Epistemologia
Enviado por • 22 de Junio de 2014 • 2.206 Palabras (9 Páginas) • 219 Visitas
Consignas
Texto 1 – Mitos, emblemas e indicios. Morfologia e Historia
1. Teniendo en cuenta el cambio epistemológico de las ciencias: menciona cuales fueron las principales características de los distintos métodos de estudio científico.
2. Explica el sentido que adquiere “ las nuevas formas de relacionarse”
3. ¿Por qué la realidad puede mostrar “ indicios o pruebas”?
Texto 2 – Intimidad y esfera publica. Politica y cultura en el espacio nacional argentino.
1. ¿Qué relación plantea el autor entre : Peronismo y Constelacion de eventos?
2. ¿Qué importancia adquiere el estudio de la “salteñidad”?
3. Explica cual es la posibilidad de ofrecer un estudio de caso y su relación con el espacio geográfico (sujeto-objeto de estudio)
1. En este artículo Ginzburg trata de ver “cómo hacia fines del siglo XIX, surgió silenciosamente en el ámbito de las ciencias humanas un modelo epistemológico (agrega: si se prefiere, un paradigma), al cual no le hemos prestado la suficiente atención. Un análisis de tal paradigma, ampliamente empleado en la práctica aunque no se haya teorizado explícitamente sobre él, tal vez puede ayudarnos a sortear el tembladeral de la contraposición entre racionalismo e ¡nacionalismo (p. 138). Ginzburg plantea y reconstruye de manera notable el paradigma de conocimiento inicial. Para ello se remite a dos dimensiones históricas. La primera se orienta a la explicación y análisis de la trayectoria iniciada en el siglo XIX por tres personajes que realizan sus análisis sobre la base de datos secundarios: el crítico pictórico Giovanni Morelli, el novelista policial Arthur Conan Doyle y el creador del psicoanálisis Sigmund Freud. Morelli (quien presentó sus primeros ensayos firmados bajo el seudónimo de Ivan Lermolieff) examinaba los detalles menos trascendentes, como el lóbulo de las orejas o la forma de las uñas, para reconocer al autor de los cuadros examinados. El creador de Sherlock Holmes arribaba al autor del delito por medio de indicios varios, como las cenizas de cigarrillos o las marcas de lápiz labial. Pero sin duda que la relación más sugestiva que establece el historiador italiano es la de Freud. En el análisis que realiza Freud del “Moisés” de Miguel Ángel (1914) reconoce las lecturas de Morelli realizadas entre 1895 y 1898, cuando el descubridor del psicoanálisis “descubre la pintura”, por lo tanto Ginzburg explica que la relación existente entre ambos métodos no es conjetural, sino documentada. ¿Qué podía representar para Freud la lectura de los ensayos de Morelli? Es el mismo Freud quien lo señala: la postulación de un método interpretativo basado en lo secundario, en los datos marginales considerados reveladores. La alusión a una actividad inconsciente nos impresiona acerca de la identificación del núcleo artístico con los elementos que escapan del control de la conciencia (p. 143). Síntomas, indicios, rasgos pictóricos como instrumentos reveladores frente a lo inaccesible de la observación directa por medio de datos superficiales. De allí que Giznburg ubica entre 1870 y 1880 el comienzo de la afirmación del paradigma indicial. Pero habíamos anticipado que eran dos las dimensiones históricas. Nos hemos referido a la primera. Veremos ahora la segunda. Ginzburg se remonta nuevamente de manera notable y erudita, al modo de conocimiento de la realidad sobre la base del relato y la tradición oral, a una fábula oriental en tiempos remotos de cazadores. Tres hermanos envueltos en el robo de un camello describen por medio de datos secundarios (indicios mínimos) que lo que han visto no es un camello sirio otro animal. Este saber, dice el autor, es cinegético. Lo que caracteriza a este tipo de saber es su capacidad de remontarse desde datos experimentales aparentemente secundarios a una realidad compleja, no experimentada en forma directa (p. 144). “Descifrar” o “leer” los rastros de los animales son metáforas. Pero Ginzburg agrega que esa conexión ha sido formulada, en forma de mito aitiológico, por la tradición china. Por otra parte si se abandona el mundo de los mitos y las hipótesis por la historia documentada, no pueden dejar de impresionarnos las innegables analogías existentes entre el paradigma que acabamos de delinear y el paradigma implícito en los textos adivinatorios mesopotámicos, redactados a partir del tercer milenio a. C. Ambos presuponen el minucioso examen de una realidad tal vez ínfima, para descubrir los rastros, hechos no experimentables, directamente por el observador. La actitud cognitiva era similar, pero sólo formalmente, puesto que el contexto social era en todo diferente. Si pasamos de la cultura mesopotámica a la griega, tal constelación cambia profundamente, al constituirse nuevas disciplinas como la historiografía y la filología. Es obvio que de tan decisiva mutación, que por cierto es la que caracterizó la cultura de la polis, aún somos herederos. Menos obvio es el hecho, agrega el autor, de que en ese cambio tuvo papel preponderante un paradigma definible como sintomático o indicial. Ello se hace evidente en el caso de la medicina hipocrática: sólo observando atentamente y registrando con extremada minuciosidad todos los síntomas es posible elaborar “historias” precisas de las enfermedades individuales (p. 146). Pero este paradigma, como se ha dicho, permaneció implícito, avasallado por el prestigioso modelo del conocimiento elaborado por Platón. En este sentido, el hiato decisivo en la constitución del paradigma científico estuvo basado en el significado epistemológico y simbólico de Galileo que, para la ciencia en general, ha permanecido intacto. Las disciplinas que Ginzburg denomina indiciales (incluida la medicina), son eminentemente cualitativas. Tienen por objeto casos, situaciones y documentos individuales, “en cuanto individuales”. El empleo de la matemática y del método experimental, implicaban respectivamente la cuantificación y la reiterabilidad de los fenómenos, mientras el punto de vista individualizante excluía por definición la segunda y admitía978880612896MED la primera con función solamente auxiliar. Todo ello explica por qué la historia nunca logró convertirse en una ciencia galileana. En el transcurso del siglo XVII se produce la incorporación de los métodos del anticuario al tronco de la historiografía, que llevó a la luz los lejanos orígenes indiciales de esta última, hasta entonces ocultos. Si bien el historiador no puede referirse, ni explícita ni implícitamente, a series de fenómenos comparables, su estrategia cognoscitiva, así como sus códigos expresivos, permanecen intrínsecamente individualizantes (aunque el “individuo” sea, dado el caso, un grupo social o toda una sociedad). El conocimiento histórico, como el del médico, es indirecto, indicial y conjetural
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