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Existe El Metodo Cientifico?


Enviado por   •  19 de Enero de 2014  •  2.616 Palabras (11 Páginas)  •  810 Visitas

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Existe el método científico?

Aproximación a las Relaciones entre Método, Ciencia y Filosofía

1. Introducción

El estudio del método científico ha merecido especial atención por diversos personajes a lo largo de la historia del pensamiento filosófico. A su vez, dos maneras de abordar dicho estudio han sido recurrentes. Así, se ha mostrado un seguimiento en torno a las ideas científicas desde una perspectiva histórica y, por otro lado, se ha dejado el historicismo a un lado para confinarse de manera directa sobre las teorías propuestas. Sea cual sea la alternativa que se elija, las dos anteriores representan un enfoque satisfactorio al momento de estudiar la ciencia.

En el siguiente escrito adoptaré una posición no historicista, y mucho menos teorizante. Antes bien, me dirigiré hacia el intento de respuesta a una pregunta central: ¿Es útil al científico la filosofía de la ciencia? Interrogante éste ya planteado por Tamayo en su libro ¿Existe el Método Científico?[1] Así, la parte interpretativa mía estará dirigida en procura de aclarar el papel de la Filosofía de la Ciencia frente a la Ciencia misma.

2. La existencia del método científico: lo que no entra en discusión (o en contra del “anarquismo” de Feyerabend)

La pregunta por la existencia del método científico pareciera, de antemano, estar mal formulada. Lo interesante es cuestionarse por la naturaleza con la que dicho método cuenta; Le cuestionaré por los procesos seguidos, así como por los principios adoptados por el científico al momento de desarrollar una investigación. Sin embargo, en este primer apartado me detendré no tanto en la naturaleza del método científico sino en considerar por qué el anarquismo metodológico presentado por Feyerabend se hace insostenible dentro de la discusión del papel de la Filosofía frente a la Ciencia.

Si asumimos que dentro de una discusión filosófica lo interesante frente al tema del conocimiento científico vendría a descansar en el intento por determinar la naturaleza y los alcances del método científico, no lo es menos el intento por aclarar aquello que por método debería entenderse. A este respecto, Tamayo es directo, claro y breve en su apreciación: “por método científico entiendo la suma de los principios teóricos, de las reglas de conducta y de las operaciones mentales y manuales que usaron en el pasado y hoy siguen usando los hombres de ciencia para generar nuevos conocimientos científicos”[2].

Que existe un método en ciencia es algo evidente de suyo; para sostener esto basta con apoyarnos en la historia misma de las ideas científicas; ideas éstas que han logrado plasmarse dentro de un hábeas de escritos que abarcan los asuntos más simples y básicos con los que se dio inicio a la llamada Filosofía de la Ciencia, hasta los estudios más densos realizados en la Época Contemporánea.

Pero si quisiéramos sostener de una manera más directa la existencia de un método científico podríamos afirmar que la ciencia existe gracias al método (sea éste el que fuese). Sin embargo, la pregunta determinante dentro del contexto en el que nos ubicamos no es si existe o no un(os) método(s) al momento de hacer ciencia. Lo que asumimos, en primera instancia, es que tal método existe necesariamente puesto que la ciencia ha prevalecido, y esto no sería posible sin el papel desarrollado por método alguno. En otros términos, la ciencia es posible o ha sido posible gracias a la prevalencia de su regulador primario, el método.

Así pues, dar comienzo a un estudio sobre el método científico supondría sostener, como punto de partida, su existencia, y por tanto, oponerse a la idea de que la historia de la ciencia no ha mostrado un conjunto de reglas teóricas o prácticas que se sigan. Bajo este orden de ideas, propiciar por un anarquismo metodológico a ultranza a lo Feyerabend sería sostener de entrada una actitud opuesta a toda actitud científica.

Podríamos afirmar entonces sin temor alguno a equivocarnos, que la ciencia no es más que el conjunto de procedimientos que, sumado a un andamiaje teórico, pretende una mejor comprensión de los hechos. Frente a esto, un anarquismo tan fuerte como el sostenido por Feyerabend atenta contra la naturaleza misma de la ciencia. Tal vez frente a este aspecto, se haría más sostenible la corriente anarquista débil y que Tamayo señala en los siguientes términos: “si bien en el pasado pudo haber habido un método científico, su ausencia actual se debe al crecimiento progresivo y a la variedad de las ciencias, lo que ha determinado que hoy existan no uno sino muchos métodos científicos”[3]. Lo anterior nos sirve de enlace para lo que nos interesa tratar a continuación.

2.1 ¿Singularidad o pluralidad metodológica?

Como bien lo intentamos mostrar anteriormente, la tesis anarquista débil tiende a ser considerable puesto que nos ofrece una posición más accesible a lo ocurrido en ciencia en cuanto a método se refiere. Esto es, dado que existen, y han existido muchos métodos, se hace insostenible hablar de la prevalencia de un método único[4] cuando se cuenta con una pluralidad de éstos. Nosotros conocemos (y Tamayo mismo lo ha señalado) la existencia de múltiples métodos (por ejemplo, el método inductivo-deductivo, el método a priori-deductivo, el método hipotético deductivo, etc.), a los que habría que sumarle la proliferación y separación de las ciencias con respecto a sus objetos de estudio[5].

Puesta la discusión en estos términos, contamos con dos opciones: abogar por la multiplicidad, o por el contrario, la existencia de un método único. Ya hemos dicho que esta última opción es descartable de entrada por razones válidas y que han sido señaladas en el libro que tratamos; entre otras: la heterogeneidad y complejidad de la ciencia contemporánea, la naturaleza no cuantitativa o matemática de conceptos que imposibilita el reduccionismo y el surgimiento de las llamadas ciencias humanas. Todo esto tomado bien en conjunto o de manera singular, conduce hacia el impedimento por sostener un método único en ciencia. Pareciera entonces más factible hablar no del método único sino de métodos, dada la pluralidad de ciencias.

Por lo pronto, creo que no nos queda difícil admitir que la ciencia ha cambiado, y lo ha hecho de una manera tal que en su interior se exige la independencia de saberes y procedimientos con el fin de desarrollar investigaciones mucho más completas de los diferentes objetos de estudio. Así, el progreso en el ámbito científico parece medirse no tanto por la cantidad de saberes que se puedan acumular sino por la información completa que pueda tenerse

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