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Eutanasia


Enviado por   •  29 de Julio de 2014  •  4.886 Palabras (20 Páginas)  •  237 Visitas

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Definición y clasificación de la eutanasia

Desarrollo histórico

Los fenómenos de vida y muerta siempre han generado inquietud y reflexión en el ser humano, y específicamente la eutanasia y homicidio por piedad ha sido y es un tema de profundo debate desde épocas antiguas. Es así que incluso para su estudio y conocimiento se ha llevado a cabo una clasificación por etapas a fin de facilitar el conocimiento en cuanto a su desarrollo histórico, entre las que tenemos:

Entre algunos pueblos primitivos se acostumbraba a matar o abandonar a los ancianos y a personas muy enfermas. Por ejemplo en la cultura esquimal se practicaba una especie de eutanasia voluntaria, que consistía en que el anciano realizaba una petición expresa de ser abandonado durante tres días en un iglú herméticamente sellado; caso contrario, otras culturas orientales se han caracterizado por elaborar códigos que protegían e incluso privilegiaban a sus miembros ancianos. (Etapa primitiva)

Aquí se cita el caso de los celtas, para quienes el designio eugénico se completaba con el propósito eutanásico, puesto que se le daba muerte a los ancianos valetudinarios. La práctica extendida entre algunas tribus antiguas y grupos salvajes quienes imponían como obligación sagrada al hijo administrar la muerte buena al padre viejo y enfermo. (Etapa antigua)

Un caso bíblicamente registrado es el que se presenta en el capítulo I, 9 y 10 del Libro Segundo de Samuel que narra cuando el Amalecita llega del campo de Saúl en busca de David, para contarle la muerte de su Rey en el monte de Gelboe. El Amalecita cuenta que estaba aquel clavado en su lanza tratando en vano de morir, pues lo espeso de la armadura de mallas que le cubría era obstáculo para que el arma penetrase enteramente en su cuerpo, por lo que Saúl le rogó al Amalecita que se colocase sobre él y le matase; éste le confesó a David que se puso sobre aquél porque sabía que no podría vivir después de su caída. Por esa forma de homicidio piadoso, David hizo matar al Amalecita por haber dado muerte al ungido de Jehová. (Pueblo judío)

En Atenas, el Estado tenía por costumbre suministrar el veneno –la cicuta– a quienes lo solicitaban explícitamente para poner fin a sus sufrimientos. Sin embargo, el término eutanasia no se empleaba para designar tales prácticas, las cuales eran catalogadas como ayuda a morir o la acción directamente occisiva. En el caso de la sociedad espartana, los niños deformes eran abandonados, mientras los ancianos eran considerablemente respetados. Según la historia, grandes pensadores de Grecia y Roma practicaron el suicidio eutanásico. Se cuenta que el filósofo griego Diógenes se suicidó cuando cayó gravemente enfermo; de igual manera, Zenón de Sitio, fundador de la escuela estoica, y Epicúreo de quien se dice, no llegó a suicidarse, pero se embriagó para no tener conciencia de su muerte. Igualmente, la mentalidad eugenésica también condujo a la eutanasia. Platón en el Libro III de la República escribió:”Por consiguiente, establecerás en nuestra república una jurisprudencia y una medicina tales cuales acabamos de decir, que se limitarán al cuidado de los que han recibido de la naturaleza un cuerpo sano y un alma hermosa. En cuanto a aquellos cuyo cuerpo está mal constituido, se les dejará morir y se castigará con la muerte a aquellos otros cuya alma sea naturalmente mala e incorregible”. También debe tomarse en cuenta al pensador Teofrasto (Siglo III A.C.), quien elogiaba a un tal Tracias de Mantenea que inventó remedios para inducir a una muerte fácil e indolora. Es oportuno señalar que la cultura griega siempre estuvo regida por el autogobierno y que en la misma se acuñan diferentes ejemplos de eutanasia entendida como correcto morir. (Pueblo griego)

En Roma, similar a lo que acontecía en el pueblo griego, existía un depósito de cicuta a disposición de quien mostrase ante la corte deseos de abandonar la vida lo cual, al decir de Jiménez de Asúa respondía a la costumbre de facilitar el suicidio, más que a fines eutanásicos. Por otro lado, la eutanasia neonatal estaba autorizada legalmente en Roma a través de la Ley de las XII Tablas donde el padre podía matar al nacer, a los hijos gravemente deformes. (Pueblo romano)

En esta etapa se habló sólo de matar por misericordia a los que caían gravemente heridos en el campo de batalla. Las guerras, pestes y epidemias acontecidas inspiraron a causa del espíritu religioso, el arte de bien morir. Sin embargo, para los cristianos medievales la idea de matar por compasión resultaba repugnante, pues admitían que el dolor venía de Dios y debía ser aceptado como expresión de voluntad del Todopoderoso. El no matarás era considerado como el más importante de los diez mandamientos y ningún hombre podía infringirlo, aunque se tratase de los sufrimientos más crueles. A pesar de que Santo Tomás de Aquino en su obra La Suma Teológica no hace referencia alguna a la eutanasia, dedica dos cuestiones al suicidio el cual reprueba por tres razones: por ir en contra del amor que el hombre se debe asimismo, por ir en contra de la sociedad, y contra el amor de Dios. Tomás Moro en su obra Utopía manifestaba que, si bien a los incurables se les trataba de aliviar de sus enfermedades, si se trataba de un mal que no tenía cura y que causaba continuo dolor eran convencidos de que, en vista de que eran inútiles para las tareas de la vida, molestos para los otros y una carga para sí mismos no dudasen en morir. Además, pensasen en librarse de una vida tormentosa, procurándose la muerte o que otro se las diese. De esa manera, aquellos que eran persuadidos se dejaban morir de hambre o recibían la muerte mientras dormían sin darse cuenta. Por su parte, en Inglaterra a Francis Bacon (1561-1623) autor de la Nueva Utopía Atlantis se le atribuye el uso del término eutanasia como se concibe en la actualidad. Con dicho término no postulaba la muerte del enfermo, sino sólo la ayuda en el morir. Bacon exhortaba a los médicos a no aceptar el dolor como una fatalidad, sino a la investigación de métodos tendientes a disminuir los sufrimientos y a hacer más benigno el último trance del moribundo. (Etapa medieval)

Tras su conformación, el derecho público europeo contó con un ingrediente filosófico fundamental, consistente en los principios de moral práctica devenidos de la religión católica. (Etapa moderna)

Para la Iglesia romana el bien por excelencia –la vida humana– era el valor ético por excelencia, por lo que su lesión o puesta en peligro ha sido objeto de condena, tanto en lo que respecta a conductas homicidas, como en el caso de suicidio. No obstante, existían excepciones a esa particularidad fundamental de la tradición ética cristiana de cara

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