Ensayo sobre Dorian Grey.

La Vida Sin Alma de Dorian Gray.

Laura Urrego Gómez. 

“Nada, excepto los sentidos, puede curar el alma, como tampoco nada, excepto el alma puede curar los sentidos”

El Retrato de Dorian Gray narra la historia de un hombre cuya alma se queda atrapada en una pintura, y que retrata la vanidad, la moralidad, el egoísmo, la vida y la muerte, todo de la mano de una persona cuya apariencia permanece siempre joven. No fue así desde un principio; Dorian Gray era un joven destinado a envejecer al igual que todos, pero lo hacía especial su belleza, comparable con las más hermosas estatuas griegas. Ésta había sido inmortalizada por el pintor Basil Hallward multiples veces, pero cuando Dorian conoce a Lord Henry Wotton, un hombre superficial y de lengua intelectual que le llena la cabeza con la idea de que su belleza es su más preciada posesión y debe aprovechar sus años mozos, su corazón se llena de envidia hacia aquel retrato que permanecerá bello por siempre, y logrando, sin intención, que esto ocurra. Podemos ver como Dorian, perpetuamente obsesionado con su belleza, se preocupa porque ésta vaya a desaparecer no solamente a medida que envejece, sino a medida que peca, y renuncia a su alma para poder conservar sus dorados rizos y perfectos labios intactos, lo que conduce a la pregunta ¿Es posible vivir de manera buena, permaneciendo dentro de los límites morales propios, si no tienes un alma que te guíe?

El Retrato de Dorian Gray nos introduce a un joven amante a los placeres de la vida, siendo uno de éstos, uno de los primeros, la adolecente Sybil Vane, una muchacha de inmesurable hermosura y talento, de quien se enamora perdidamente, y de la cual, sin embargo, se desencanta con la misma rapidez con la que creyó amarla. Una vez su amor por ella, superficial por cierto,  se desvanece, entonces él la agrede y dice que no volverá a verla, rompiendo su corazón sin sentir ningún tipo de arrepentimiento, mientras que en ella, en su profundo sufrimiento, decide suicidarse. Al recibir la noticia, Gray se muestra triste, pero no necesita de más de unas cuantas palabras por parte de Lord Henry para superar su aparente melancolía. Dorian Gray no deja ver un verdadero sentimiento de culpa ante sus acciones, pues su motivación al intentar enmendar las cosas no surge de su interior, sino del concepto que está en su cabeza de las cosas que son malas y que considera como pecados.

La reacción del joven al entender que aquel cuadro es el reflejo de sus pecados es de miedo y vergüenza, la cual una vez más se desvanece rápidamente, dando a entender que no eran emociones arraigadas en lo profundo de su ser, sino superficiales y pasajeras. Aceptando aliviado el hecho de que no va a envejecer, Dorian decide llevar el retrato a una habitación de la que solamente él tiene la llave y cubrirlo y así no tener que verlo. Aquella pintura hubiese sido para él una brújula moral, indicándole cada vez las cosas que estarían llevándole por un mal camino, pero, decidiendo seguir por el camino de lo superficial, decide dejar de lado aquello que habría podido ayudarle y en cambio lo ignora por completo, rechaza la realidad de sus pecados y decide vivir sin medir las consecuencias.

Dorian Gray, a medida que el tiempo pasa, se vuelve conocido en Londres ya no por su encanto y belleza, sino por corromper a los jóvenes, llevándolos por el camino del pecado y el placer que le obsesionan. No es importante para él que la gente hable de lo terrible persona que es, como tampoco lo es saber que ha arruinado las vidas de aquellos que habían sido sus amigos íntimos, obligándolos a dejar la ciudad o con su nombre y reputación manchados para siempre.  A pesar de que puede notarse compasión hacia dichos individuos, Dorian se comporta con falsa cordialidad hacia ellos que enmascara la frialdad y falta de interés que siente por esos cuyos corazones habría roto, y no se inmuta al imponer su voluntad por encima de la de los demás, y de usar sus secretos para conseguir lo que quiere a cambio de no divulgarlos.

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