hacer un barco de papel y meterlo dentro para que navegara por las calles llenas de peligro. Pero no fue en absoluto divertido. El barco se movía cada vez más y el pobre soldadito empezó a vomitar, pero como era un soldado cobarde decidió  solo bajar la mirada y esperar su fin. Llegó a un desagüe donde la corriente era más y más fuerte y en esos momentos de angustia el soldadito sólo podía pensar en cómo sería su trágica muerte. Continuó en el barquito, pero hubo un momento en el que éste no pudo aguantar más, acabó deshaciéndose y el soldadito se hundió con él…. hasta que por ahí apareció una rana y  tomo al soldadito.

Abrió los ojos y no vio nada. Permaneció en la oscuridad, casi sin poder moverse hasta que la rana  lo depósito en un estanque y apareció un par de renacuajos. Los miró con curiosidad, y lo único que se le ocurrió fue escapar. Pero un momento fueron los peores 30 segundos de su vida, hasta que llego a una superficie en donde podía estar, aquel lugar resultaba familiar para el soldadito… ¡claro! Estaba en la fábrica en la que había sido fabricado, así que decidió entrar a ella, cuando de pronto por el nervio de ver muchas personas tropezó con una piedra, y en eso un trabajador lo piso, el soldadito se quedó sin piernas, para él ya era su fin, pero de pronto un señor muy bien vestido lo encontró y no le quedó más remedio que fundirlo.

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