El pachuco y otros extremos.Octavio Paz
Enviado por max210893 • 16 de Mayo de 2016 • Tarea • 1.558 Palabras (7 Páginas) • 350 Visitas
El pachuco y otros extremos
Este capítulo comienza introduciéndonos a su “historia” de manera llamativa, Octavio Paz trata de abrir el apetito por el saber y el ser y el saber del ser que hay en nosotros, no ha concluido la primera página cuando nos cuestiona y nos invita a indagar, adentrarnos y dejarnos contemplar un poco más acerca de nosotros; una vez abriendo un poco nuestras mentes comienza el tema en cuestión, la retórica sutil la cual de nuevo nos llama a detenernos a pensar acerca de nuestra perspectiva del ser, del ser mexicano y de la soledad.
Entrando ya en tema, él nos habla un poco de manera directa acerca de los pachucos, los pachucos son a mi entender un modelo de persona, pero no una persona modelo, no son más que la idea del hombre solitario de sentirse parte de un algo, sin aceptarse previamente a sí mismo y sus orígenes, los pachucos no tienen un fin claro (al menos para sí mismos), su actuar es caótico e infinito, pues no saben dónde empezaron, hacia donde van o cual será su final.
A partir de aquí los “pachucos” no son mencionados más de manera directa, sin embargo varias de las ideas que toca Octavio pudiesen relacionarse con estos.
Aquí proseguimos con “el norteamericano y el mexicano”, gracias a la preparación previa que se nos dio, en este punto nuestra mente está más dispuesta a asimilar, está que llamaremos “tercera parte” se nos habla de 2 tipos de vida, 2 tipos de cultura, 2 tipos de apreciación y 2 tipos de soledad, esto en pocas palabras.
Hablando más sobre estas y dejando un poco las generalidades, Octavio Paz nos pinta un cuadro lleno de contrastes, donde más que blancos y negros, utiliza grises, pero a su vez, ningún gris pinta al mismo tono; mexicanos y norteamericanos… a pesar de estar tan cerca somos polos opuestos, llevamos bases e ideas contrarias y tenemos nuestros “sistemas del pensamiento” basados en diferentes “leyes”, más que hacernos notar nuestras diferencias y separarnos, en esta ocasión lo que se busca es tener una visión más amplia del tema, jugando con la moneda de nuestras culturas, Octavio señalando ambas caras, nos incita a mirar al borde. Se puede decir mucho y a la vez poco de este tópico y es que en sí no es muy vasto, su extensión se debe al afán de nuestro autor de hacer la idea tan clara como sea posible, más que enriquecerla del todo y es que no es una idea compleja, pero si una idea que tiene su dificultad al absorberla, así que para ayudarnos un poco, Octavio “masca” la idea durante un par de párrafos con la intención de hacer más fácil la digestión del lector.
La soledad se vive de distintas maneras y por distintas razones, pero a fin de cuentas sigue siendo soledad, sin importar nuestras diferencias, la soledad nunca nos permitirá encontrarnos solos, pues es la soledad lo único que nos une en un sinfín de ocasiones.
Máscaras mexicanas
Si tuviera que describir este segundo capítulo en un par de palabras, estas serían el “hermetismo mexicano”, esté es un concepto que Octavio Paz emplea durante el desarrollo de este tópico para hacer alusión al actuar del mexicano en cuanto a su desenvolvimiento en el ámbito sentimental y emocional.
En este segundo capítulo se nos habla sobre lo “cerrado” que es el mexicano, para el cuál “abrirse” es prácticamente un tabú, una sociedad en la que se menosprecia a las personas que tratan de abrirse a los demás, esto nos habla de la fragilidad que tenemos los mexicanos, aparentamos ser siempre fuertes, ser siempre estables y siempre tener el control de las cosas, de aquí el título de este capítulo “Máscaras mexicanas” y es que al parecer nos escondemos y nos refugiamos en todo lo que podemos con tal de no mostrar como en realidad somos, esto en parte nos habla de la necesidad de encajar en sociedad, aunque más que una cualidad de un “pachuco” sería una de nuestra cultura.
Los mexicanos podemos ser y parecer todo, menos lo que en realidad somos, en esta ocasión creo que Octavio Paz simplemente nos señala de manera cruda los actuares con los que nos engañamos día con día, aunque pareciese un tanto malinchista, sólo una persona que ama su país puede saber tanto sobre sus habitantes, sin embargo el mexicano toda descripción del mexicano pudiese ser nada más que una cubierta, pues el asevera que incluso nuestra forma de movernos, actuar, hacer uso de movimientos corporales, gestos, comportamientos y estructuras sociales se ven regidas por máscaras, pues no se refleja lo que en realidad somos; Pudiese ser que el hecho de no ser descritos completamente de manera intrínseca, se deba a que el cree en el potencial que llevamos dentro, si bien el mexicano no se abre, quizás eso sea para bien y para mal, pues si aún no se sabe en su totalidad su composición, no se sabría a ciencia cierta de que tanto somos capaces o quizás alguna otra sorpresa, en lo personal difiero de su opinión pues si bien el contexto de este libro repercute en sus expresiones y quizás por ser la soledad el tema principal, el decidió situar el tema en un mundo literario crudo, seco y desierto, el mexicano tiene sus formas de expresarse, quizás el mexicano “disimula su existencia” en ocasiones, pero el mexicano también es el primero en querer hacerse notar, quizás el mexicano sea el que se guarde las palabras, pero es el mexicano quien no se calla de vez en cuando. Pienso todos nosotros hemos encontrado nuestra forma de “abrirnos” al mundo, una manera muy propia, muy “a la mexicana”, no hay con que compararla pues es propia, si bien la soledad aflige al mexicano, el mexicano siempre busca la manera de no encontrarse solo, el mexicano se oculta a menudo, pero siempre busca ocultarse en compañía, si bien no tenemos las cualidades extrovertidas y de mente abierta deseadas, creo no son necesarias para nuestra existencia, “los mexicanos son creyentes” y eso lo puedo asegurar, pero es porque creemos que hay algo más allá que hemos podido seguir adelante.
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