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El pleito de las calaveras


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2012  •  Trabajo  •  4.054 Palabras (17 Páginas)  •  514 Visitas

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El pleito de las calaveras

Original de J.J. Fernández de Lizardi

Arreglo teatral de Felipe Reyes Palacios

Para Emilio Carballido

Y el Gato Calavera

Personajes

El Director: representante del grupo

Calavera 1ª.: una madre consentidora

Calavera 2ª.: un escribano tracalero

Calavera 3ª.: una casadita infiel

Calavera 4ª.: un cornudo consentido

Calavera 5ª.: un curro relamido

Calavera 6ª.: un soldado tunante

Coro de Colegialas

Coro de Colegiales

Introducción

(Aparece El Director del grupo y se dirige al público a telón corrido, o con una luz sólo para él, de manera que no se vea el fondo de la escena. Viste ropa de calle, pero lleva, colgado al cuello, una máscara figurando una calavera, y en la mano un palo que se usará como lanza o maza.)

El Director: ¡Buenas noches, damas y caballeros, muchachitas y jovencitos,

invitadas e invitados, y uno que otro colado a quien le alabo el buen gusto que tiene, pues se ha venido a meter adonde está lo bueno! Antes de comenzar la función, quería ofrecerles nuestras más sinceras disculpas porque estamos comenzando cinco minutos más tarde de lo anunciado... (Consulta su reloj.) Bueno, ya son diez minutos; con razón ya estaban impacientes. Es que venimos de dar otra función, desde Celaya. (Aquí se dirá el nombre de alguna población, barrio o institución vecina, como: Coyoacán, Tijuana o la Secundaria Diez.) Y por más que nos apuramos, nos tardamos en recoger nuestros tiliches. (Voltea de repente hacia un lugar localizado del público. Meneando la cabeza.) ¡Híjole! ¡Hasta acá escuché la pregunta que hizo ese cuate!: “¿Quién es ese mono?” Mira, mano, yo no soy ningún mono. Yo soy el director (o representante) de este grupo de teatro, o compañía de cómicos de la legua, que es lo mismo. Aunque suena muy rimbombante eso de “director”, la verdad es que también la tengo que hacer de tramoyista, de Al Capone los discos..., de pintor de escenografías, porque... (Hacia bambalinas.) ¡ah los actores, con eso de que siempre se están concentrando en su papel, no les gusta ensuciarse las manos!... Y el día de hoy me va a tocar hasta actuar un papelito, porque uno d los actores hizo berrinche ayer que lo regañé, y hoy no vino. Afortunadamente es un papel muy corto, en el que nada más tengo que decir unos versitos. Es un papel de algo así como un... un portero que había antes en las universidades, cuando alguien se graduaba de licenciado o de doctor, allá en la época del Periquillo... Este portero anunciaba las ceremonias así, miren. (Se coloca la máscara y da tres golpes en el piso con su lanza.) ¡Atención, bachilleres!... (Se quita la máscara.) Bueno, a propósito de la calavera, les iba a decir que estamos aquí porque nos invitaron a recordar, junto con ustedes, el día de Muertos. Nos explicaron que se trataba de una conmemoración a la mexicana, 8Dando caderazos a uno y otro lado mientras canta.) sin “trico, trico, jalogüin, jalogüin”, ni disfraces de brujas, ni esas ondas que no sabemos qué rayos significan, aunque de seguro algo querrán decir. Esperamos, entonces, que la conmemoración vaya acompañada de su respectiva fiestecita, y que al final de la función se nos convide un fino chocolatito con rico pan de muerto, o ya de perdida, que nos regalen una calaverita de azúcar, como recuerdo. Nosotros pedimos que la función fuera hoy, porque algunos compañeros de grupo, y posiblemente algunos de ustedes, acostumbran ir al panteón a dejar flores. O sea que hemos preferido hacer las cosas al revés de cómo dice el refrán.

Para esta ocasión, nos parece que es mejor primero la diversión y luego la devoción. De esa manera podemos dedicar el día de los Fieles Difuntos a recordar serenamente a nuestros muertos..., a darles, y a recibir de ellos, la bendición que es la memoria..., (Como recordando una lectura.) el amor y la memoria, el puente que une a los vivos y a los muertos... (Contiene la nostalgia. Transición.) Entonces, así es mejor, para que los chistes de esta obra no interrumpan nuestro pensamiento...

La obra que vamos a representar, aunque medio intencionada, es en el fondo inocente, como el día de Todos Santos, considerado el día de los muertos chiquitos..., tan inocente como el chocolatito con pan de muerto que nos van a convidar, o como la costumbre que tienen en los pueblos de repartirles a los niños la fruta que un día antes estuvo en la mesa de la ofrenda..., los niños siempre son los ganones... Y los niñitos que están aquí, algunos con bigotes, ya están impacientes por ver las calaveras de José Joaquín Fernández de Lizardi, el Pensador Mexicano. ¿Las llamamos? ¡Sale, pues! Yo conozco por lo menos dos maneras, muy seguras, para que se presenten. Fíjense en la primera. Como estas calaveras son actores, se conforman con muy poca cosa, con un aplauso. Disfrutan un aplauso como si fuera ¡néctar de los dioses, maná caído del cielo en medio del desierto! Vamos entonces a aplaudirles, pero fuerte. ¡A la una, a las dos y a las tres! (Se voltea hacia la escena, aplaudiendo. Espera un momento. En vista de que no pasa nada: ) ¡No salen!... (Volteando hacia el público.) ¡A mí se me hace que el aplauso...

(Advierte de repente la presencia de dos grupos que entraton un poco antes del aplauso, curioseando furtivamente. El de la izquierda, al lado del actor, es un grupo de tres Colegiales, y el de la derecha uno igual de Colegialas. Son unos adolescentes vivarachos y burlones; todos llevan en la mano máscaras de varilla representando calaveras; a ratos se acercan la máscara al rostro, y otras veces la dejan muy aparte. Visten uniformes escolares, pero de hace muchos años; por ejemplo, los colegiales con boina y corbata, las colegialas con trenzas y moño.)

¿Y ustedes?... ¿Quiénes son ustedes?... ¡Ah!..., son un grupo de colegialas calaveras... (Las Colegialas se ríen porque una de ellas ha dicho, a medio volumen: “Somos dos, cuenten bien”. El Director voltea hacia ellas.) ¿Qué dijeron?

La Colegiala: (Con fingida inocencia.) Decía que somos dos grupos.

Los muchachos están allá y nosotras aquí. Cada quien vino por su lado. (Más risas.)

El Director: ¿Y saben sus papás, o sus maestros, que están ustedes aquí?

Un Colegial: ¡Claro que sí! Ni modo que nos quedemos encerrados, estudiando,

mientras todos están aquí viendo la función de teatro.

El Director: En efecto, no sería justo. Bueno, ya que están aquí...

(Como buscando asientos entre el público.) Mmh..., son seis... Bueno, miren, acérquense esas sillas que están allá afuera, y siéntense aquí,

...

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