Energías Limpias

La sociedad moderna funciona y se mueve gracias a la utilización de energía, se interactúa y se hace uso de ella prácticamente en todas las actividades del ser humano, desde la situación más cotidiana como el encendido de una ampolleta hasta aquella en la que la energía es el motor que impulsa y determina la productividad en una industria. Actualmente las energías de mayor consumo son las denominadas no renovables, que se caracterizan por el agotamiento de sus fuentes. Ante esta situación surge la necesidad de encontrar y fomentar nuevas energías que no presenten esta característica, permitiendo alcanzar estabilidad energética para sus consumidores, pero por sobre todo, logrando mayor equilibrio con la Naturaleza al no adulterarla de forma permanente e irreversible.

Las energías que constituyen la solución a este problema son llamadas energías limpias, las cuales se identifican por provenir de fuentes naturales no agotables y por el mínimo impacto ambiental que causa su utilización, entendiendo ésta última como el proceso de extracción, transformación, consumo y generación de huella medioambiental.

A continuación se desarrollarán los principales métodos de formación de energías limpias.

El primero de ellos corresponde a la utilización de la energía solar. Esto consiste en la captación de radiación solar directa como fuente de energía, transformándola en calor y electricidad. El calor se obtiene mediante colectores térmicos, y la electricidad a través de células fotovoltaicas.

Los colectores solares funcionan en base a la absorción de la radiación solar transfiriendo esta energía calórica al agua, la cual aumenta su temperatura al pasar por una red serpenteante de tubos de cobre.

Las celdas fotovoltaicas se basan en la transformación de la energía electromagnética emitida por el sol en energía eléctrica a través de un sistema de módulos solares. Esta electricidad se puede utilizar de manera directa, se puede almacenar en acumuladores para un uso posterior, e incluso se puede introducir en la red de distribución eléctrica.

El segundo método a considerar es la Energía eólica. Se trata de la energía renovable asociada al viento que se puede transformar en electricidad, de una manera sencilla y cada vez más eficiente, usando aerogeneradores. Es una energía limpia y ha comenzado a ser competitiva. Como contrapartida de las ventajas señaladas, las instalaciones de energía eólica no pueden implantarse en cualquier ubicación, ya que ésta debe ser óptima geográficamente debido al elevado número de horas de viento y velocidad requeridas para la generación y almacenamiento acumulativo de energía.

El tercero corresponde transformación de la energía de la Biomasa (Masa Biológica). Las plantas representan el depósito natural de energía solar y de recursos químicos. La materia de las plantas es la fuente de energía renovable denominada Biomasa. Esta energía fotosintética es la mayor fuente de energía en muchos hogares. La madera y desperdicios de la agricultura se pueden utilizar para generar electricidad o en el calentamiento en procesos industriales; fue la principal (y por mucho tiempo la única) fuente de energía de la humanidad. En la actualidad su utilización podría suplantar el uso del petróleo, ya que procesando aceites de origen vegetal se logra un producto combustible compatible con motores, turbinas y maquinarias de combustión interna. También la Biomasa húmeda puede convertirse biológicamente

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