Funcion Social De La Educacion

El sistema educativo venezolano está preparando a la población para un cambio de patrones de conducta política, social y ambiental, asumiendo a la educación como un proceso transformador de la sociedad, necesario para impulsar un modelo que acople lo social, ambiental, cultural con lo tecnológico. Dentro de ese modelo juega un papel fundamental la educación para el trabajo, ésta debe trascender la connotación meramente económica y responder al ideario del Maestro Simón Rodríguez: "Educar para la vida".

El trabajo, entendido como la más importante de las actividades humanas, responde no solo a necesidades de subsistencia, sino también de sociabilidad, de autorrealización personal y profesional.

La educación para el trabajo pretende en el estudiante, asegurar una progresiva toma de conciencia de su propia identidad personal y de sus propias en las que se desarrolla la función docente en las escuelas de los distintos tipos y niveles educativos, es oportuno hacer una nueva reflexión acerca de la trascendencia de la función del maestro en la sociedad del Siglo XXI.

En principio, hay que plantear que la esencia del ser del maestro parte de considerar que el maestro se mueve en el mundo de las ideas, pero sobre todo, en el universo de los ideales, de las utopías; es decir, el maestro como forjador de la sociedad, es un alimentador de sueños y de ilusiones para que los estudiantes hagan realidad sus deseos, anhelos y aspiraciones, y al mismo tiempo, encuentren el camino que les llevará a cumplir sus metas y alcanzar su realización personal.

Al hablar de los maestros un tema obligado es el de la vocación, entendida ésta como una inclinación, nacida de lo más íntimo de la naturaleza de una persona, dirigida hacia determinada actividad o género de vida, que en este caso se refiere a la tarea educativa, en la cual, ni las autoridades educativas, ni la legislación escolar, ni el poco dinero que se recibe como salario, ni las malas condiciones de las escuelas, ni la falta de libros, muebles, equipos o materiales de apoyo, son impedimentos para que un maestro con verdadera vocación deje de cumplir con su tarea. Por eso, si hay un maestro que no cumple con lo que tiene que hacer, aduciendo como pretexto alguna de estas situaciones, se tiene enfrente a un maestro que carece de vocación y cuyos intereses están en cualquier parte menos en el espíritu de servicio que se requiere para formar desinteresadamente a sus alumnos.

También hay que decir que la función magisterial es un quehacer profesional que muchas veces es subestimado, perdiendo de vista que el maestro, a través de sus enseñanzas trasmite un mensaje de vida, de ideas y de amor por el conocimiento, como una valiosa aportación que contribuye al crecimiento y el desarrollo de los individuos y las colectividades.

Así, el papel primordial del maestro consiste en implementar el proceso de enseñanza-aprendizaje, además de liberar el potencial de los alumnos, de dirigir coordinadamente el grupo, de representar a la escuela ante la comunidad y de ser factor de cambio social.

Tenemos que recordar también que la primera condición para que el maestro enseñe correctamente es que sepa bien su materia, que sea un experto, lo cual significa, que tiene que continuar aprendiéndola siempre, día tras día, año tras año, capacitándose, actualizándose y superándose. La segunda condición, es que sienta gusto por lo que enseña y por como lo enseña, que se interese y se ocupe, que se apasione y se emocione; sin pasión y sin emoción difícilmente se puede enseñar o aprender algo.

Estas dos condiciones están íntimamente unidas y la una es la continuación adecuada

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