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Etolologia Animal

12 de Junio de 2013

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ETOLOGIA ANIMAL

“Si hablas con los animales ellos hablarán contigo y los conoceremos mutuamente. Si no hablas con ellos, no los conocerás. Y lo que no conoces lo temerás. Lo que uno teme, uno lo destruye.”

Chief Dan George

ÍNDICE

* Porqué estudiar el comportamiento animal

* Antecedentes históricos y evolución de la Etología

* Conceptos de Etología

* Relación de la Etologías con otras ciencias

* Objetivos de la Etología

1.1. ¿PORQUE SE ESTUDIA EL COMPORTAMIENTO ANIMAL?

El ser humano desde tiempos prehistóricos ha observado cómo se comportan los animales que lo rodean, en un principio como objeto de mejorar sus tácticas de caza, al punto de crear intrincadas y laboriosas estrategias de cacería y tomar estos animales como una ofrenda divina a la que debían respetar, ya que de alguna manera les ayudaba a sobrevivir en un ambiente estéril.

Ya desde un comienzo de su vida en sociedad, el ser humano ha sido acompañado de animales, los cuales han ayudado en el proceso de cacería, o simplemente domesticados para tener en ellos una reserva de carne sin arriesgarse a los peligros que implica una cacería. En eras más modernas los humanos han estudiado el comportamiento de las especies animales domesticadas con el fin de mejorar sus condiciones de vida, ya que en algunos casos estos animales han servido como compañía en el hogar y en el trabajo, además otras especies animales han servido como alimento a poblaciones humanas que se han visto en la necesidad de mejorar sus condiciones nutricionales y reproductivas, mejorando su hábitat y medio ambiente, teniendo así estas sociedades una fuente de proteína de mejor calidad que hace algún tiempo atrás.

Hay que recordar que desde tiempos inmemoriales, los humanos eran recolectores – cazadores y que por ello debían observar el comportamiento de sus presas, al punto que investigaciones arqueológicas demuestran que el ser humano desde hace mas de 5000 años, reconocía descripciones de más de 100 tipos de aves y 50 tipos de peces, según Kramer (1963) y Mountjoy (1980).

Entre los primeros científicos que estudiaron el comportamiento animal estuvo CHARLES DARWIN quien desarrolló su estudio principalmente a través de su teoría de la selección natural, donde puso a consideración el comportamiento de los animales en términos evolutivos. Darwin también influyó en la etología de ésta época con su libro "La Expresion De Las Emociones En El Hombre Y Los Animales" (1872) en el cual habla sobre el instinto, las emociones, la memoria y hasta el amor, afirmando que estas facultades del hombre se pueden encontrar incipientemente en los animales.

Más tarde, George Romanes, siguió trabajando sobre este tema, además con la inteligencia animal y a partir de estos trabajos se puede considerar que se elaboró el primer tratado de psicología animal comparada (1882). Unos años después apareció Conway Lloyd Morgan quien escribió el libro "Introduccion a la Psicologia Comparada” (1894) y criticó a los trabajos de Romanes e incluso de Darwin por la antropomorfización de ciertos atributos síquicos de los animales. Este argumento posteriormente resultó ser uno de los fundamentos para la escuela de los Psicologos Conductistas, iniciados por John Watson (1913) y posteriormente seguidos por B. Skinner, desde donde se desarrolló la Psicología Americana, la cual se diferencia notablemente de la europea por sus métodos de estudio.

Los investigadores europeos tenían profundos conocimientos en zoología, y estaban interesados en el estudio del comportamiento de los animales en su medio natural, sin intervencionismo y manejando las condiciones más parecidas a su ambiente natural. Su interés se centraba sobre todo en los comportamientos innatos, a través de la observación, comunes a todos los miembros de una misma especie, como por ejemplo los comportamientos de asecho de los grandes felinos, o el galanteo precopulatorio de los gorriones. Realmente su principal interés se centraba en las causas evolutivas del comportamiento, mientras que los conductivistas americanos estaban más interesados en los fenómenos de aprendizaje en animales superiores, mamíferos, todo bajo un marco de investigación en condiciones controladas.

Desde la segunda mitad del siglo 20, estas dos tendencias divergentes unificaron criterios para el estudio del comportamiento animal, fundamentando la Etología Moderna, la cual recibió su verdadero desarrollo científico cuando Konrad Lorenz, Niko Tinbergen y Karl Von Frisch recibieron su premio Nobel en Fisiología y medicina en 1973 en reconocimiento a sus trabajos en comportamiento animal. (Carlos Alberto Martinez Chamorro MVZ MVH Esp MSc (c))

En un futuro, y con proyección hacia éste, es necesario el estudio de la conducta de los animales con fines proteccionistas y de conservación.

