Epigenetica y Lamarck
Enviado por Catalina Quintana Novoa • 27 de Abril de 2018 • Ensayo • 861 Palabras (4 Páginas) • 163 Visitas
Catalina Belén Quintana Novoa
Lamarck, entre mito y realidad.
Las interrogantes sobre la evolución son muchas, a tal punto que surgieron teorías intentando dar respuestas a estas preguntas. Una de estas es la herencia de caracteres adquiridos postulada por el naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck (1744 – 1829). La epigenética es “la rama de la biología que estudia las interacciones causales entre los genes y sus productos que dan lugar al fenotipo”[1], y gracias a esta, los postulados de Lamarck comienzan a ser reconsiderados.
Múltiples estudios y experimentos han demostrado que el postulado evolucionista de Lamarck podría no estar tan equivocado como se pensaba.
Epigenética (del griego επι, y γενετικοσ, sobre el origen) es el estudio de los factores y agentes que juegan un factor fundamental en la genética moderna y que interactúan con elementos de la genética clásica, estos factores genéticos estarían determinados por el ambiente y no por la herencia interviniendo en la determinación de la ontogénesis la cual describe el desarrollo de los organismos.
En cierta medida podemos volver a encontrar este concepto en el trabajo de los científicos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela cuando desarrollan su trabajo sobre la autopoiesis (αυτο ποιεσισ; creación de sí mismo) según la cual los sistemas se construyen a sí mismos tomando elementos del medio ambiente, en el libro De máquinas y seres vivos (1973), pág. 78, podemos leer: “una maquina autopoietica es una maquina organizada (definida como unidad) como una red de procesos de producción, transformación y destrucción de componentes que: 1-. A través de sus interacciones y transformaciones continuamente regeneran y realizan la red de procesos que los han producido, y 2-. Constituyen la maquina como una unidad concreta en el espacio en el que los componentes existen”[2].
En apoyo a este postulado el epigenista Renato Paro realizó experimentos con moscas de la fruta, exponiendo huevecillos a altas temperaturas (37°C). Estas moscas tienen la particularidad de que al ser expuestas a altas temperaturas cambian la tonalidad de sus ojos de blanco a rojo, y, además, si se exponen los embriones a temperaturas elevadas, estas nacen con los ojos rojos. Luego de este experimento, ocurrió algo inesperado, las crías de las moscas sometidas a altas temperaturas comenzaron a nacer con los ojos rojos, algo que normalmente no sucedería debido a que estas no fueron sometidas a ningún tipo de factores externos como sus progenitores.
Otro ejemplo, es una especie de pulga de agua que a verse amenazada por depredadores desarrolla una especie de muralla defensiva en su cuerpo que reaparece en sus descendientes si son fecundados en instantes de temor[3].
Otro interesante ejemplo relacionado con una historia japonesa se relaciona con los cangrejos samurái. En 1185 la fuerza de clan Genji liderada por Minamoto aplastaron el clan de los Heike en la última batalla de una guerra que había durado 5 años para obtener el control de Japón ese día muchos guerreros fallecieron en el mar y según la tradición el espíritu de estos guerreros aún vive en las profundidades. Es en esta localidad donde subsiste una especie de cangrejo llamada Heikegani en estos animales el caparazón presenta curiosas rugosidades que semejan una cara humana, de esta manera nació la leyenda de que los guerreros muertos se transformaron en estos cangrejos. Huxley defendiendo la idea de la selección natural afirmaba que, “esta adaptación específica solo pudo haber sido producida por selección natural actuando a lo largo de cientos de años”, esta idea surgio debido a que los pescadores evitan comer estos cangrejos de manera que a lo largo de las generaciones estos animales fueron favorecidos por la selección (en este caso artificial) y hoy es más frecuentes encontrar cangrejos con el caparazón parecido a un rostro humano, esto da cuenta a como una carácter adquirido por estos cangrejos, en este caso su caparazón fue heredado a sus progenie hasta el día de hoy como una manera de protegerse y sobrevivir ante el medio ambiente[4].
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