Fotogeología
Enviado por brayean20 • 18 de Septiembre de 2014 • 4.113 Palabras (17 Páginas) • 209 Visitas
- Rutina Fotogeológica (Según López, 1988)
La manera correcta de comenzar un trabajo fotogeológico consiste en la anotación cuidadosa y constante de todos los datos que puedan ser necesarios para una posterior interpretación geológica. Analizaremos a continuación los diversos pasos a seguir para la delimitación de un terreno, mediante fotos aéreas.
1ro.- Anotación de obras humanas.
Una vez preparado y montado sobre las fotografías el papel de calco con sus diversas rotulaciones previamente hechas (Punto Central y Transferidos, número de fotografía, hoja la que pertenece, etc.) se calcan con un lápiz rojo, bien afilado, las obras humanas más destacables de la fotografía, carreteras, ferrocarriles, pueblos, minas, etc. Es conveniente tener a mano un mapa topográfico de la zona para la localización y rotulación de caminos, canales, nombres de pueblos, etc. Aconsejamos que junto a los pueblos se rotule su nombre para la posterior identificación de la zona. En la leyenda existente al principio del libro vienen anotados los símbolos de uso más frecuente.
Daremos aquí una ligera orientación, para el principiante en geología, sobre la identificación de vías de comunicación, dado que a veces es fácil confundir carreteras con vías de ferrocarril, sin embargo, son fácilmente diferenciables; éstas últimas presentan un trazado recto, con curvas de gran radio y pendientes suaves, a diferencia de las carreteras, que, debido a la mayor movilidad de los vehículos que las usan, pueden adaptarse mejor a la topografía de la zona, presentando curvas muy cerradas y fuertes pendientes.
2do.- Hidrografía.
Una vez calcado sobre el papel todo lo referente a obras humanas se pasa a anotar la red hidrográfica. Esta anotación puede presentarse bajo dos aspectos:
a) Servir de guía para el paso del trabajo fotogeológico al mapa. En este caso se calcan con lápiz azul los cauces de los ríos y arroyos mas importantes, sin necesidad de anotar los arroyos de tercer y cuarto orden ni los distintos tipos de corrientes (esporádica, perenne, brazos muertos de un río, brazos de crecida, lecho de inundación, etc.). Si se necesita confeccionar un mapa planimétrico final, la precisión y abundancia de anotaciones irán de acuerdo con la cantidad de datos que se desee obtener.
b) La red hidrográfica tiene valor en sí. Por ejemplo, para la separación litológica de distintos materiales, estudios de pantanos, canales, trasvase de aguas, etc., deben aprovecharse las enormes ventajas ofrecidas por las fotografías aéreas y anotar con la mayor exactitud y precisión todos los detalles hidrográficos que ésta pueda ofrecernos, en la mayoría de los casos superior a los obtenidos en el campo.
3ro. Geomorfología.
El análisis geomorfológico que se pude realizar sobre las fotografías aéreas es muy importante, aunque no exhaustivo, teniendo que recurrir al trabajo de campo para poder completarle, sin embargo, su uso no sólo reduce considerablemente este último, sino que puede aportar una serie de datos que de otra manera pasarían inadvertidos. Dado que una de las bases principales de la interpretación fotogeológica es el análisis geomorfológico, el fotogeólogo debe estar ampliamente formado en este tema por ser uno de los que mas directamente pueden influir en su trabajo. Se hace un análisis de la morfología originada por los distintos procesos erosivos, tipos de rocas, fracturaciones, plegamientos, etc.
4to. Estudio geológico.
Terminados los dos estudios anteriormente citados se pasa al geológico, propiamente dicho. Igual que los pasos anteriores debe ser definitivo, es decir, una vez terminado el estudio del drenaje no debe ser necesario volver sobre la fotografía para rectificar ni añadir ningún dato. En el estudio geológico se debe obrar con una metodología distinta, dando sucesivas pasadas al trabajo hasta completarlo definitivamente.
La primera pasada o estudio preliminar ofrece una visión de conjunto de la zona y el fotointérprete debe limitarse a anotar sólo los rasgos más seguros e importantes de ella, este trabajo deberá realizarse de una manera metódica y exhaustiva, anotando todo tipo de capas, afloramientos, fracturas, fallas y demás rasgos geológicos claramente visibles en la fotografía. No es conveniente realizar la interpretación fotogeológica en esta primera pasada; así, los contactos entre dos formaciones sólo deben marcarse si son absolutamente seguros.
Si no se está seguro de la exactitud de un contacto, pero es conveniente su anotación para localizarlo en las fotografías colindantes, se puede dibujar con una línea de puntos, rectificable a trazo continuo cuando la seguridad del contacto se haga mas patente. Tanto en un caso como en otro, a ambos lados de la línea de contacto se anota otra a lápiz, del color correspondiente a la formación. Si no se está seguro de la identidad litológica se espera a una segunda vuelta antes de marcar con color, la precisión de dibujo así obtenida es superior a la logrado usando el lápiz exclusivamente.
Para los distintos tipos de formaciones se usan lápices de distintos colores, siempre perfectamente afilados, para no empastar el dibujo. La tabla geológica internacional de colores debe emplearse en el mapa final, pero no durante el trabajo fotogeológico, donde es conveniente destacar las formaciones importantes con colores bien visibles, así como las capas guías, etc. Si no se dispone de colores suficientes para el número de distintas formaciones se pueden trazar rayas horizontales, verticales, cruces, etc., procurando no empañar la claridad del dibujo. Los afloramientos, buzamientos, direcciones de esquistosidad y en general todos los rasgos propios de una roca se anotan en el color que previamente se les haya signado, y en negro las fallas fracturas, ejes de pliegues y demás rasgos estructurales que puedan afectar a una zona externa y no a una roca en particular.
Una vez terminada la primera pasada se da una o dos mas (suelen ser necesarias), en las que se afirman o rectifican las anotaciones anteriores, se terminan de identificar las litologías, marcar las fallas y contactos, etc. Según sea la naturaleza del estudio y el fin al que vaya encaminado se completa mas en un sentido que en otro, por ejemplo, en un trazado de carreteras interesará marcar la zona de desplomes, avalanchas, peligro de coladas fangosas, etc.
Si no es fácil encontrar el límite entre una formación y otra, como muchas veces ocurre, se pone el símbolo de “contacto no localizado” (ver leyenda al principio del libro) y se cierra el trabajo sin intentar forzar un contacto que, de hecho, no se ha podido
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