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El ser humano tiene como muchos derechos, el escoger que, cuando y donde comprar y consumir alimentos que sirvan y aporten nutrientes y energía que beneficien la salud, el bienestar y la vitalidad de cada uno y de sus familias, algunos deciden comer más carnes, otros más verduras otros deciden ser vegetarianos, otros veggan y otros deciden no comer.

Sea cual sea la decisión que tomen frente a los alimentos, en el mundo existe cualquier variedad de comida, desde la típica, la refinada, la chatarra, las legumbres, las frutas, los dulces entre otros, unas en lugares exclusivos y de caro acceso y otras que se pueden encontrar en carritos o puestos en cada esquina de un barrio cualquiera.

Para decidir que comida se debe consumir cada persona tiene que tener en cuenta la parte económica, la parte de aseo e higiene de los alimentos, el lugar de venta y la forma de transporte y producido de dichos alimento y su salud, en cuanto a alergias o indigestiones y las preferencias o gustos personales para poder disfrutar en plenitud de la comida.

La demanda de alimento ha ido creciendo, a medida que el ser humano ha ido reproduciéndose y creciendo su especie, la comida es algo de vital importancia ya que aporta lo suficiente y necesario para que el cuerpo del ser humano este en perfectas y vitales condiciones y podamos realizar las actividades que diariamente hacemos, tales como caminar, trabajar, pensar, hablar, etc.

El problema con la parte alimenticia, es que en los últimos años se ha evidenciado un alto número de comida en mal estado, proveniente de fuentes no muy salubres y en malas condiciones, que han causado daños en la salud de las personas que las consumen, tales cono intoxicación, brotes en la piel, problemas digestivos, diarreas entre otras, atentando contra la integridad de las personas y la confianza que depositaron estas en sus vendedores, proveedores, transportadores y procesadores de dichos alimentos que causaron daños al no ser tratados, creados y cultivados de la mejor y más adecuada manera.

Lo que sucede con el ser humano es que en la actualidad preferimos al comida rápida, que puede ser pedida a domicilio y es de rápido acceso que realizar una comida saludable en casa, que requiere de tiempo, de ensuciar cosas y finalmente tener que limpiar para luego volver a realizar el mismo proceso tantas veces como se desee preparar algún alimento para ser consumido.

El resultado es un sistema en el que la comida rápida, más barata que la saludable, ha copado restaurantes y supermercados, provocando daños a veces letales y asegurando un futuro de obesidad y diabetes generalizado, mientras crece sin control un sector de empleo barato y desprotegido que mantiene a raya a las entidades gubernamentales que deberían estar fiscalizándolo. Ya que este emplea grandes cantidades de personal, aportando a la baja de taza de desempleo en países como el nuestro y por lo tanto es un buen aporte.

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