Era 9 de julio y desperté con olor a café, me levante de mi cama, me vestí para ir a la escuela y con ansias baje las escaleras
Enviado por mica.lu9 • 25 de Agosto de 2016 • Resumen • 714 Palabras (3 Páginas) • 176 Visitas
Era 9 de julio y desperté con olor a café, me levante de mi cama, me vestí para ir a la escuela y con ansias baje las escaleras.
Mientras desayunaba, mi mamá preparaba unos sándwiches para que pueda almorzar, porque hoy, por primera vez, conocería la casa histórica de Tucumán. Al terminar mi desayuno, fuí con mi papá caminando hasta la escuela donde me encontré con la seño y me mandó a formar para el izamiento, mi papá se despidió y se fué.
Mientras escuchaba nuestro glorioso himno, mi cabeza se obstruyó con una única pregunta, ¿Qué es la libertad? Al finalizar la última estrofa, la directora nos saludo cordialmente y nos permitió ir a los cursos.
Cuando llegue, me senté frente al pizarrón, mientras tanto, la seño de ciencias sociales entro, nos saludo y avisó que en una hora nos esteraríamos yendó a la casa histórica. En el trascurso de esa hora nos pidió sacar el libro de historia y contó sobre lo que sucedió el 9 de julio de 1816 y lo importante que fueron esos sucesos para toda América del sur.
Yo no podía dejar de pensar en mi pregunta. Así que, cuando terminó de hablar la seño, me acerque lentamente a su escritorio y le pregunte ¿qué es la libertad?, A los que me contesto “es el derecho básico de todas las personas”. Yo seguía sin entender. Entonces llego la hora de irnos a la casa histórica, formamos en la entrada de la escuela y comenzamos a caminar detrás de las señoritas.
Luego de cruzar varias calles y ver varios edificios, llegamos a la casa histórica. En el frente se encontraba conformado por muros blancos, una enorme puerta azul, la cual estaban acompañada por una ventana en cada lado, recubiertas cada una por unas rejas y en lo alto de la puerta se encontraba nuestro escudo.
Ese día la casa estaba llena, por lo cual entramos por grupos separados, un señor nos guio por todas las habitaciones de la casa mientras nos contaban detalladamente sobre ellas. A pesar de todos los valiosos tesoros que vi en la casa histórica, ninguno me ayudo a responder mi pregunta.
La seño nos dijo que podíamos pasear libremente quince minutos antes de irnos. Así que, fui a observar un aljibe que se encontraba en el patio. Siguiendo la tradición, cerré los ojos, tire una moneda y pedí un deseo. Justo en ese momento sentí que mi cuerpo se balanceó hacia delante, de repente, sentí dolor de cabeza y mi visión se encontraba nublada.
Entonces, entendí que me había caído dentro del aljibe, grite por ayuda y un joven, vestido con trapos de color marrón, me tiro una soga para que pueda salir. Creo que no entendía que solo tenia 11 años y que mis fuerzas eran de un enclenque pero luego de varios tirones logro sacarme.
-ponte a trabajar, me dijo con un acento muy raro y tirándome una escoba.
-los niños no trabajan, le conteste con una risa irónica.
En ese momento me di cuenta que el patio estaba vacio, y comencé a notar cambios en los muros de la casa.
-¿Dónde está la seño?, le pregunte al joven que me ayudó a salir del aljibe.
-¿Qué seño? Me preguntó el joven.
En ese momento escuche gritos en unas de las habitaciones y pensé que podía ser la seño. Entonces, comencé a caminar rápido hasta la habitación, al entrar, encontré a varios señores disfrazados como próceres gritando ¡viva la independencia!. Había sentado en una silla cerca de la puerta, un joven llamado Juan Martin, a quien le dije mi agobiante pregunta. El joven me miro, sonrió y me dijo “es el sentimiento, que llena el alma de gloria, y nos permite unirnos a pesar de las diferencias”. El joven se levantó y comenzó a gritar “¡viva la patria carajo!” y todos los señores imitaron aquel grito y salieron en cuadrillas al patio. En todo ese disturbio, me llevaron por delante, hasta el patio donde trómpese con los adoquines del camino y caí en la tierra.
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