Si se entiende cómo se comportan las especies, es probable que se puedan conocer métodos para protegerlas. Hay que tener en cuenta que hay especies animales que son de importancia y utilidad científica para el ser humano, como por ejemplo en el desarrollo de medicamentos, previa investigación en animales de laboratorio, desarrollo de antídotos y sueros extraídos de fluidos corporales de algunas especies, estudios de comportamiento en situaciones de estrés que hubiesen sido imposible realizar con humanos.

Por último, otro motivo para el estudio del comportamiento animal, es la propia admiración que tiene el ser humano hacia especies animales que desde un pasado muy lejano lo han acompañado, y verse reflejado en animales que aunque no tienen el mismo grado evolutivo, puede identificar patrones de conducta que los animales y el hombre comparten, como por ejemplo comportamientos maternales o comportamientos ligados a la supervivencia y convivencia gregaria.

1.2. Antecedentes históricos y evolución de la Etología

Los hombres han estado interesados en la conducta animal desde las épocas más remotas, básicamente porque los animales podían ser una buena presa para alimentarse o porque ellos mismos podían ser la presa de los depredadores. Cómo podrían sino construir una trampa, o cazar presas peligrosas de mucho mayor tamaño que ellos mismos sin tener un verdadero interés sobre el comportamiento animal?. Este conocimiento era la clave para su supervivencia. Seguían a los rebaños de grandes mamíferos salvajes y más tarde supieron domesticarlos. Ello queda patente en pinturas rupestres de hasta 30.000 años a.C. donde se representan escenas de diferentes situaciones de los hombres dominando a los animales.

Aunque los primeros humanos han observado y especulado sobre la vida de los animales desde hace miles de años, la comprensión de la conducta animal ha tardado mucho en plantearse. Durante la Edad de Oro de la Grecia Clásica, cuando todo el saber, i inicialmente basado en explicaciones irracionales, se conforma como un conjunto coherente de explicaciones racionales (Racionalismo). Para los filósofos griegos el hombre era un ente aislado dotado de alma, mientras que los animales, al no tener alma, eran meras comparsas que actuaban irracionalmente. Claramente, la conducta animal no era interesante. Sin embargo, tenemos alguna excepción: Aristóteles en su Historia Animalium registró la conducta animal y reconoció en ellos memoria, inteligencia y emociones, e incluso, un desarrollo evolutivo de las especies.

Uno de los primeros que escribieron sobre el comportamiento animal en su concepto actual fue el zoólogo inglés John Ray. En 1767 publicó un texto científico sobre el “comportamiento instintivo” de los pájaros. Describió cómo los pájaros abandonan sus nidos cuando son jóvenes, pero pueden construir los nidos característicos de su especie cuando son adultos. Ray no era capaz de explicar ese fenómeno pero realmente detectó que era un comportamiento complejo que podía desarrollarse sin necesidad de ser aprendido.

Siguió la Edad Media con ideas parecidas, los animales se limitaban a obedecer a un instinto donado por un Creador por el que se garantizaba su supervivencia. Como el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, era el único ser cuyo comportamiento

estaba regido por la razón, San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino excluyeron al hombre de la Scala Naturae de Aristóteles.

Durante el Renacimiento las leyes divinas entraron en conflicto para resolver este conflicto aparece René Descartes (1596-1650), que argumentó que el universo se componía de materia física y de mente humana (alma o espíritu); la materia física estaba gobernada por las leyes naturales, mientras que la mente por las leyes divinas. Este dualismo cartesiano, obviamente sancionado por la Iglesia, difundió la idea de que el cerebro y la mente constituyen entidades separadas. El cerebro y el cuerpo (humano y no humano), al ser materia física, podían ser objeto de investigación científica.

Unos 100 años después, los naturalistas franceses del siglo XVIII tuvieron una influencia importante en el desarrollo de esta ciencia. Por ejemplo, Charles Georges Leroy es un naturalista, quién sin tener una formación sobre zoología, en sus descripciones comportamentales biográficas se manifestaba una preocupación taxonómica y publicó un libro sobre inteligencia y adaptación de los animales. Leroy criticó duramente a aquellos filósofos

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