El origen del conocimiento.

El origen de conocimiento

No hacen falta muchos conocimientos, ni profundizar en las ciencias para darnos cuenta de que el hombre desde el punto de vista biológico, no ha tenido tiempo de evolucionar para convertirse en una especie genéticamente especializada. El animal humano parece solo haberse adaptado a ser una especie urbana, organizada en supertribus llamadas ciudades. Un sencillo animal tribal que todavía caza y se reproduce en una nueva sabana asfáltica y que algunas veces reacciona racionalmente.

Al observar la naturaleza de homo sapiens, los filósofos han tratado de investigar el origen del conocimiento, y encuentran que en los demás animales hay cierta lógica, planifican acciones y posiblemente «hacen» algunos conceptos, sus pautas de comportamiento dependen en casi la totalidad, de adaptaciones culturales que le dan una serie de estrategias de supervivencia con las cuales supera a las demás especies.

El hombre es capaz de recordar, de reflexionar, es capaz de conocer y esto es una operación intelectual que unifica al sujeto con los objetos que lo rodean, esto es surge una relación entre quien conoce y lo que es conocido, asimilado en forma intencional. Al abstraer las características o notas inteligibles, se eleva sobre la materialidad misma del objeto en una función intelectual, de ahí que es una animal, en cuanto que posee las funciones de adaptabilidad de los demás seres vivos y racional en cuanto se abstrae y por tanto, gracias al pensar, supera las condiciones animales.

El hombre conoce y desea conocer siempre, de ahí que el origen del conocimiento se sitúa por su línea bilógica animal en la experiencia, por su capacidad de abstracción, en la razón y por su voluntad de conocer, en la acción.

1. La experiencia.- La experiencia es todo conocimiento que se origina a través de los sentidos y nos deja una impresión sensible, espontánea e inmediata de la realidad del objeto. La experiencia se origina en las vivencias que siente el sujeto al percibir en su conciencia la impresión que los seres, objetos o fenómenos que conforman su realidad, son hechos que amplían y enriquecen su pensamiento.

Desde que el hombre nace y adquiere su primer contacto con el mundo exterior, se va nutriendo de experiencias, mismas que lo acompañan durante toda su vida, hasta la última experiencia que es la muerte. Por ello, la sabiduría popular expresa: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”.

La experiencia se presenta como un tipo específico de conocimiento o saber práctico, mediante el cual el sujeto entra en contacto con la naturaleza y obtiene los conocimientos, y asi entra en la conciencia del individuo como algo singular y subjetivo. Por tanto, la experiencia es una fuente de conocimientos cuya realidad asi experimentada aparece con una certeza casi indiscutible.

Si expresamos el juicio “El sol calienta la tierra” estaríamos manifestando ciertas sensaciones, esto es, vemos el sol brillar y alumbra la tierra, sentimos su calor y sentimos que la tierra se calienta. Lo que significa que tenemos la experiencia y como testimonio de nuestros sentidos: la vista, el tacto, etc…toda una experiencia.

Debemos notar que en el juicio anterior, el sol alumbra la tierra y que ésta se calienta, establecemos una conexión casual. La experiencia nos está indicando que un acto va tras de otro. Tenemos la idea de que un acto deriva del otro y es causado por el otro.

De ahí que el termino experiencia puede tomarse en un sentido muy amplio, a veces como percepción, a veces como intuición. A la primera podríamos llamarla experiencia física, a la segunda experiencia intelectiva.

La experiencia física responde a la concepción clásica, que consiste en actuar sobre los objetos directamente, para obtener los conocimientos a partir de estos mismos. Ejemplo: cuando un niño levanta sus juguetes, advierte por esa experiencia física la diversidad de formas, de volumen, de peso, de colores, etc.

La experiencia intelectiva opera sobre los objetos para sacar conocimientos de ellos a partir de la abstracción en la que ésta empieza a conferir a los objetos caracteres o propiedades que no poseían los objetos por sí mismos.

Son ejemplo de este tipo las experiencias lógico-matemáticas. Así en una suma, e sujeto descubre una relación de independencia entre dos actos: la de reunir y la de ordenar. En esta experiencia el conocimiento se extrae de la acción y no de las propiedades físicas del objeto.

La palabra latina “experimentum” va más allá de la experiencia, es la experiencia que posee “un hombre de experiencia”.

Aristóteles la analiza en el primer capítulo de su libro “La metafísica” donde la describe como inferior a la episteme (ciencia), pero superior desde un ounto de vista práctico. (Metafísica, Aristóteles I, 1, N° 15)

Lo que constituye la experiencia de un hombre es ante todo la memoria, que registra y reproduce los diversos datos que le dan los sentidos, aunque los recuerdos, por numerosos que sean, no bastan para ser un conocimiento, si no se confrontan, esto es, deben ser comparados, resumidos, de tal forma que resulte en la conciencia un esquema aplicable a otros casos parecidos.

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